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JORGE CASALS
Jueves, 1 de diciembre 2016, 23:44
valencia. Sergio Cabello, un joven aficionado de 35 años nacido en Valencia, ha visto cumplido uno de sus sueños: ser ganadero. Hace dos años que emprendió esta bonita, romántica pero no menos dura aventura de la ganadería de reses bravas, y poco a poco se va haciendo un nombre y un sitio en los festejos populares de bous al carrer de la Comunitat. Empresario de éxito y muy vinculado desde siempre con el mundo del caballo, tan ligado al del toro, este valenciano dedica ahora mismo gran parte de su esfuerzo a levantar una ganadería de bravo con el sello y la idiosincrasia de los mejores hierros que tiene esta tierra. Y lo está consiguiendo gracias a una amalgama de sangres de las mejores divisas valencianas, entre las que busca definir su prototipo de animal que se identifique con su personalidad. «Desde siempre he tenido afición, pero en mi casa no hay antecedentes en cuanto al ganado bravo. Sí que es verdad que yo me he dedicado a la cría de caballos, y eso me ha dado cierta experiencia a la hora de manejarme con los toros».
Habla de su vinculación con los caballos y desvela que fue jinete cotizado, al que muchos rejoneadores buscaban para comprarle o poner a punto sus caballos para torear. Una lesión en la espalda le privó de su mayor afición. Apartado de la equitación, se volcó en emprender este nuevo reto. En 2015 adquirió la ganadería y la finca de José Ortega, situada en la localidad de Alfarp. Una finca típica de las ganaderías valencianas, autóctonas, con poca extensión de terreno y apenas vegetación, puesto que los cercados están levantados sobre una antigua cantera. Tras adquirir la finca, comenzó a comprar ganado y su primera fijación fue la casta navarra, decantándose por animales de esta sangre que encontró en ganaderías como Iván López o Nicolás Aranda 'El Ruedo'. Pero pronto se dio cuenta de que aquella, no fe la decisión más correcta: «No es lo que yo busco ni lo que quieren los aficionados de nuestra tierra. Los animales de este encaste tienen movilidad, pero pecan de excesiva nobleza. Prefiero que mis vacas sean más avispadas, más listas y se defiendan mejor en las calles y en los obstáculos. Por eso, ahora, aunque todavía tengo vacas de Nicolás Aranda, me he decantado por el ganado autóctono de nuestra tierra».
Ese cambio de rumbo le ha llevado a formar una ganadería con una base muy distinta de animales pero con un denominador común, el pertenecer a vacadas de la tierra, con experiencia y trabajo contrastado en las calles. Encontró lo que buscaba en ganaderías como Hnos. Miró, de Cabanes, con procedencia L'Hortolà, que es una de las madres de muchas ganaderías autóctonas; también en la castellonense de Ramón Ángel y en la valenciana de Jaume Bosch 'El Saliner'. Su última adquisición ha sido un lote de doce vacas de La Paloma, y todo el ganado de Segaria, una ganadería alicantina propiedad de Sebastián Ruiz Peiró. En total, pastan ahora mismo en Alfarp cerca de 200 cabezas de ganado. «Ahora mismo hay un trabajo de selección importante. Estoy probando el ganado para quedarme con lo mejor e ir definiendo el tipo de toro que quiero criar. Lo que busco es un animal que sea bravo, que se emplee, que llegue hasta el final y sobre todo, que se defienda bien, que tenga ese punto de viveza que tanto hace falta para que se hagan respetar en la plaza o en la calle».
Ahora mismo, dentro de esa rigurosa selección, ha querido fijar una línea a través de un solo semental, un toro procedente de la ganadería de Ramón Ángel. «Es toda una apuesta porque lo normal es abrir la ganadería con varios sementales. Pero creo que es una buen decisión, porque aunque sea el mismo semental, las vacas son las que hacen que tenga varias familias y ramas. Estará tres años padreando y luego veremos los resultados y con qué vacas ha ligado mejor. Espero no equivocarme», explica Sergio.
La temporada 2016
En 2015 debutó como ganadero y este año, ha conseguido hacer una temporada buena, acudiendo a varios pueblos. «No ha sido fácil, porque es muy difícil que confíen en una ganadería que no conocen. Pero poco a poco nos vamos abriendo camino y lo bueno es que hemos dejado muy buen sabor de boca donde hemos ido, por lo que para el año que viene, espero repetir. El único problema que veo son los precios. El mercado está muy ajustado y creo que en ese sentido, los ganaderos deberíamos reivindicarnos», comenta el ganadero. Este año, las vacas y toros de Sergio Cabello han dejado el pabellón bien alto en pueblos como Montserrat, Benaguacil, La Pobla de Vallbona, Sollana, Jérica y sobre todo, Sumacarcer, donde ha vivido «la mejor actuación de la temporada. Además, he sentido el cariño de la gente. Lo recordaré siempre. Son momentos que dan mucha fuerza para seguir trabajando y teniendo ilusión en la ganadería".
Muchos han sido los animales que este año han dado la cara y han defendido el nombre de la ganadería. En Villar del Arzobispo destacaron vacas como Artista, Castaña, Cardenilla, Agua Brava o el toro Duendecillo. En Jérica hubo un magnífico corro de vacas: Artista, bandolera y los toros Alicantino y Bombito, hicieron que se despidiera la tarde con una gran ovación. Tarántula, Rifeña (procedencia L'Hortolá), Sebastiana o Arantxa son otros nombres a tener en cuenta en esta recién creada ganadería. «El objetivo es mantenerme y que al final, mis hijos puedan seguir con esta gran pasión. Esa es mi aspiración», concluye Sergio Cabello.
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