Pasión más allá de ver la mascletà

Gracia reconoce que ella no es valenciana de pura sangre, sino manchega. Pero desde pequeña vive en la ciudad y se siente valenciana como la que más. Dice que lleva las Fallas en la sangre y que acudir a la mascletà para ella es un regalo. «Lo siento en todo el cuerpo, desde los pies hasta la cabeza y es una maravilla, muy emocionante», explica minutos antes de que empiece el disparo.

Con ella, un grupo de compañeros de la ONCE se colocan ya para el especáculo. Les acompaña Juanma Prats responsable de la gestión cultural de la organización en Valencia. Comenta que la fiesta poco a poco se adapta. «Todos los años hacemos una programación de Fallas, venimos a dos o tres mascletaes en grupo hacemos una visita para una falla accesible, que este año es Convento Jerusalén, colaboramos nosotros también para que los usuarios tengan el llibret o la explicación de la falla en braille, además todos los años también vamos a la Exposición del Ninot», explica.

Para Miguel, otro chico del grupo, la movilidad por la ciudad estos días es lo más complicado porque «te ponen vallas o tienes más obstáculos, alguien te tiene que acompalar». Pero aún así, la sensación de emoción y de vibrar con la mascletà lo compensa. «Hay que salir y disfrutar igual, aunque nos cueste un poco más». Para Prats la fiesta ha evolucionado pero se tiene que adaptar. «Ellos son parte de la fiesta y es la fiesta la que tiene que ser accesible para ellos, viven la fiesta como uno más y la emoción de las Fallas sólo que hay que ponérselo fácil para que puedan participar plenamente».