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JOSÉ IGNACIO GONZÁLEZ
Miércoles, 25 de febrero 2015, 23:58
Es una referencia. Más de un siglo de historia contempla a la ganadería de Germán Vidal, santo y seña de las divisas que crían bravo en la Comunidad Valenciana. Animales de corro o 'del terreno' en la jerga del bou al carrer y que en el caso de esta dinastía oriunda de la castellonense localidad de Cabanes ostenta galones de alto rango. La finca El Cortijo, en el Baix Maestrat, es un reducto de cerca de 700 hectáreas en el que Germán Vidal Segarra, tercera generación de los Vidal, mantiene muy alto el pabellón familiar y ha sabido adaptarse a los tiempos como pocos, comercializando de un tiempo a esta parte toros cerriles o criando bueyes para encerrar que son la envidia de muchos de sus compañeros. 101 años después, el sueño de Germán Vidal Amer, tío-abuelo del actual propietario Germán Vidal Segarra, sigue vigente.
«La primera compra de ganado que hace mi tío data del 1914. Entonces le adquiere vacas al que conocían como el Dolçainer de Tales y un par de años después hace lo propio con Sapiña, que tenía el ganado en El Saler», relata Germán Vidal Segarra para situar los orígenes de una ganadería que se fue consolidando con el tiempo y que tras las penurias de la guerra civil comenzó a cimentar su leyenda con toros como el 'Españoleto', el 'Templao' o el 'Mijares'. «Hubo otra compra fundamental de mi tío a los Ortega de Guadalajara; a partir de ese momento se viene arriba un proyecto que a partir del año 67 dirige mi padre y que para mí es un honor mantener vigente, con mucho sacrificio y afición, pero vigente». Germán Vidal Amer, padre de nuestro protagonista, consolida una divisa que por el juego y sobre todo por la imponente presencia de sus animales pasa a ser una referencia entre los ganaderos autóctonos. 'Fundador', 'Luminoso' o 'Caramelo' entre los machos y las vacas 'Pesetera', 'Camarera' o 'Golondrina', son sólo algunos de los nombres legendarios de la década de los setenta y que corren de boca en boca entre los aficionados, como posteriormente sucedería con 'Clavelino' y más a finales del siglo pasado con 'Avión', 'Naranjito', 'Orgulloso' o 'Limonero'. La lista es interminable.
Entre 650 y 700 cabezas de ganado pastan en la actualidad en El Cortijo. Un número muy respetable que no alcanzan muchas de las ganaderías de más solera de Andalucía. De ellos, unas 450 entre vacas, toros y bueyes, son los que están en disposición de correrse en los pueblos. «Para como están las cosas, lo cierto es que aguantamos el tirón. Eso no es poco teniendo en cuenta que se paga ahora lo mismo por un corro de vacas que lo que se pagaba hace 25 años, mientras que los gastos se han multiplicado», manifiesta Germán, quien pone un par de ejemplos: «En el año 96 se mataba para la carne y el precio estaba en 2,70 euros el kilo, ahora está a 1,20. Y qué te voy a decir del pienso, el kilo estaba entonces en 20 pesetas y en la actualidad no baja de las 40 ó 50. En los noventa se ganaba dinero de correr el ganado, aquello no tiene nada que ver con lo de ahora».
Y es que la crisis, la competencia desleal entre los propios criadores con una bajada notable del precio y, sobre todo, la Administración, han puesto las cosas muy difíciles. «La Administración ha arruinado a familias enteras desde su oficina. Es insoportable la cantidad de trabas, tanto sanitarias como burocráticas, que nos ponen. Lo del 99 sólo lo superamos unos pocos». Germán Vidal se refiere a la normativa que obligó entonces a pasar por la manga a toda la ganadería para el examen de la tuberculosis y la brucelosis. En su caso aquello acabó con casi el setenta por ciento de la vacada en el matadero. «Tocó rehacerse. Mi padre falleció y no nos quedó más remedio que recurrir a comprar fuera. Nosotros lo hicimos en Navarra, aunque siempre tratamos de salvar las familias de confianza que teníamos en casa. En aquellos tiempos fue clave para mí Fernando Machancoses, un hombre fundamental en el ganado de corro, que me animó y me hizo ver que todo aquello se podía superar». Y Vidal lo superó, tanto, que consolidó un encaste propio, siempre con las bases del buen cuidado y la fortaleza de los animales.
Sin abandonar en ningún momento el trajín de los animales de corro (hasta siete u ocho pueblos llega a abastecer de bravo el mismo día en los días fuertes de verano y es imprescindible, por ejemplo, en la entrada de toros y caballos de Segorbe) Germán se adapta a los tiempos y se introduce en el compraventa del toro cerril, algo que impuso el propio mercado de los festejos populares con la tendencia de las comisiones a exhibir animales comprados en Salamanca, Andalucía o la Zona Centro. «Empezamos en 2001. Cada vez estaba más en auge lo del cerril y tras varias operaciones en las que yo mismo participé para ayudar a las peñas me dije ¿y por qué no me lo voy a ganar yo?. Comencé con pocos toros, al año siguiente unos pocos más y en 2014 vendí 104 toros cerriles y hemos tenido en casa ejemplares de las principales ganaderías de España. Este año las cosas han cambiado, hay menos y son más caros, en eso nos ganan los ganaderos de Andalucía que le han pegado un subidón al mercado con su unión. Va a ser muy difícil que alguien compre un toro por menos de tres mil euros. La unión es algo que nunca hemos tenido los ganaderos de corro», afirma un Germán Vidal que en el cebadero tiene preparados para esta temporada unos sesenta cuatreños, entre ellos veinte de los últimos toros de Sánchez Cobaleda que se lidiarán, además de ejemplares de Carmen Borrero o El Pizarral.
El futuro de esta divisa está asegurado, ya que los hijso de Germán, Greta y Germán, llevan dentro el veneno del toro, al igual que su esposa Lidón.
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