De palomas y verbenas

Confío en que los próximos días no acabemos todos peleados como esas palomas, donde el hurmor fallero sirve de nuevo para lanzar un mensaje social, en este caso de convivencia vecinal. Será el primer año donde se incluyan los limitadores de sonido, aunque no tengo todavía claro si los aparatos se limitarán a registrar los decibelios o impedirán que la música verbenera se eleve más de lo que toca.

El bando fallero ya permite la verbena el próximo sábado, con lo que el lunes habrá que preguntar cómo ha funcionado el novedoso asunto, al que se opusieron las fallas por el coste y la incomodidad (eso último me lo barrunto). Desde el 15 y hasta el 18 inclusive, la música podrán atronar desde las diez de la noche hasta las cuatro de la madrugada.

Eso al margen de lo que se conoce como el tardeo, puesto en marcha por las comisiones que rodean la Lonja y el Mercado Central, que han huido como la peste de ser responsables de todo el vandalismo que se produce en la zona más monumental de Valencia. Han hecho bien.

Algo más resguardados, aunque igual de ruidosas, son las fiestas en las carpas. Las primeras fiestas se han autorizado para el viernes y ya el sábado podrán ser hasta las cuatro de la madrugada. La recomendación en el bando habla de que entre las tres y las cinco de la tarde no haya mucho jaleo, que ya es algo para el vecindario.

Difícil asunto el de la convivencia de verbenas y carpas con los vecinos que deben trabajar al día siguiente o, sencillamente, necesitan dormir. La mediación de la Policía Local se prevé indispensable para evitar una lluvia de denuncias.