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La llamada que les cambió la vida

Seis falleras mayores de Valencia recuerdan las anécdotas de su primer día como embajadoras de Valencia, la importancia del protocolo y el cariño de la gente

Lola Soriano Pons

Valencia

Lunes, 14 de octubre 2024, 00:37

Si tiene en su agenda del móvil el número de una de las 26 candidatas a falleras mayores de Valencia 2025, ni se les ocurra ... llamarles este lunes entre las 19 y las 19.30 horas, ya que estarán pendientes de saber si les ha tocado 'la lotería fallera' y son las próximas embajadoras de las Fallas.

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Y es que esta tarde la alcaldesa, María José Catalá, hará la llamada desde el Hemiciclo. Este acto marca el inicio de la agenda de las máximas representantes, día que sigue imborrable en todas las falleras mayores de Valencia.

«Al día siguiente eres portada de Las Provincias y otros medios», según Gloria Martínez (FMV 2008). Afirma que cuando «no había redes, la gente se agolpaba en el patio para ver salir a la fallera mayor. Ahora, si quieres no hace falta ni que te desplaces, suben los vídeos».

Detalla que durante la llamada «la televisión enfocó el teléfono y por la secuencia, mi tía y yo vimos que podía ser mi casa».

Cuenta con nostalgia que las compañeras «preseleccionadas me trajeron un centro de rosas precioso y conservo la amistad».

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A nivel laboral, ya trabajaba en unos grandes almacenes y ahora está al frente de los eventos de acción social corporativa y es que el protocolo marca de por vida. Además, ha sido presidenta de Blanquerías y 'vice'.

Marta Agustín (FMV 2009) recuerda que ese día fue por la mañana a la Politècnica, donde estudiaba ingeniería de Diseño Industrial. «Mi padre estaba de viaje por trabajo y, como no pensábamos que fuera a salir, le dijimos que atendiera el trabajo». De inmediato se llenó la casa, «vinieron María Berbel y su corte y, entre las niñas, estaba María Mahiques, ahora candidata mayor».

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Confiesa que fue «un aprendizaje que me cambió la vida. Conoces gente, te empapas de la labor solidaria de los casales y ves cómo cuidan a los mayores». Su mantenedor fue el torero Enrique Ponce «y años después le hicieron un reconocimiento en Chiva y fui invitada».

Con los años se ha hecho viajera. Se fue un año como ingeniera «y, como soy piloto, he vivido en Buenos Aires, Manchester y llevó cinco años en Madrid, pero me gustaría volver a la terreta». En las pasadas Fallas su hijo «como le explicamos el significado del fuego purificador, tiró su chupete en la cremà en la falla porque ya era mayor».

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Carmen Sancho de Rosa (FMV 2014) reconoce que aún hoy «me emociono cuando recuerdo la llamada». Asegura que ser «la fallera mayor de Valencia es la cosa más bonita que le ha podido pasar a la familia. Además, es un gran máster' de vida».

Ese día «había un pasillo de gente desde mi casa y hasta el casal. Vinieron las falleras del sector, mis amigas y gente de la avenida del Oeste». Confiesa que ser la fallera mayor de Valencia «es un máster de vida».

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Como anécdota detalla que en el viaje de 'germanor' de regreso de las fiestas de Burgos tuvo que estudiar Filosofía del Derecho.

Estas Fallas pasó por la Ofrenda «y oí por megafonía que citaban que se cumplían 10 años desde que fui la fallera mayor y me emocioné». Ahora trabaja en la asesoría jurídica de una empresa y el día 19 contraerá matrimonio con Tomás Tórtola.

De fan número uno a protagonista

Raquel Alario (FMV 2017) detalla que el día de la llamada estaba en casa con su familia y los representantes infantiles. «Como el día anterior llamaban a todas para comprobar que había cobertura, me guardé el número. Cuando sonó al día siguiente era un número distinto y pensé que sería publicidad. Hasta que no oí mi nombre, no cogí la llamada».

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Describe que ella era «de las 'frikies' que iba a los patios de las falleras mayores, como Marta Agustín o María Pilar Giménez, y no pensé que algún día sería yo».

Afirma que fue un honor vivir la declaración de las Fallas como Patrimonio Inmaterial y viajó a Bruselas y a Lancaster, donde se quemó una falla.

Pudo seguir con el trabajo y el fin de máster hasta noviembre, «pero prometí a mis padres que no lo dejaría y en junio terminé el proyecto». Ahora trabaja en una empresa de proyectos de innovación en el área de movilidad.

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Marina Civera (FMV 2019) explica que el día de la llamada «es mágico». Después de meses de pruebas «se cumple tu sueño, es como si cruzaras la línea de meta». Indica que nadie «se espera recibir a las autoridades en el salón de tu casa». Reconoce que ese día «ya se crea una estructura muy sólida entre las 13 chicas y recibes la primera oleada de cariño de los falleros».

Ese año, como valencianista, pudo estar con los futbolistas ganadores de la Copa del Rey y Marina es muy recordada por simular la imagen del puño en alto del día de la mujer. «Estoy orgullosa del impacto que tuvo. Hay que promover la evolución social».

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A nivel de estudios, se había preinscrito en un máster de Endodoncia y tuvo que retirar la matrícula y esperar a septiembre. Ahora trabaja como autónoma en cuatro clínicas. «Todavía hay pacientes que me piden autógrafos. Una paciente me obsequió con un bolso de croché para las castañuelas y otra un juego de cubiertos con mi nombre».

Laura Mengó (FMV 2023) sonríe al recordar el día de la llamada. «Saltó el buzón de mi móvil. Al oír mi nombre en el teléfono me abrazaron en la falla y cayó el teléfono al suelo», describe. Bromea al decir que menos mal «que Ribó llamó por segunda vez y no pasó a la siguiente».

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La mañana de antes se fue a almorzar con las compañeras de su primer trabajo y «me dijeron de broma que pagara la fallera mayor. Y por si acaso, lo pagué».

Explica que «la vida te cambia. Aumenta tu núcleo de amistades, con tu corte, con Paula y sus compañeras, el jurado y la gente de JCF se convierte en tu familia. Visitas muchos casales y llevas a Valencia en el corazón».

Desde la Fonteta desactivó la bolsa de empleo y dejó de competir en natación, y ahora ha vuelto a nadar, pero como hobby. «Y en Maternidad de La Fe hay madres que me piden que me haga una foto con su bebé».

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