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Miércoles, 14 de enero 2015, 00:10
valencia. Ayora ha celebrado la centenaria romería en honor del Santo Ángel Tutelar. Existe una tradición secular que forma parte de la religiosidad popular de los ayorinos y de la propia identidad del pueblo: la devoción al Santo Ángel y la celebración de su fiesta el segundo lunes de enero.
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Miles de vecinos, tanto de Ayora como de otras poblaciones cercanas, acompañaron el pasado lunes la imagen del Santo Ángel y la viejecita Liñana desde la parroquia de la Asunción hasta la ermita del Santo Ángel. El buen tiempo para esta época del año, sol y una temperatura no muy baja, comparada con otros años, contribuyeron a que la animación fuera extraordinaria.
Cabe destacar como nota curiosa los numerosos niños de corta edad vestidos de ángeles, montados, muchos de ellos, en las andas del Santo Ángel.
Esta tradición se basa en el suceso milagroso ocurrido en Ayora en el año 1392 y que fue recogido por Miguel Molsós, contemporáneo al suceso y figura de excepción de la historia de Ayora que fue Vicario General de la Diócesis de Valencia, datario papal de Benedicto XIII, Deán de la Colegiata de Orihuela, auditor de la Rota y Capellán del Papa Martín V.
El relato recogido por Miguel Molsós dice así: «Hallábase la villa de Ayora afligida de hambre y peste en el año 1392. En el segundo lunes de enero salía de la villa una piadosa mujer llamada Liñana, para ir a la de Jarafuel, distante de allí dos leguas; y en el camino a la inmediación de aquella, en su misma huerta encontró un bello mancebo, que le dijo: vuelve a Ayora y di, que vengan y hagan una rogativa todos los años en este sitio y cesará la peste y el hambre; y replicando la buena mujer que no la creerían, el mancebo le escribió en la palma de la mano unos caracteres y desapareció. Volvió la mujer a Ayora, refirió el pasaje a Clérigos y Jurados, la creyeron, fueron en procesión e hicieron rogativa en el sitio señalado, y cesó al instante y enteramente la peste y el hambre.»
Este suceso acaecido a finales del siglo XIV hay que situarlo en un siglo que destacó por la aparición constante y cíclica de las epidemias de peste negra, siendo especialmente significativa la de 1348, que provocó la muerte de miles de personas en el Reino de Valencia. La epidemia de 1392, en la que se sitúa el milagro del Ángel de Ayora, estaría más relacionada con Castilla y las zonas fronterizas del Reino de Valencia, que se vieron afectadas por un brote esporádico de carácter zonal. Junto a la epidemia, Ayora se vio sometida a una fuerte sequía y hambruna, a las que habría que unir las consecuencias de la guerra de los dos Pedros entre Castilla y Aragón.
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Esta devoción se fue conservando a través de los siglos, potenciándose en los momentos en que de nuevo pestes o epidemias azotaban a Ayora. Así en 1599, al aparecer un brote de peste procedente de Almansa, el pueblo renovó su fervor y se erigió un templo en honor de San Roque y del Santo Ángel, en el que en 1600 ya se hizo procesión y misa solemne.
En 1802 fue llevada en procesión a su ermita la nueva escultura del Santo Ángel y la mujer Liñana. Desde entonces, cada vez que alguna epidemia azotaba al pueblo, era traída la imagen hasta la parroquia haciéndose rogativas para que por su intercesión librara al pueblo de la enfermedad.
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La fiesta, el segundo lunes de enero, declarada como fiesta local, comienza el día anterior, en el que se celebra una misa a las 10 de la mañana en la ermita del Santo Ángel, tras la que se trae la imagen hasta la Parroquia, donde se le recibe con una misa solemne. Por la tarde del domingo se celebran las vísperas en la parroquia y a continuación, se enciende una hoguera en la Plaza de la Fuente, donde se ubicaba anteriormente el ayuntamiento. Junto a la hoguera, en la Lonja, las rondallas de Ayora interpretaron la música popular local y donde se bailó la Jota Ayorina.
El lunes, el día grande de la fiesta, se celebró la misa solemne en la Parroquia, en honor al Santo Ángel, y por la tarde se realizó la procesión-romería hasta la ermita del Santo.
A la vuelta al pueblo se acude a la puerta del ayuntamiento, donde se piden «toros», es decir que se celebren las fiestas de toros del mes de agosto. Anteriormente estas fiestas se celebraban en Febrero en honor de San Blas, de ahí que se pidieran el día del Ángel; petición que el ayuntamiento solía aceptar en acción de gracias a la intervención del Santo.
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A continuación, y como cierre de la fiesta, los miembros de la Cofradía se reúnen en una merienda que sirve de asamblea para elegir mediante sorteo y con unas barajas al nuevo Cofrade Mayor y a los dos mayordomos, que presidirán la fiesta del año siguiente. Los ayorinos han renovado un año mas su promesa al Santo Ángel Tutelar y se han asegurado, por boca del alcalde, José Vicente Anaya, que el próximo mes de agosto, dentro de las fiestas patronales, habrá toros.
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