Dos generaciones e idéntico idioma

Como las arterías en un corazón, ellos se encargan de mantener el músculo en marcha. Laten sin descanso, sabiendo que su pequeño gesto acaba siendo el más importante, el que consigue mantener con vida al resto. Los músicos, como ellos, son el latido que bombea a la fiesta de las Fallas, que le da el oxígeno para seguir con vida y aunque pocos lleguen a entenderles e incluso, aunque entre generaciones parezcan de mundos complétamente distintos, hay algo que les une, y es el lenguaje universal de la música. Nicolás y Pepe son miembros de una de las bandas de música más antiguas de Valencia y que lleva más de 25 años ininterrumpidos tocando para la misma comisión. Separados por varias generaciones pero a la vez unidos por la misma pasión por la música.

Nicolás tiene 14 años y hace ocho que pertenece a la banda. Reconoce que tiene un referente en su familia, y que le gustaría continuar con su formación como músico y no descarta dedicarse a ello en un futuro. «Ahora la música lo es todo, pero habría que valorarla más, sobre todo si es en directo, creo que es algo super importante, también para la fiesta, sin música no sería lo mismo, somos muchos músicos y aportamos mucha cultura, la mayoría de actos están acompañados por una banda y si no fuera así, serían muy diferentes las Fallas», comenta.

Para Pepe, a sus casi 61 años pertenecer a la sociedad ha sido una experiencia de vida de la que se lleva a sus mejores amigos, vivencias y aprendizajes. «La relación con los falleros es increíble, no se gana dinero pero haces amistades de por vida», asegura. Su abuelo fue socio de la Sociedad Musical y también de la Unión de pescadores y cree que la labor y la memoria de esta Sociedad debe perdurar. «El esfuerzo es increíble; se da trabajo y se enseña por eso también es fundamental que la gente joven se suba al carro de la música como ha hecho Nico, que no se pierda esta tradición y que los veteranos podamos transmitirlo de generación en generación».