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Los hombres de negro ya están listos para desfilar. Las chaquetas de raso negras, los fajines -morado, azul y rojo, según rango-, las chorreras y ... las borlas ya están listas en los armarios de la comisión masculina de Doctor Peset Aleixandre-En Guillem Ferrer para ir a recoger el premio el viernes 17 de marzo -el del llibret ya está asegurado-.
La anécdota dio paso a una costumbre que lleva camino de ser tradición desde hace 11 años. «Todo empezó una noche de verbena. Con esos arranques muy valencianos de que a que no hay... de ir vestido con el traje negro a por el premio. Total, que al final sí que hubo. En un día, deprisa y corriendo rebuscamos en los armarios de casa para encontrar el traje negro de fallero», apunta Mario Izquierdo, fallero fundador de los hombres de negro de Peset.
Hoy, varios años después, cerca de medio centenar de miembros de todas las edades de Peset van vestidos de negro a por el premio a la plaza del Ayuntamiento dejando una división de opiniones allá por donde pasan. «Todo el mundo nos miraba el primer año como si fuéramos bichos raros. Cuatro tipos vestidos de negro por la plaza del Ayuntamiento. La gente se reía, otros aplaudían y más de uno ponía cara de reprobación, como si desprendiéramos cierto sabor a rancio. Lo que tenía pinta de apuesta se ha convertido en uno de los eventos más participativos de nuestra falla», cuenta Sergio, otro miembro de aquel cuarteto que abrió la veda.
El traje negro de fallero data de 1954, según se cuenta en la web distritofallas.com, y lo inventó la Junta Central Fallera. Era una especie de traje de labrador de gala. Lo componía una chaqueta corta negra de raso, camisa blanca, faja de color, una red de borlas, pantalones largos negros y espardenyes. El traje lo empezaron a utilizar los miembros de la Junta Central Fallera, se hizo oficial en 1958 y se exigió a partir de 1964 en el IV Congreso Fallero para ir a la Ofrenda a la Virgen de los Desamparados. Con el tiempo la faja se cambió por un fajín con el escudo de la comisión, se añadió una chorrera a la camisa y las espardenyes dieron paso a los zapatos normales.
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«No ha sido fácil hacerse con un traje negro. Hay falleros que han llegado nuevos, quieren participar y han recurrido a cualquier fórmula para hacerse con un fajín o una chaqueta de raso: amigos, tiendas de indumentaria, wallapop o mercadillos son puntos de venta socorridos para encontrar un traje», cuenta David Esteban, presidente de la comisión y que desfila con el fajín de color rojo, como le corresponde al presidente de la falla. Ha habido que tirar de ingenio y de la caja de costuras. El punto más problemático es el del fajín, donde los imperdibles hacen su papel para tratar de ajustarlos a cinturas que ya no son las de otros tiempos. «Bueno, al final siempre encontramos una solución casera», explica.
La comisión de Doctor Peset Aleixandre-En Guillem Ferrer pertenece al sector Zaidía y sale de la calle Padre Ferris para enfilar el puente del IVAM, cruzar el cauce y por Guillem de Castro buscar el centro de la ciudad. «Hay gente que incluso nos pregunta de qué vamos disfrazados, gente que no sabe que este era el traje que se utilizaba antes de fallero», explica David. En wallapop, el mercado de trajes negro existe. Las prendas más codiciadas son las chaquetillas cortas de raso y las chorreras, que se pueden vender hasta por 50 euros. «Ahora mismo contar con una chaquetilla es un lujo. Yo tengo una de terciopelo», cuenta Mario, que ha comprado una recientemente y se presenta como el tipo más elegante de la comisión.
Durante el franquismo, hubo predilección por el traje negro para igualar la condición social de todos los falleros. Era un uniforme idéntico, sin excesos y que unificaba a la comisión masculina. En los setenta algunas comisiones rompieron las normas y desfilaron con atuendos distintos al negro pero fueron sancionadas. Poco a poco, a partir de los ochenta y con una fuerza imparable ya desde mediados de los noventa, el traje de fallero se fue apartando a favor del de saragüell o torrentí, o el híbrido de chaleco y pantalón largo de rayas.
«Nosotros nos vestimos de negro no por una cuestión reivindicativa ni nada parecido. Fue una cosa improvisada, que nos retrotrae a la infancia, porque somos falleros de Peset desde que nacimos y es una manera de que la comisión se involucre para ir a recoger el premio. Vamos andando a la plaza del Ayuntamiento y la verdad es que es un paseo largo. Nos los pasamos bien», señala Sergio.
La clave está en el artículo 64 del reglamento de la Junta Central Fallero, que respecto a la indumentaria remite al Congreso Fallero de 1964 -da la casualidad de que Doctor Peset Aleixandre-En Guillem Ferrer es la falla número 64 del censo-. No hay normas ni modelos ni órdenes. La normativa actual señala textualmente: «El fallero utilizará el traje instituido en el IV Congreso General Fallero o cualquier traje tradicional valenciano». El traje instituido hace casi 60 años no es otro que el negro de chaqueta de raso, pantalón, chorrera y fajín. Con el tiempo, se le ha bautizado como el de «cucaracha». A partir de ahí, la indumentaria valenciana masculina es tan amplia como falleros hay en las casi 400 comisiones del censo. La indumentaria masculina sigue siendo uno de los grandes debates abiertos y sin resolver de las fallas.
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