La última falla galardonada: «Somos los últimos en premio pero los primeros en ilusión»

Eso sí, al ojo del turista y el fanático fallero, estas secciones no tienen apenas relevancia. Pero para ellos, un premio, por muy bajo que sea, lo es todo. Y como todo en esta vida, igual que hay primeros, también hay últimos. Eso sí, aunque las fallas tienen ese aspecto competitivo de querer ganar todos los premios, no va la vida en ello. Lo importante es disfrutar y pasarlo bien, y si es con un galardón, pues mejor. Así lo creen en la comisión de Blasco Ibáñez-Mestre Ripoll, que es el 'farolillo rojo' de estas Fallas de 2025.

«Nuestra falla fue refundada hace 23 años porque ya existió y la cerraron. Y en estos años hemos pasado de todo y ahora estamos en nuestro momento más bajo, cuando menos falleros somos. Desde la crisis allá por el 2008 hemos ido bajando. Llegamos a ser 130 falleros o una cosa así. En la falla realmente tenemos gente. Las chicas estas son de Madrid, mi cuñada es escocesa y otros dos son de Aragón, osea que tenemos de todo el mundo. Ahora mismo somos unos 60 y pocos. Además, la comisión infantil se nos ha quedado muy reducida, solo tenemos niñas», cuenta Vicente Darder Garcerá, uno de los dos presidentes de la comisión, cargo que comparte con su hermano Joaquín.

«Queremos intentar crecer. Por eso el cartel de que 'si quieres una falla más grande, lo único que tienes que hacer es apuntarte'. Queremos tener ideas distintas, como somos pequeños, estamos haciendo cosas, coger ideas de que venga gente, de que tenga que colaborar. Y es verdad que hemos probado muchas cosas, pese a que hemos funcionado con el barrio que es. Es un barrio que hay mucha gente que viene a dormir, de fuera, universitarios y demás que son de fuera. Y eso, entonces queremos crecer. No queremos que la falla llegue a cerrarse, porque llegamos a ser pocos, pero es que las cosas cada vez están más difíciles», añade Vicente.

«Somos la última en premio, pero la primera en ilusión y en ganas de tirar para adelante y superar todo lo que podamos. El presupuesto del monumento es el mínimo para entrar en concurso y recibir subvención, que creo que son 2.000 euros la grande y 1.000 la infantil, que nos lo subieron este año, pero hicimos el esfuerzo de poder intentar llegar. No es la primera vez que nos llevamos premio, ya hemos tenido otros. Hemos llegado a tener el máximo un segundo premio en la sección», cuenta el presidente de la comisión.

«Pero bueno, lo importante para nosotros más que el monumento es la fiesta. ¿Me gustaría gastarme más el monumento? Sí. Pero prefiero tener la carpa. Porque claro, nosotros el casal lo tenemos en la otra punta del barrio. Entonces la carpa no nos hace falta, y tener la carpa es pagar la luz, y el enganche está en la otra parte del barrio. Que solamente el cable ya son casi 2.000 euros. Que son gastos fijos que tienes que tener sí o sí. Así que hacemos todo lo que podemos para mantenernos. Llamo a eso, que estén abiertos a venir. Estamos muy listos en coger ideas nuevas. Que sí que nos gustaría crecer algo más para poder tirar todo para adelante y que la cosa crezca. Sobre todo, nos gustaría que viniera gente con niños. Para que la sección infantil nos creciera, porque es el futuro de la falla», señala Vicente.

Pese a ser premiados, también reciben críticas y hay cachondeo. «Ayer una mujer, una vecina me decía: '¿No os da vergüenza montar eso?'. Y digo, vamos a ver. No, porque realmente su función es quemarla. No es que sea lo más grande, claro. Si tú tienes una más grande, luego la cremà es más bonita, pero realmente la función de las fallas es quemar lo viejo para empezar con lo nuevo. Da lo mismo que sea de 20 metros que de 4 metros», sentencian desde la última falla premiada.