Seguridad ante todo. La Ofrenda ha comenzado con un impás de las lluvias. Ana Beamud, fallera mayor de l'Eliana-Cid de Mislata ha sido la primera máxima representante en entregar un ramo de flores a la Virgen de los Desamarados. Lo ha hecho bajo una fina lluvia, aunque eso poco importaba. La Ofrenda regresa al mes de marzo y lo hace con la mirada puesta en el cielo. En el corazón de Valencia ha amainado el viento y las fuertes rachas de viento han desaparecido, aunque siempre debe haber previsión. Prueba de ello es las medidas de seguridad que han adoptado los vestidores de la Virgen.
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La imagen es un arnés de seguridad sujeto a la cadera en alguno de los cerca de 40 vestidores encargados de dar forma al manto floral que confeccionan con los ramos aportados por las fallas.
«Es lo que toca», dice una de las integrantes del grupo a LAS PROVINCIAS. Los anclajes se sujetan a la estructura que se alza en la plaza de la Virgen, teniendo que cambiar el enganche a cada movmiento.
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