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ÁLEX SERRANO
VALENCIA.
Martes, 20 de marzo 2018, 01:31
No hay datos fiables, pero es posible que el catafalco de la Mare de Déu en la plaza de la Virgen, con el manto terminado tras la Ofrenda, sea más visitado que la falla que gana el premio de la sección Especial. La devoción que los valencianos sienten por su patrona se desborda y decenas de miles de personas se acercan hasta el centro de la ciudad para disfrutar del manto que adorna a la Mare de Déu tras la Ofrenda.
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Sin ir más lejos, ayer, el primer día con el manto terminado, apenas se podía caminar en la plaza de la Virgen. Ni el mal tiempo, ni el viento, ni el frío, ni siquiera la amenaza de lluvia (que podría acelerar la retirada de las flores) evitaron que los valencianos se acercaran ayer, en una ciudad ya con muchos menos turistas que el fin de semana, a presentarle sus respetos a la patrona.
«Cumplo una promesa», decía enigmática María Ángeles, vecina de Valencia, que acudió sola a ver el manto. «La verdad es que es precioso, cada año se superan», comentó la mujer, mientras a su lado un grupo de personas mayores asentían. «Los colores, todo... Es mucho más bonito que el de años anteriores. Hasta ella parece que está más guapa», indicó Maite Martín, vecina del Ensanche, que se había acercado andando con unas amigas.
Según los datos ofrecidos por la Junta Central Fallera, este año han pasado por la plaza de la Virgen casi 300 personas menos que el pasado año, 95.892 cuando en 2017 fueron 96.176 falleros y falleras, sin contar las bandas de música (9.756 en 2018 por 9.357 el ejercicio anterior). La asistencia por tanto fue multitudinaria pero lejos de años de récord. Lo que sí ha aumentado, y mucho, es la cantidad de ramos depositados a los pies de la patrona. En 2018 se han ofrendado 55.153 ramos y 188 canastillas y andas, mientras que en 2017 fueron 42.295 ramos y 151 canastas. El motivo puede encontrarse en que muchos de los falleritos que entraban a la plaza de la Virgen estos días lo hacían portando un ramo, cuando no están obligados a ello. Las comisiones, por tanto, han aumentado el gasto en flores para la Ofrenda de este año.
Y el resultado, según los más fieles a esta cita con la Mare de Déu, se nota. Las alabanzas al manto fueron constantes durante una jornada en la que miles de personas le rindieron homenaje a la patrona. Principalmente eran personas mayores, aquellos que llevan décadas acudiendo a la plaza de la Virgen el día 19. Es casi una tradición para ellos. Pero también había grupos de jóvenes, incluidos despistados turistas. «Se nos canceló el vuelo ayer y nos hemos quedado un día más, y nos han dicho en el hotel que estaba esto montado. ¿Pero esto también lo queman?», preguntaba en inglés Magnus, un joven noruego que había acudido con un grupo de amigos y amigas a presenciar el florido espectáculo. Cuando es informado de que no, claro que no se quema el catafalco de la Virgen, sonríe y se encoge de hombros. «Perdona, es que hemos visto cosas tan bonitas que se van a quemar hoy que ya no sabemos qué esperar», responde entre carcajadas.
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También había familias enteras, padres jóvenes que pretenden inculcar en sus hijos una tradición alejada de la fiesta constante y de la masificación de las semana fallera. «En mi casa se hacía, pero mi padre tuvo un accidente grave de coche en los 90. Le rezamos a la Mare de Déu y le pedimos que lo salvara. Lo hizo y ahora nosotros venimos a darle las gracias todos los años», explicó Marcos Sánchez, que junto a su esposa Beatriz y a sus dos niños, Enrique y Carlos, de 5 y 7 años, decidieron desafiar al mal tiempo y acercarse hasta la plaza de la Virgen.
Entre quienes más tiempo llevan yendo a la plaza, eso sí, se echa de menos el toldo. La cubierta lleva desde 2011 sin desplegarse por un litigio entre el Consistorio y los vecinos del número 1 de la plaza de la Virgen, que argumentan que las sujeciones de la misma en su edificio pueden provocar importantes afecciones arquitectónicas a la fachada, y los visitantes de la plaza lo echan de menos. Aseguran que antes el olor de los claveles, que sigue siendo intenso, se dejaba notar mucho más. «Te embriagaba», señaló Antonio Gómez, vecino de Valencia, que visitó la plaza junto a su esposa Carmen. «Además, con el toldo los claveles aguantaban más tiempo. Como llueva esta tarde....», aventuraba su compañera. Finalmente, sí llovió por la tarde, aunque no demasiado.
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Se estima que los claveles sean retirados esta semana, cuando la concejalía de Residuos Urbanos lo considere conveniente, antes de que las flores se marchiten y afeen el resultado de una Ofrenda que ha aumentado el número de ramos pese a reducir el número de participantes. Unas Fallas más el acto se convierte en uno de los más multitudinarios y atrae a miles de personas a la plaza varios días después.
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