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Juan Pedro Domecq,  ganadería de cabecera

Juan Pedro Domecq, ganadería de cabecera

'Bienvenido' fue el primer astado del hierro ducal que pisó las calles del pueblo

J. I. GONZÁLEZ

Viernes, 25 de septiembre 2015, 00:48

La historia de Massamagrell en materia taurina va íntimamente ligada a la de la ganadería de Juan Pedro Domecq. Tres generaciones ya con el titular de la vacada del mismo nombre y siempre presente en los festejos de Massamagrell. El trato con la Penya Taurina en la sevillana finca de Lo Álvaro es fácil: «El mayoral Emilio es el que decide. Nosotros le decimos si te equivocas tú, nos equivocamos todos y él elige el toro que vendrá cada año. Cinco minutos dura el trato en esa casa. Emilio se suele equivocar muy poco y los toros casi siempre dan juego», manifiesta Daniel del Olmo, que rememora el origen del vínculo: «Todo comienza antes de crearse la Penya Taurina. Rodrigo, el dueño del bar del mismo nombre, tenía relación con don Juan Pedro y en 1956 se compra y embarca a 'Bienvenido', el primer toro que pisó Masamagrell con el hierro ducal».

«La relación es casi familiar; desde entonces hasta ahora yo tengo contabilizados cerca de doscientos toros entre Juan Pedro Domecq y Jandilla lidiados en Massamagrell a lo largo de la historia. Al funeral de don Juan Pedro Domecq y Díez enviamos representación y a su hijo, Juan Pedro Domecq Solís que en paz descanse, lo trajimos para una charla y la Casa de la Cultura se abarrotó de gente para escuchar la gran entrevista que le hizo José Luis Benlloch», comenta con añoranza Del Olmo, quien recuerda una noche muy especial en la Feria de Julio del año 66 en la que «logramos traer a tres de los hermanos Domecq y Díez: Juan Pedro Domecq, Salvador Domecq y el Tío Perico. Fue en una cena en la que el pueblo se echó a la calle y que yo me perdí por estar haciendo la mili».

En el polo opuesto, el vínculo con la divisa de Jandilla, que se enfrió hace unos años. «Tras un peculiar trato con Reyes, el mayoral de toda la vida, y Borja, el ganadero, resultó que el toro que compramos acabó lidiándose en otro sitio según nos contó el mayoral actual. Aquello no nos gustó y ya no hemos vuelto a comprar allí», comenta Daniel del Olmo, quien puntualiza que Baltasar Ibán y Conde de Mayalde son otras dos ganaderías con las que mantienen una relación exquisita.

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