Secciones
Servicios
Destacamos
El mes que LAS PROVINCIAS dedica al urbanismo se ha querido aprovechar para poner bajo el foco a nombres decisivos en el desarrollo de Valencia. Podrían ser más y extenderse a los ámbitos más allá de la arquitectura, aunque es necesario acotar los ejemplos y nada mejor que comenzar con uno relevante tanto por la construcción de edificios como en el diseño mismo de la ciudad, lo que se reúne en torno a la figura de Francisco Mora Berenguer.
El arquitecto nació en la época adecuada, cuando la ciudad pasó de ser una capital agrícola a una emergente urbe de servicios. Además, tuvo la suerte de formarse en Barcelona cuando eclosionaba el Modernismo con toda su fuerza, frecuentando incluso el taller de Antonio Gaudí.
Todos los elementos estaban a su disposición para que Francisco Mora (1875-1961) pasara de su Sagunto natal a un reconocimiento perpetuo por la huella que dejó en Valencia en numerosos ámbitos. Su edificio más representativo es sin duda el Mercado de Colón, la joya del Ensanche, que también contribuyó a planificar. En todo los elementos del inmueble recayente a la calle Cirilo Amorós se puede ver la elegancia, técnica y enseñanzas recibidas en su juventud. A los 23 años ya había obtenido el título en la Escuela de Arquitectura, dirigida por Doménech i Montaner, uno de los grandes que habló el lenguaje del modernismo de una manera tan sobresaliente como el mismo Gaudí. El Palau de la Música Catalana, por ejemplo, sigue sorprendiendo hoy en día.
Con esos mimbres, Mora Berenguer llegó a Valencia tras ocupar varios destinos en 1901 cuando fue nombrado por el Ayuntamiento arquitecto para el desarrollo del Ensanche, lo que combinó con encargos privados repartidos por toda la ciudad y poblaciones cercanas. En ese puesto estuvo hasta 1951, lo que refleja la importancia de su legado a través de cinco décadas.
Once fichas de obras suyas están recogidas en la 'Guía de la Arquitectura de Valencia' publicada en 2007 por el Colegio de Arquitectos de Valencia. Sólo dos años después de llegar a Valencia, recibió el encargo del empresario Manuel Gómez para la construcción de un edificio en la calle de la Paz, que con el paso del tiempo ha ido ganando en prestigio entre los expertos en el modernismo. Situado en el número 31, esquina con las calles Mar y Bonaire, derrocha buen gusto y calidad técnica.
Señala la guía que se trata del «edificio más depurado de Valencia en el estilo Art-Noveau, aunque la interpretación valenciana de este estilo fue fundamentalmente ornamental...La influencia de Gaudí en Mora, de quien fue amigo, es evidente en las primeras obras de este arquitecto».
Detalla esta publicación que la finca tiene su antecedente directo en la Casa Calvet, obra de Antonio Gaudí en el Ensanche barcelonés y premiada por el Ayuntamiento de Barcelona como el mejor edificio construido en 1900.
Y también aporta una consideración más personal del arquitecto, que ayuda a entenderlo: «Mora (influyente y prolífico arquitecto que ocupó diversos cargos oficiales) se adaptó a lo largo de su carrera a los gustos de la clase dirigente. Durante los primeros años de su profesión aceptó plenamente la llamada Escuela de Barcelona rechazada por otros arquitectos, renunciando a ella posteriormente en su discurso de entrada en la Real Academia de San Carlos en 1915 por su «carencia de severidad y su abundante e inmotivada decoración» alabando únicamente a Doménech i Montaner y a Sagnier, al que atribuyó sus dos edificios de la calle de la Paz».
El Mercado de Colón (1914-1917) es su obra cumbre aunque no fue el primero que intentó en Valencia. Antes había optado al concurso del Mercado Central, por lo que dejó de trabajar para el Ayuntamiento, aunque el estilo neomudéjar no gustó al jurado y fue descartado.
Y eso que Mora había derrochado calidad en el Palacio de la Exposición Regional de 1909, todavía en pie y que es utilizado por el Consistorio para eventos y actos sociales. Reúne los principales estilos góticos de inmuebles construidos en la Comunitat.
La frustración por no hacer el Mercado Central, que finalmente se llevaron Alejandro Soler March y Francisco Guardia Vial, alumnos al igual que el primero de la Escuela de Arquitectura de Barcelona y discípulos por lo tanto de Doménech i Montaner, no supuso un freno en su carrera, dado que en 1912 consiguió la aprobación del Plan del Ensanche en una superficie de 1.300 hectáreas y un año después ya había proyectado su obra cumbre, el mercado para el barrio.
Declarado desde 2007 como Bien de Interés Cultural y actualmente uno de los centros neurálgicos del centro de Valencia, lo cierto es que el mercado entró en decadencia décadas después de su construcción llegando prácticamente a la ruina y abandono, algo que no se entiende a la vista del extraordinario monumento.
Pero la realidad es que el Ayuntamiento tuvo que encargar en 1997, bajo el gobierno de Rita Barberá, un proyecto de rehabilitación al arquitecto Luis López Silgo que puso en valor el mercado y añadió un aparcamiento subterráneo de tres plantas. De la dirección de las obras se encargó Enrique Martínez y el conjunto de la tarea recibió el premio Europa Nostra por la cuidada restauración que se hizo.
La virtud del Mercado de Colón pasa porque la rehabilitación no ha modificado ni un ápice la sensación de transparencia y espacio abierto. Además, las portadas recayentes a las calles Jorge Juan y Conde Salvatierra siguen siendo igual de imponentes y un icono a fotografiar por turistas.
El Mercado de Colón fue una obra de gran madurez de Mora Berenguer, aunque dejó en Valencia otros ejemplos de su calidad como arquitecto. Es el caso de dos edificios en la calle Maestro Gozalbo o la fachada actual del propio Ayuntamiento, pasando por la iglesia parroquial de La Punta y el Hospital Asilo de San Juan de Dios, este último en el barrio de la Malvarrosa.
En la misma plaza del Ayuntamiento destaca la Casa Noguera y los viandantes tienen otros edificios de Mora Berenguer fuera del Ensanche, como en el número 31 de la calle Blanquerías o en la Gran Vía Marqués del Turia, 42. En todos, como los diseñados fuera de Valencia, están impresos la calidad y técnica del arquitecto a pesar de que en ocasiones no contaban con suficiente presupuesto para las obras.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Jon Garay y Gonzalo de las Heras
Equipo de Pantallas, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández, Mikel Labastida y Leticia Aróstegui
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.