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Churros de dudoso origen fallero flotando en aceite. IRENE MARSILLA
UN PASEANTE EN FALLAS

Valencia ya huele a aceite

Las churrerías abren para financiar la fiesta y satisfacer estómagos. Mi único deseo es que no incumplan la ordenanza como es habitual

Paco Moreno

Valencia

Martes, 27 de febrero 2024, 00:54

Ya están aquí, 136 en concreto, además de todos los bares que deseen sacar una mesa a la puerta del establecimiento. Las churrerías han tomado ... las calles de Valencia y ahí seguirán hasta el 19 de marzo para deleite de los aficionados y sufrimiento de los que piensan que el Ayuntamiento controla poco o nada esta actividad.

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Si echamos un vistazo a la ordenanza no parece lo segundo. En realidad, prácticamente detalla la receta del bueño churro o buñuelo. «Harina de trigo, aceite vegetal comestible autorizado, agua potable y aditivos autorizados, así como productos tradicionales (higos, calabaza...) que no sean de carácter perecedero», dice la norma.

Ni más ni menos, con la excepción de las masas fritas para celíacos, con una condiciones que se detallan a continuación. Nada se dice por lo tanto de la crema pastelera, con lo que meterse entre pecho y espalda un churro relleno o recubierto de chocolate es como jugar a la ruleta rusa de la descomposición, lo que es harto incómodo a pesar de que cada año se colocan más letrinas portátiles en las calles.

Por lo tanto, lo primero es estar ojo avizor a lo que se compra. Y lo segundo, para los aficionados al patrimonio histórico como el que suscribe, es estar atentos a que se respeten los entornos monumentales y no se coloque puestos con letreros y luminisos similares a los que lucen los casinos en Las Vegas tapando edificios protegidos.

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Esto último es más «flexible» de cumplir, dado que el artículo 38 de la Ley de Patrimonio Cultural Valenciano es más interpretable que una jugada en el VAR. Al menos que los mercadillos no cieguen durante dos semanas los escaparates de las tiendas que pagan impuestos todo el año.

Ya sé que las Fallas no son gratis y las churrerías pagan parte de la fiesta, pero al menos que se trate de una actividad controlada. De lo contrario, estaremos un año más ante un mes de marzo con olor a aceite quemado.

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