Tintorerías a toda máquina para salvar la indumentaria fallera

Si en la primera jornada de Ofrenda muchos falleros pudieron cumplir con su devoción a la Mare de Déu sin mojarse, al día siguiente, ni los falleros de las comisiones de Valencia, ni los invitados de poblaciones afectadas por la dana, ni Berta Peiró, fallera mayor de Valencia 2025, ni su corte se libraron del chaparrón. Eso sí Berta y sus compañeras decidieron desfilar desde el Miguelete y hasta la entrega en la plaza de la Virgen y la Basílica sin paraguas, a pesar de que la lluvia fue incesante.

Una vez los falleros ya han recuperado horas de sueño, en las tiendas de indumentaria y en las tintorerías no para de sonar el teléfono para ver si hay manera de recuperar las ricas sedas y, en algunos casos espolines tejidos a mano, que sufrieron las consecuencias del agua torrencial.

En una de las firmas donde ya han comenzado las consultas es en 1700 Indumentaria Valenciana. «Hay trajes que han encogido hasta cuatro centímetros. En todo caso, la solución pasa por dejar secar las faldas por completo y tiene que ser en vertical», indica Jorge Fabuel.

También apunta que una vez que se sequen, «hay que desmontar la falda, plancharla y tratar de llevar la entretela al sitio para luego volverla a montar», añade.

El problema a veces, tal como relata Fabuel, es que «las telas de seda pueden llevar tramas de otro material, como por ejemplo, viscosa, y ambos encogen de forma diferente porque cada material se comporta de forma diferente frente al agua y se hacen bolsas en la tela».

De hecho, una tela de rayón, que es una fibra sintética, aguanta más que una seda o un espolín, sobre todo en este último caso, porque la continua es algodón y encoge más, describe el indumentarista. Y es que telas como las sedas no están preparadas para aguantar el agua.

Y si a eso añadimos cuando se trata de telas claras «y que destiñen las tramas, acaban pasando delante y eso ya no tiene solución».

Lógicamente para empezar por el paso número uno, hay que dejar secar la falda en vertical y mejor en el interior de la casa que en un exterior. Tampoco hay que aplicar calor, por ejemplo, de un secador del pelo. Y luego, hay que pasar por la tintorería y por el indumentarista de confianza, porque «la tela que se haya encogido ligeramente no vuelve al sitio sola, hay que desmontar la falda, planchar y volver a montar», añade Fabuel.

Y más problema hay si los zapatos de valenciana no tienen la horma de piel sino de cartón «porque el cuero no se deforma, pero el cartón sí».

En tintorerías especializadas como Bremen, en la calle Conde Altea, explican que al día siguiente de San José ya recibieron un centenar de trajes para limpiar.

«Es importante ponerlos a secar en vertical», indican desde la tintorería que dirige Emilio Tortajada. De hecho, en esta tienda las faldas se cuelgan de un 'tren de secado'. Luego se repasan las manchas con una esponja, «se aplica perclorotileno, que es un disolvente».

También detallan que hay familias que les han llevado hasta siete trajes. En los primeros envíos hay faldas que muestran bolsas por el encogimiento de materiales y, por ejemplo, una seda de color rojo «ha desteñido al delantal y al forro y eso que llevaba un chubasquero. Desde Bremen recuerdan que tras la dana también se dedicaron a recuperar trajes de valenciana, «unas mil prendas seguro. De una familia nos trajeron 35 prendas».

En otras tintorerías como Rogemy, en la calle Pedro de Valencia, ya han recibido una veintena de trajes para recuperar y en Mundo Sec, en la calle Manuel Candela, «en dos días nos han traído 62 trajes y piezas como zapatos y cancanes».