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Los daños del agua. Desperfectos visibles en la pintura y los detalles de la falla de L'Antiga. Damián Torres

«El jurado debe distinguir entre un accidente y la obra del artista»

Los evaluadores de otros años rechazan la creación de una normativa que unifique los criterios para puntuar la calidad de una falla

M. GUADALAJARA/ E. RODRÍGUEZ/Á. SERRANO

Viernes, 3 de septiembre 2021, 00:30

valencia. Los jurados de años anteriores creen que el concurso de fallas de ayer tuvo en cuenta los daños producidos por el temporal. De hecho, están convencidos de que así fue. «Si un jurado no sabe distinguir los daños provocados por una tormenta del trabajo de un artista, no es digno de ser jurado», explicitó ayer Fernando Manjón, que ha sido tres veces jurado de Especial en ejercicios anteriores.

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Quienes ayer recorrieron las demaraciones de la ciudad se encontraron con desperfectos en las comisiones más importantes. En Especial, nada tan grave como la caída de un retablo de uno de los remates de Na Jordana o la desaparición de la mayor parte de la pintura del kraken de L'Antiga de Campanar (terroríficas imágenes en la noche del miércoles con la falla tambaleándose de forma alarmante), pero sí hubo desconchones en Sueca-Literato, una fisura que inclinó la falla de Reino de Valencia-Duque de Calabria hacia atrás 20 centímetros, problemas con la pintura en Plaza del Pilar o incluso la caída del ala de un pájaro situado en el remate de la incompleta Cuba-Literato que se precipitó contra el pecho de la aviadora, lo que le causó una fractura evidente.

Este monumento, por cierto, fue uno de los que mejor parados salió de la noche de la tormenta. Si bien es cierto que la falla no entraña una estructura muy arriesgada (lo que hace más improbable posibles desprendimientos), la pintura apenas sufrió desperfectos. «El artista se aseguró bien de echar muchas capas de barniz hidrófugo. Solamente se ha caído una pequeña pieza, uno de los abanicos que conformaban un ala del pájaro y que al caer ha hecho una pequeña grieta en el pecho de la pieza principal», explicó ayer el presidente de la comisión, José Giménez, que insistió en que se trata de daños insignificantes.

«Al final estamos hablando de arte y tú decides si algo te gusta o no», asegura Miguel Cortón

En cualquier caso, Junta Central Fallera pidió ayer comprensión y empatía a los jurados a la hora de valorar las fallas, dado que algunas, como General Pando o la Ferroviaria, se fueron al suelo por la fuerza del viento. Los jurados de otros ejercicios consultados por este diario creen que de verdad sus compañeros de 2021 tuvieron en cuenta lo ocurrido horas antes. Aunque en un primer momento, en la noche del miércoles, el presidente de la Junta Central Fallera, Carlos Galiana, llegó a plantearse cancelar el concurso, finalmente se celebró, con los jurados saliendo puntuales de la sede hacia las distintas demarcaciones al filo de las 8 de la mañana.

Miguel Cortón ha sido miembro del jurado durante muchos años. De Especial lo fue en los años 2016 y 2018. Y asegura que la pauta que les marca Junta Central Fallera es clara: «Si hay problemas por la lluvia el jurado no debe tenerlos en cuenta». Para Cortón, el problema de las inclemencias meteorológicas es que dejan un claro rastro en la pintura de los monumentos, con lo que su cometido, según reafirma, está en conseguir diferenciar aquel fallo o matiz propio de la propuesta y los desperfectos ajenos al equipo de artistas.

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Este experto en la materia insiste en que hay que conocer bien «lo que se está valorando, tiene que ser un jurado experimentado el que esté para poder diferenciar estas diferencias que a veces han sido muy sutiles», comentó. A pesar de ello, tampoco está de acuerdo con que se establecen unos baremos en cada uno de los apartados a valorar. «Al final estamos hablando de arte y tú decides si te gusta o no lo que estás viendo o si consideras que tiene más o menos dificultad, sin duda son cosas que no se puden medir». Cortón considera que habría sido injusto para el resto de fallas que no son de la sección de Especial retrasar el concurso. «Todos estamos en la misma situación y para muchas fallas es muy complicado reparar los daños, así que pase lo que pase, el jurado deberá valorar», zanjó Cortón.

«Hay que cerrar el ciclo»

El sentir entre los jurados encuestados es que el concurso tenía que celebrarse. «Este año más que nunca el concurso se tenía que hacer y el jurado tenía que salir», dijo Manjón, que señaló que los premios «tenían que darse para terminar con estas fallas malditas y cerrar el ciclo». «Sí habría retrasado la salida de los jurados para poder comprobar que la alud de los artistas y sus trabajadores no peligraba», indicó este jurado, que explicó el sistema de puntuación. «No hay nada escrito. Te dicen que estés pendiente de composición, color, escultura, equilibrio... pero puedes seguir esos criterios u otros, los que tú quieras», dijo Manjón.

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«Suele ser bastante subjetivo. Va a gustos. Cada persona tiene una sensiblidad diferente», admitió también Julio Torras. «Hay unas pautas de lo que tienes que fijarte. Sí te dicen en qué te tienes que fijar: si pintura, si distribución...», indicó el jurado, que también se mostró partidario de entregar premios. «Los falleros tenemos un par de narices y nos hemos puesto a arreglar y a hacer pese a la lluvia durante toda la noche», dijo Torras. «El fallero espera el premio como el que espera a Dios», zanjó el jurado.

Se trata de una labor tan subjetiva que la preparación de la clasificación final depende de un debate entre los distintos jurados. Normalmente se decide qué fallas van a recibir premios y luego se van encajando, mediante largas conversaciones, las piezas hasta que se lee el veredicto y la alegría o la tristeza viajan a las comisiones.

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