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Fallas 2023 | Cómo ha cambiado la corte fallera: más mayores, más formadas y con redes sociales

Cómo ha cambiado la corte fallera: más mayores, más formadas y con redes sociales

Los grupos de la última década muestran el cambio social en las Fallas con mujeres casadas, mayores de 30 y trabajadoras

M. Hortelano

Valencia

Sábado, 25 de febrero 2023, 00:57

Desde que en 1931 Angelita Algarra, la primera mujer que representó a las Fallas (sin voz), hasta que el año pasado la fallera mayor de Valencia de ese año, Carmen Martín, pronunció un discurso contra la guerra de Ucrania, parece haber pasado una vida. Pero en realidad, lo que ha transcurrido es un siglo entero. Casi cien años en los que el papel de la mujer en las Fallas ha ido adaptándose a los nuevos tiempos que, de puertas para afuera de las comisiones falleras, se aceleraban a un ritmo vertiginoso. Cambios como el desembarco femenino en las universidades, el retraso en la edad a la que nos independizamos, o las maternidades más tardías. Pero también la independencia económica, la sexualidad o la edad en la que aterrizamos en trabajos estables.

En el mundo fallero, la mayoría de esos cambios sociológicos se han reflejado en la composición de la corte fallera (la Fallera Mayor de Valencia y las doce mujeres que la acompañan). De hecho, con echar un vistazo al grupo de 130 falleras que han formado parte de este selecto club en los últimos diez años (trece repitieron en 2020 y 2021 por la pandemia), vemos que la edad media ha crecido en casi tres años en apenas una década y que casi más de la mitad de las componentes fueron elegidas para el cargo cuando ya habían acabado sus estudios universitarios y se habían incorporado al mercado laboral. Un patrón que evidencia que algo se está moviendo en la corte, y en las Fallas en general.

Con dar un repaso a los datos de edades, estudios y profesiones recabados por este diario, desde 2013 vemos que ese año la corte de Begoña Jiménez (22), marcó una edad media de 22,9 años. Las más mayores, ese ejercicio, tenían 28 años. Una cifra que en este 2023, con Laura Mengó como Fallera Mayor de Valencia ha subido hasta los 25,5 años de media, con la incorporación a su grupo de cortesanas de una fallera de 34 años, la de mayor edad hasta la fecha. Y es que la barrera de los 30 años para entrar en la corte se rompió no hace mucho y por la puerta grande.

Hay que remontarse a 2016, en concreto a la elección de Alicia Moreno como fallera mayor de Valencia, para encontrar a la primera mujer en formar parte de la primera división de la fiesta estando en la treintena. Ella rompió ese muro y desde ese momento, otras tres componentes de las cortes han accedido con más de 30 años. En concreto, dos con 32 y una con 34. En lo que sólo a falleras mayores de Valencia se refiere la media es un poquito más baja, con 24,4 años en la última década. En parte, rebajada por dos jovencísimas Carmen Sancho y Estefanía López (máximas representantes de 2014 y 2015) que fueron elegidas con sólo 21 años, mientras aún eran estudiantes. La propia Alicia Moreno (30) y Rocío Gil (26) han sido las de mayor edad en esta década.

Pero ese incremento en las edades de las cortes ha sido progresivo. La periodista y vicepresidenta de Junta Central Fallera (JCF) , María Tomás, muy cercana ahora a todas las cortes, ya lo vivió en 1996 con su hermana Patricia, que ese año, con 25 años, fue la integrante de más edad de la historia hasta ese momento. «Ahora todo ha evolucionado. Antes a esa edad aún vivías con tus padres y hasta 2010 ninguna persona de la corte estaba viviendo con su pareja. Este año a la preselección llegó una chica con dos hijos y en la corte hay una persona casada», detalla la responsable de inclusión y solidaridad del órgano fallero.

El presidente de JCF y concejal de Cultura Festiva, Carlos Galiana, aún recuerda cómo resonó en la Fonteta, en el año 2011, la primera vez que se eligió a una integrante de la corte 2012 que estaba casada. «La señora Angela Ballester», dijeron los presentadores. Hasta entonces, todo habían sido «señoritas», porque eran solteras.

Eso, en lo que respecta a la edad o curiosidades como el estado civil. Si nos fijamos en los estudios, la inmensa mayoría de mujeres que han formado parte de las últimas diez cortes habían acabado o estaban cursando carreras universitarias y 61 de ellas llegaban al máximo nivel fallero ya teniendo un trabajo. El resto, estaban acabando sus estudios, estaban haciendo prácticas o se encontraban opositando. Los estudios mayoritarios son los de Magisterio (27), seguidos de Derecho (20), Administración de empresas (10) o Ingenierías (10). Pero también muchas (15) con estudios sanitarios de Medicina, Enfermería, Fisioterapia u Odontología.

Así que profesora y de 24 años es el perfil más común de las 130 mujeres que han formado parte de la corte o han sido falleras mayores de Valencia en los últimos 10 años. Una renovada foto fija en un mundo del que la mujer siempre ha formado parte desde distintos prismas. Y no sólo en la corte. «El poder de todo tipo, representativo, gestor, decisorio, político, educativo, tenía nombre masculino. La fallera mayor reinaba, pero no gobernaba. Sin embargo, las mujeres eran una mayoría en la trastienda: madres, cocineras, costureras, orfebres, mano de obra en talleres falleros», explica Pepa Gómez, periodista, fallera y delegada de Patrimonio de JCF. «Las mujeres siempre han estado y sustentado gremios y familias. Pero haciendo lo posible para que los hombres salieran de casa para decidir sobre la fiesta. Dar el paso para presidir una falla o ser Fallera Mayor de Valencia es fruto de una cuestión sociológica de cada momento», asegura, y reconoce que «no es del todo cierto que las Fallas sean un reflejo de la sociedad», pero sí están evolucionando. «La delicada pieza de porcelana del siglo XX es hoy una mujer con inquietudes intelectuales, personalidad firme y discurso útil. Piensan, estudian, deciden, ejercen, opinan, se enamoran, se independizan, se casan o no, son madres o no, tienen pareja de su mismo género o no», recuerda.

En la misma línea, Carlos Galiana asegura que las cortes están rompiendo «pequeños tabúes cada año». «Ya hay casadas, de más de 30 años, lesbianas o con diversidad funcional», como es el caso de Laura Mengó (FMV 2023), que tiene una prótesis en una de sus piernas. «Hasta se ha atrevido con un espolín negro», ironiza. «Los cambios son lentos, pero están sucediendo», dice.

En la misma línea, María Tomás, que también formó parte de la corte en 2010, considera que las Fallas «van siempre más despacio porque a veces chocan con la tradición». De hecho, reconoce que muy a menudo se topan con frases como «esto siempre se ha hecho así o esto nunca se había hecho» que ejercen de freno para tratar de retrasar algunos avances. «Las tradiciones pueden y deber evolucionar. Hay que abrirse. Y estamos haciéndolo, no sólo en lo que al papel de la mujer respecta, sino en la temática de las fallas, en quienes ocupan los cargos, los temas de los discursos», explica. Sin ir más lejos, señala varios momentos de los últimos años como transgresores en un mundo más asociado al conservadurismo. «Marina Civera (FMV 2019) se abrió cuenta de Instagram. O Carmen Martín (FMV 2022) hizo un discurso contra la guerra antes de una mascletà. Ellas ya no quieren ser floreros. Antes tenían un papel meramente representativo y ahora son muy participativas. No son muñecas de cristal. Son mujeres», se reafirma.

Una línea en la que también insiste Pepa Gómez. «En 2016 vimos a una fallera mayor de Valencia de 30 años hablarle al mundo y por primera vez a la infantil. O en 2019 a Marina Civera levantar el brazo con un pañuelo morado para reivindicar el feminismo desde el balcón del Ayuntamiento, como símbolo de empoderamiento. En la última legislatura hemos visto por primera vez a una secretaria general del JCF mujer, donde ya había vicepresidentas», explica alguien que ha pasado por casi todos los puestos de una comisión. «En todos esos caminos me he encontrado rodeada mayoritariamente de hombres, abriéndome paso en muchas ocasiones a base de demostrar que quería aprender, ofrecer y ser útil, teniendo que convencer de que yo valía. No es sólo algo de las Fallas, pero también sucede en las Fallas», lamenta.

En definitiva, aunque las Fallas no necesariamente reflejan a la sociedad ni intentan hacerlo, los avances sociológicos se van produciendo a paso lento pero firme. Lo certifican los datos, que siempre son más fiables que las percepciones.

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