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En Fallas todo el mundo visita los monumentos, come buñuelos con chocolate, va a ver la mascletà y desfilar a los falleros. Pero uno de ... los grupos de actores principales de las fiestas sin duda son los músicos. No serían Fallas sin bandas y charangas que animen un pasacalle, una ofrenda o cualquier otro acto de las comisiones. Miles de músicos trabajan estos días de Fallas en Valencia, con sus instrumentos a cuestas y sin perderse ni un acto. Pero, ¿dónde se meten, cómo se organizan, dónde pernoctan? Las soluciones que encuentran son muy variadas y dependen mucho del presupuesto que manejen y las facilidades que les den.
En función de cómo sea de grande la comisión fallera, el número de músicos que lleve será uno u otro. Las fallas que tienen mucha gente, en torno a 400 personas o incluso más, pero también las que mayor presupuesto tienen, suelen llevar una banda de música casi al completo. En cambio a las comisiones más pequeñas les basta con una docena de integrantes, o incluso hasta un grupo aún más reducido con dolçaina y tabalet. También hay grupos de amigos que se juntan y forman charangas y son habituales en comisiones pequeñas. Y es que la Comunitat es la región con más bandas de música de España, con más de 500.
Paco López toca el saxofón en la Banda Sinfónica de la Sociedad Musical Santa Cecilia de Requena. Lleva casi 20 años viniendo en Fallas y ha vivido todo tipo de situaciones. «Hay fallas que cuidan a los músicos y otras que nos consideran sólo un acompañamiento. Los músicos son para que los disfrutes, si los tratas bien tocarán contigo en el casal, no habrá problemas de horarios, es un binomio falla-banda en el que debería haber ese respeto para que funcione bien», explica. «Otras fallas no lo hacen tanto y cambian cada año de banda, depende del trato que les des. Si te ponen mala cara si vas a tomar algo al casal, pues al año siguiente igual no vuelves», indica el requenense.
En cuanto al alojamiento, los hay de todos los tipos, y también depende de cómo se implique la falla. Algunas comisiones lo tienen previsto y ofrecen en el dinero del contrato con las bandas de música un piso para los días de Fallas. «Si la falla se hace cargo e incluso te dan comida en el casal, entonces pagan algo menos por cada acto», cuenta Paco. Pero algunas situaciones han sido más delicadas. «Yo he tenido que dormir en peluquerías caninas, gimnasios, locales con un baño para 20 personas sin ducha y teníamos que ducharnos en casa de algún fallero», detalla el músico requenense.
Es cierto que los más veteranos suelen buscarse alojamientos más dignos, o incluso van y vuelven a su municipio cada día. «Pero uno joven duerme donde sea. Yo me he metido con 18 personas en un piso de 3 habitaciones con un solo baño. En las habitaciones y el comedor dormíamos con colchones, que los pone la falla algunas veces, pero sino nos llevamos hinchables, al final sólo son tres noches», señala Paco López. «Nos organizamos bien, pero es un 'gran hermano' de 3-4 días, en el que creas un vínculo, porque somos una familia, recogemos la ropa, las cosas, hay bandas que incluso se hacen su cuadrante de limpieza», añade.
Fran Villena, presidente de la Unión Protectora Musical de Vallada, es otro habitual en Fallas. «Lo normal es tener un piso, y si no se encarga la falla, el delegado de la banda lo busca. Pero es verdad que encontrar un piso en Fallas es muy complicado, y si no se puede, pues se quedan los que quepan en pisos que conozcan, o se quedan los jóvenes y los más mayores van y vuelven a su casa», apunta. «Este año la falla nos deja el casal para que nos instalemos allí con colchonetas, porque ellos tienen la carpa, pero claro para ir a un baño a asearte tienes que ir a un polideportivo o a casa de alguien», relata el músico.
Voro Cerveró pertenece a la banda el Atril Rovellat de Montserrat y lleva unos 15 años de músico en Fallas: «Este año nos quedamos ocho personas en un piso, que nos ha buscado la falla, y estamos en colchones hinchables, nos vamos repartiendo. Lo de las duchas ya es más complicado, porque a veces en media hora nos tenemos que duchar todos. Hay que sobrevivir como se puede», cuenta el joven. «Una vez nos metimos 12 en un piso, salimos y nos dejamos las llaves dentro con los instrumentos. Hubo que llamar a un cerrajero, nos entraron los nervios, pero menos mal que llegamos justos al inicio del acto fallero porque el cerrajero vino pronto», relata. Llevan 13 años seguidos tocando para la falla Doctor Olóriz. «Nos tratan muy bien, ya es como si fuéramos de la familia».
Los precios se negocian para cada caso entre la banda y la falla, según el número de actos que haya y las horas que sean cada uno. Se puede pagar por cada acto, por día o un presupuesto total para los cuatro días. La Ofrenda siempre es el acto más caro, porque es el que más músicos necesita, ya que se trata de donde más falleros desfilan, y también el que más dura, entre cuatro y seis horas. La media suelen ser unos 500-600 euros un acto normal y entre 800 y 900 euros la Ofrenda. De media suele estar en torno a 50-60 euros por acto para cada músico. «En la banda de Requena solemos ir 15 músicos pero para el acto de la Ofrenda venían 15 más porque se necesitaban, la gente se suma, aunque el dinero es el mismo pero se reparte», expresa López.
En la mayoría de bandas el dinero no se suele repartir a partes iguales. Normalmente hay jerarquías, como en los clubes de fútbol. Los músicos más veteranos cobran más y los jóvenes, o aquellos que están empezando, menos. Según cada falla varía algo el precio, pero cada músico puede ganar unos 80-100 euros en un día normal y «hasta 150 euros en un día bueno, si haces más actos o incluso te vas a otra falla y doblas actos», señala Paco. Aunque, eso sí, en las bandas hay un sentimiento paternalista. Los veteranos cuidan de los jóvenes. «La gente mayor tratamos de comer de menú, intentamos llevarnos a los chavales para que coman con cabeza y no una empanadilla tirados en la calle, se trata de hacer bloque», cuenta Fran Villena.
Lo habitual es que los músicos se informen de las canciones que le gustan a la fallera mayor, al presidente, o que los falleros les pidan algunos temas. «Si hay buen rollo tocas lo que haga falta. Hay fallas con buen ambiente que cuando acabas vas al casal de fiesta con ellos, te cuidan, te ayudan si necesitas algo, eso suele ser así en casi todas las comisiones, siempre hay algún fallero que está más pendiente de nosotros», asegura Voro.
Los músicos recalcan que muy poca gente viene sólo por dinero. «Si fuera por eso no compensaría, pero venimos a las Fallas por el ambiente, la tradición, la fiesta, porque nos gusta la música, los actos son bonitos, nos emociona llegar a la Virgen en la Ofrenda», explica Cerveró. «Me gusta ver cómo está todo decorado, el público cómo disfruta viéndonos, son muchos alicientes. En Valencia el ambiente es de Champions», indica Paco. «Lo que se cobra es para pagarte la afición, los más jóvenes salen de fiesta y al final lo que ganan se lo gastan. Nadie va por dinero a las Fallas, es por el ambiente, por dinero no iríamos nadie. Van músicos que tienen sus carreras, buenos sueldos, no necesitan tocar para vivir, lo hacen por afición, son unos días de convivencia, de hermandad, de música en la calle, disfrutas y la gente disfruta», argumenta Villena.
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