Cocinero, un toro de La Jotera para la historia

Moncofa siempre fue fiel a esta ganadería, un idilio que se remonta a los tiempos en los que don Jacinto Ortega llevaba en trashumancia el ganado desde los agostaderos serranos de Checa hasta la finca jienense de Los Monasterios en busca de los pastos invernales, haciendo parada en el municipio castellonense de La Llosa, donde se quedaban los toros -las vacas seguían su camino- para ser vendidos a las fiestas de los pueblos colindantes, entre ellos Moncofa. De ahí surge esa popularidad que esta divisa ha tenido siempre en los festejos de bous al carrer, gozando de más cartel que en las plazas de toros, donde los toreros la lidiaban a regañadientes por su exigencia.

Además de Moncofa, l´Alcora es otro de los feudos de esta divisa. Allí, los hermanos Óscar y Jorge Carnicer acrecentaron su afición viendo grandes tardes con los «jacintos» como protagonistas. Tiempo después, el destino quiso que estos dos hermanos continuaran con este legado único con 110 años de historia y una sangre única de procedencia Veragua.

La pandemia del Covid puso en jaque a la ganadería y el destino del matadero parecía irremediable, hasta que las noticias llegaron a l´Alcora. Óscar y Jorge, empresarios de éxito en el azulejo, en un ataque de romanticismo, decidieron adquirirla al completo salvaguardando así una joya genética de la cabaña brava. Era marzo de 2021 y tras muchos trámites burocráticos, a primeros de este año la vacada emprendió a la inversa aquel viaje que durante tantos años había hecho desde estas tierras hasta Jaén, instalándose definitivamente en Mas del Coc, la finca de Cabanes que perteneció a Manolo Beltrán.

Desde allí la camada al completo de toros se está lidiando con destino a las calles de la Comunitat con un resultado más que notable. Toros como Cocinero ponen en valor esta ganadería y dan motivos a los nuevos ganaderos para seguir luchando por este proyecto, que no es otro que mantener este tesoro genético y poner al servicio de la Fiesta un toro único en tipo y comportamiento, cuya casta permite que la emoción esté asegurada en cada festejo.

Una emoción como la que puso Cocinero en Moncofa, con una lidia a más, embistiendo durante la noche de manera incansable, acudiendo presto a recortes y quiebros, con el celo y la nobleza a la vez de los toros de bandera. Sentir a todo un pueblo cómo despedía al toro entre aplausos fue de lo más emocionante que se recuerda en este municipio. Moncofa rindió honores a un toro bravo. Criado además en una ganadería de la tierra, con unos ganaderos que han puesto todo su empeño y cartera en lograr que los aficionados vivan tardes históricas como esta.