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Un día de San José para la historia de Torrent, y para la historia de las Fallas. El Rey Felipe VI sin que nadie le ... esperase, por sorpresa se presentó en la localidad de l'Horta el último día de las fiestas. Se acercó a un barrio obrero donde le recibieron con los brazos abiertos. Y no sólo, eso, le obsequiaron con buñuelos. Está ahí el Rey, ha venido el Rey… Se fue corriendo la voz en medio de la incredulidad de la gente que por si acaso fue saliendo a su paso. Y vaya que si estaba. La visita ha tenido un día después, la jornada en la que algunos de los protagonistas del encuentro se han reunido con LAS PROVINCIAS.
Visitó las fallas Benemérita Guardia Civil y Antonio Pardo en compañía de la alcaldesa de la localidad, Amparo Folgado. Le recibieron con aplausos y reireados ¡Viva el Rey! Le saludaron, le abrazaron y, como no podía ser de otra manera en día tan señalado, le regalaron buñuelos.
María Dolores Cárcel llegó a saltarse el cordón de seguridad para cumplir con el cometido que el día 19 de marzo le tenía reservado: entregar unos buñuelos al Rey Felipe VI. «Salí a pasear con mi marido, que no puede andar y va en silla de ruedas y vi que había jaleo». Cómo no acercarse. Y lo hizo, llamó a un concejal que iba en la comitiva intentando que la dejaran pasar para entregar el dulce obsequio a su destinatario. Su interlocutor le indicó que no era posible.
Pero María Dolores no cejó en su empeño y llegó a saltarse el cordón de seguridad hasta conseguir ponerse junto a Felipe VI y entregarle unas muestras del sabor de las Fallas. «Hablé con el Rey», relata esta mujer.
-¿Qué le dijo?
-Don Felipe, tome estos buñuelos, que los han hecho y se los mandan desde la parroquia de la Sagrada Familia.
-¿Y cómo reaccionó?
-Lo agradeció, pero me dijo que no podía aceptar nada, ni menos comer, pero que si quería los abríamos y nos hacíamos una foto.
El momento inmortalizó a María Dolores junto al monarca con unos buñuelos con relato. Los dulces los habían hecho Lidia Gutiérrez, Susi Carrión y Azucena Guimerá, tres mujeres de la parroquia Sagrada Familia que en los fines de semana y festivos de marzo habían estado haciendo buñuelos para recaudar fondos para una peregrinación a Roma. En esas estaban cuando una joven de la parroquia, Judith Rubio, se enteró de la visita y corrió a decirlo: «Yo no me lo creía», señala la joven.
Lidia no dudó un segundo, cogió un paquete de buñuelos y se dispuso a llevarlos, pero se encontró con el servicio de seguridad que no la dejó pasar. Y así, pasando a otras manos fue como llegaron hasta María Dolores.
«Fue una sorpresa», recalca Lidia, «se mostró muy próximo, muy cercano con toda la gente». Azucena añade una expresión muy juvenil que define con gran plasticidad el excepcional encuentro: «Fue todo loquísimo». Judith pensó que era «un gran detalle que siendo el Día del Padre, que podía haber estado con sus hijas, se vino a Torrent».
Resultó una fiesta sobre la fiesta; una visita muy agradecida. Lo dejan claro todos los que se han dado cita en el encuentro con LAS PROVINCIAS cundo quieren hablar a la vez. Cada uno tiene algo que contar. También el párroco de la Sagrada Familia, Pablo Aranda, que pudo saludarle, mientras Felipe VI se detenía a charlar con Jorge, un joven enfermo. Al párroco le costó creer lo que estaba pasando. «Había terminado la misa y esperábamos la llegada de la falla carrer Benemérita para la donación de la campaña del kilo. Fue una sorpresa muy agradable, muy bonita. El Rey fue muy aclamado, la gente le demostró que es muy querido».
El recorrido no podía quedar al margen de la esencia del día. Había que visitar una falla y así lo hizo Felipe VI acercándose hasta el monumento de la comisión de la calle Benemérita, donde la presidenta de la comisión, Concha Montoro, le acompañó respondiendo a las preguntas con las que el monarca demostró su interés por la fiesta y por su organización.
-¿Qué miraba el Rey?
-Se puso a mirar el ninot de la alcaldesa, Amparo Folgado.
-¿Por qué cuestiones se interesó?
-Me preguntó por qué había dos monumentos, le expliqué que uno era el grande y el otro el infantil.
Se interesó por cuántos miembros tiene la falla, si el local era de nuestra propiedad, entre otros asuntos que le acercaban al universo fallero. «Yo estaba que la piel no me tocaba el cuerpo», advierte Concha.
No menos emocionada estuvo la fallera mayor de esta comisión, Lucía Aguado, que cuando su hermana avisó de que había llegado el Rey tampoco se lo creía, pero al final se vistió de valenciana «en tiempo récord» para bajar a la calle. «Salí de casa con las pantuflas y mi madre me dijo ponte mis zapatos». Felipe VI le preguntó cuánto tiempo tardaba en vestirse con la indumentaria valenciana y cuando habló con la fallera mayor infantil, María Bonet, se interesó por si estaba cansada. Una y otra, emocionadas, encantadas de verle entre ellos y descubrir que «es muy guapo», más que cuando se le ve en la tele. A Juan Maeso, el presidente infantil, le felicitó «y me preguntó cómo iba el año. Es muy majo».
Y llegó el momento de la foto en el casal. Un recuerdo imborrable para una falla que conmemoraba su cincuenta aniversario. Un fin de fiesta maravilloso para un pueblo que ha vivido de cerca la dana y ha ayudado con fuerza a los pueblos de su alrededor, los mismos pueblos a los que en distintas ocasiones el Rey, y también la Reina doña Letizia, han mostrado su afecto y cercanía. El día de San José, Felipe VI volvió a ofrecerles su abrazo.
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