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Convento Jerusalén. Una mujer fotografía la falla de Convento Jerusalén, ayer por la mañana. josé Jordan/AFP
El baile de máscaras de Convento devuelve la fe en el arte fallero

El baile de máscaras de Convento devuelve la fe en el arte fallero

«El nivel siempre es brutal, año tras año», aseguran los visitantes del ruedo, que evitan las horas centrales del día por las altas temperaturas

Á. SERRANO

VALENCIA.

Sábado, 4 de septiembre 2021, 00:53

La imagen ayer alrededor del ruedo de la falla de Convento Jerusalén-Matemático Marzal sorprendía. No por inesperada, porque la mejor falla de Valencia siempre atrae a cientos, incluso miles, de personas, sobre todo el día después del galardón. Ayer era viernes por la mañana y había menos movimiento que en un día 17 de marzo, pero lo cierto es que en plena pandemia (o en sus últimos coletazos, quién sabe) las algomeraciones en la demarcación de La Roqueta eran llamativas. El baile de máscaras del 'Desenmascarats' de Pere Baenas con diseño de Alejandro Santaeulalia venció y convenció, a tenor de los comentarios ayer en el ruedo. «Es increíble, todos los años están a un nivel brutal», decía una mujer a otras amigas que recorría el interior de la falla en uno de los tramos recayentes a la calle Matemático Marzal.

Convento Jerusalén es una de las comisiones son más solera de la ciudad, sino la que más. Sin embargo, hay cosas que se llevan como se llevarían en un casal más pequeño. Por ejemplo, son los más jóvenes de la comisión quienes se encargan del control de acceso al ruedo: en la mañana de ayer, una joven vendía entradas («no demasiadas, la verdad») a dos y tres euros, según fueran para menores o adultos, y otras dos ofrecían gel hidroalcohólico a la entrada. Bueno, «ofrecer» quizá no es la palabra correcta porque no era, en realidad, optativo.

La falla de Convento se puede admirar desde lejos, pero para distinguir los detalles y seguir el guión correctamente, hay que entrar al ruedo. En el diseño del monumento los artistas han planteado dos encaramientos para la falla, que se observan desde Matemático Marzal, tanto en sentido San Vicente como en sentido Bailén. En el primero de ellos, los distintos personajes del baile de máscaras conforman una escena que crece hacia las alturas, mientras que en el segundo, dos bustos de grandes dimensiones se llevan un dedo a los labios, como pidiendo silencio o que no se revele un secreto: las máscaras no deben caer.

Las escenas inferiores, por su parte, se centran en distintos aspectos a los que la falla va desenmascarando: la política, el cambio climático... muy comentada fue una escena en la que aparece la familia real y otra en la que los políticos independentistas aparecen caracterizados como ratas, dirigidos por un flautista de Hamelin que, en realidad, es Carles Puigdemont. Los visitantes también detectaron algunos problemas de pintura, como en un payaso determinado. «Pero son errores que apenas se notan», decía Marta, vecina de Valencia.

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