Marina llena de orgullo el barrio de Sant Pau

La resaca emocional se adueña de la plaza Pablo Picasso de Campanar horas después de su estallido festivo. La noche del pasado martes, la placeta fue el epicentro de un terremoto fallero que empezó con la vibración de un móvil y terminó con el ruido de la traca y los vítores a Marina García Arribas, la flamante nueva fallera mayor infantil de Valencia 2024. Para los de olfato más afinado, el aroma a pólvora todavía podía respirarse en el ambiente. Marina es la protagonista de todas las conversaciones en las peluquerías, las colas de los comercios o los corrillos de los vecinos de Sant Pau.

En la terraza del bar Amanecer, Rafael Valcárcel repasa la portada de LAS PROVINCIAS porque sigue sin creerse que «una falla de barrio» como la Manuel de Falla-Tamarindos haya conseguido una máxima representante infantil por primera vez en su historia. Es un fallero de toda la vida y, aun con toda su veteranía, cree que es lo mejor que le ha podido pasar a la comisión en su cincuenta aniversario. Sentado en su misma mesa está Felipe Valls, un benimamero que se alegró como el que más gracias a su larga estancia en el vecindario de Sant Pau. Este vecino se enteró de la noticia a raíz de «la algarabía, los petardos y la llegada de los ramos de flores al casal».

Detrás del mostrador del bar está Encarna García, integrante de la comisión desde hace doce años que afirma haber pasado los últimos días en tensión por si llegaba la llamada de la alcaldesa. «Marina va a dejar en muy buen lugar a Valencia y a nuestra falla», cuenta sonriente mientras recuerda que tiene «una familia encantadora» en referencia a Fernando y Laura, sus padres, y a Claudia y Lucas, sus hermanos.

Gaspar Izquierdo regenta una carnicería en el barrio desde hace 20 años y asegura que los familiares de la pequeña y muchos falleros del casal han acudido siempre a comprar a su tienda. Gaspar se enteró del nombramiento gracias a que tiene «una clientela de barrio muy folklórica». «Marina tiene mucho desparpajo al hablar y muchas tablas de fallera mayor infantil de Valencia», señala.

Paco Piqueras trabaja entre las vitrinas de una pequeña joyería en la calle aledaña a la plaza. Es nombrar a la niña y se le iluminan la mirada. El día de la llamada de la alcaldesa, el dueño del bar de al lado lo llamó al enterarse de que Marina había sido la elegida. El joyero se llevó una gran alegría al recordar que los abuelos de la pequeña, con los que mantiene una gran amistad, le habían encargado algún detalle para la niña en alguna fecha señalada de su vida. «Me alegro mucho por ellos, porque toda su familia son muy buena gente», asegura.

Celia Salvador es una fallera de 22 años que levanta la persiana del casal horas después de la locura. Ella es de las pocas que pudo entender en toda su dimensión lo que vivió Marina ya que fue la fallera mayor infantil de su falla en 2012. La joven se deshace en elogios con la pequeña: «Es una niña especial, con mucha energía, que tiene buenas palabras para todo y que motiva mucho a la gente de la falla».

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