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Es el último premio de Valencia. El más bajo de los que otorga Junta Central Fallera. Pero los miembros de la comisión Pintor Domingo- ... Guillem de Castro están muy orgullosos de haberlo conseguido. Son una falla muy humilde en pleno centro histórico, en el barrio de Velluters, a un paso del Mercado Central y cuentan con una tradición de más de 140 años de existencia, lo que la convierte en una de las más antiguas de la ciudad.
Alfonso Hernández no ha podido tener un mejor debut. Es su primer año como presidente y este viernes ha sido la primera persona en Valencia en recoger el premio a una falla en el Ayuntamiento, ya que se dan en orden inverso. El galardón ha sido el octavo de la sección Octava C, la categoría más baja de las Fallas. «Es simbólico pero para nosotros resulta muy importante este premio, a pesar de ser el último, esta falla ha hecho mucho esfuerzo», expresa.
No tienen fallera mayor. De hecho llevan seis años sin máxima representante femenina, aunque tienen «casi convencida» a una chica para que ocupe el cargo el año que viene. Tampoco hay fallera mayor infantil ni presidente infantil. «Yo soy el único representante de falla. La verdad es que hay un salto generacional, los adultos más jóvenes tenemos más de 40 años y después ya están los niños. Necesitamos rejuvenecer la falla», dice el presidente.
La comisión la componen sólo 24 personas adultas y 14 niños. Y han aumentado la presencia de infantiles porque este año han hecho una campaña de captación con precios muy reducidos, con el objetivo de rejuvenecer la edad media y captar nuevos falleros, y se apuntaron 11 niños. Pero aún así son una de las comisiones más pequeñas de Valencia. «Somos una familia», repiten varios falleros en la puerta del casal. En concreto son dos. Más de 20 falleros pertenecen a dos familias, y el resto son amigos desde siempre.
Uno de los más veteranos es José Manuel Muela, actual vicepresidente pero que ha sido presidente los últimos diez años. «Los 24 adultos somos fieles a esta comisión», defiende. Y explica los detalles del monumento, que les ha valido este simbólico premio: «La falla representa la evolución de la vida, desde el nido, la infancia, el colegio, la mili que se hacía antes, casarse, tener hijos y acabas en una jaula como un pajarito. El artista es Paco Ribes, con la idea que ha desarrollado Vicente López, hemos trabajado varios años con los dos». El coste de la falla es de unos 2.400 euros. «Nos gastamos lo mismo que El Pilar en el césped», bromea Muela, que tiene a sus hijos y nietos en la falla. De hecho, este presupuesto es más de cien veces menor que el de Convento Jerusalén-Matemático Marzal, tercer premio de Especial.
Para todo el año cuentan con un presupuesto global de 9.000 euros y las cuotas de cada fallero con 330 euros anuales. «No tenemos tickets, es barra libre para los falleros y si hacemos comidas pagamos lo que valga entre todos, es todo muy familiar», cuenta Luis López, delegado de Festejos. «Si calculas lo que pagas de cuotas, las cenas, etc, te sale mucho mejor que irte un fin de semana por ahí», añade. Tampoco hacen verbenas ni discomóvil. «Ya tenemos bastante con las que montan aquí al lado, tanto en el Mercado Central como en las otras fallas de alrededor», señala López.
El único fallero que vive en el barrio es el vicepresidente tercero, José Luis Martínez. «Es un barrio muy antiguo y ya no vive nadie aquí. Cuesta que la gente venga durante el año porque toda la zona del Carmen está muy mal para aparcar y la gente no se va a gastar el dinero en gasolina y parking», explica. Y también afecta el tema de la inseguridad, al estar en pleno Velluters, que no tiene incidencia en los días de Fallas pero sí algunas noches durante el año. «Ha habido un tiempo que ha estado complicado el barrio en cuanto a seguridad, pero ha mejorado últimamente, no es lo que era en los años 80 y 90», indica.
Hace unos años el monumento lo plantaban en la propia confluencia de las dos calles que ponen nombre a la falla. También tenían el casal allí mismo en Guillem de Castro. «Pero el edificio lo expropiaron y nos cambiamos a este de la calle Exarchs y también nos hemos traído la falla aquí», cuenta Muela. La media de edad en la comisión mayor es mayor de 50 años. «Tenemos un problema, los jóvenes son nuestros hijos y ya son mayores y tienen niños», apunta el vicepresidente.
A lo que no renuncian en Pintor Domingo-Guillem de Castro es a la banda de música. «Tenemos una charanga con 13 músicos, que son de mi pueblo, Casinos», señala Muela. Aunque a veces son más incluso que los falleros para algún acto. «En el año de las fallas de septiembre vinieron los 13 músicos para recoger el premio y sólo me vestí yo como presidente, así que parecía una clavariesa, yo solo con toda la banda para mí», cuenta entre risas el actual vicepresidente primero.
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