Un vestidor de la Virgen golpeado por la dana: «Tuve el agua por los hombros, doy gracias de estar vivo»

Se trata de Alfred García, vecino de Alfafar, que se emociona al recordar a LAS PROVINCIAS lo ocurrido aquel día fatídico, mientras hace un pequeño parón en su tarea de colocar ramos de flores. «Tenemos que dar las gracias de estar vivos, de que no nos pasó nada a nadie de mi familia. Y eso que estuvimos mi mujer y yo con el agua por los hombros, porque nos pilló en la calle, y hasta que pudimos llegar al patio fue horrible», recuerda el hombre. «Fuimos cogiéndonos de los barrotes de las rejas de las plantas bajas, llegamos hasta el patio y pudimos subir a casa», añade.

Su piso no quedó afectado porque vive en una tercera planta, «pero el garaje y el trastero quedaron destrozados», lamenta Alfred. Y eso le provocó que, como la mayoría de gente de estas poblaciones, se quedara sin vehículos. «Perdí mi coche, el de mi mujer y el de mi hijo y la moto, todo», expresa. Por eso cada ramo que coloca, cada lágrima que ve en las falleras que llegan a la Ofrenda, le retrotraen a aquel 29 de octubre en el que casi pierde la vida.

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El vestidor apunta que muchos de los falleros traen con el ramo alguna frase escrita por ellos mismos, con palabras emotivas en recuerdo o agradecimiento por haber superado la dana. «Hay muchos ramos que llevan una cinta con un recuerdo escrito en el que dan gracias de estar vivos, o mensajes emotivos de gente que ya no está con nosotros. Son mensajes que te hacen saltar las lágrimas», dice Alfred.

En su familia están todos bien, pero tiene a vecinos y amigos que no corrieron tanta suerte y perdieron la vida. «Es gente que ya no están ahí, de la noche a la mañana y no te lo terminas de creer, vecinos, amigos, es muy doloroso», dice emocionado el vestidor. «Mi hijo pasó la noche en casa de un amigo porque también estaba fuera y mi hija le pilló dentro de casa con el perro, menos mal», recuerda.

Tras la tragedia, todos los vestidores tuvieron claro que esta iba a sr una Ofrenda muy especial y que por tanto el manto de la Virgen debía ser también único, dedicado a esta catástrofe. «Teníamos diseñado otro manto, pero pasó lo que pasó y era obligado hacer esto, era un sentimiento unánime entre todos los vestidores hacer un recuerdo de homenaje a la dana. Cada ramo que estamos poniendo es cada alma que ya no está con nosotros», asegura el hombre.