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Montaje de las paradas de la escuraeta y primeros visitantes, en la plaza de la Reina. Irene Marsilla

La escuraeta de la Virgen abre a contrarreloj

Los comerciantes de las centenarias paradas trabajan sin descanso para poder vender la cerámica tradicional en el día de la fiesta de la Mare de Déu, después de iniciar el montaje con un día y medio de retraso por los trámites municipales|

Lola Soriano Pons

Valencia

Sábado, 11 de mayo 2024

Sin descanso. Sin parar de descargar decenas de cajas llenas de delicada cerámica pintada a mano en Manises. Así están trabajando los vendedores del mercado ... centenario de la escuraeta que abre este domingo sus puertas y seguirá atendiendo a valencianos y turistas hasta el 2 de junio, fin de semana del Corpus Christi.

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Como explica la coordinadora de los vendedores, Silvia De Ambrosio, «este año nos han pedido un visado de un arquitecto y esto ha retrasado el inicio del montaje, de manera que si teníamos que haber empezado el día 6 a poner las casetas y lo tuvimos que hacer un día y medio más tarde, por eso este sábado aún estamos acabando de decorar las paradas y empezando a poner las piezas de cerámica en los estantes».

Si bien tienen claro que van a tener que apurar el tiempo para recibir a los primeros clientes, aseguran que las expectativas de venta son buenas. «La verdad es que el año pasado, cuando se celebró el Centenario de la Coronación, vino mucha gente a comprar y a cumplir con la tradición. Fue estupendo y más, después de tres años sin poder estar en la plaza por la pandemia», comenta De Ambrosio.

Silvia de Ambrosio, coordinadora y vendedora de las paradas de la escuraeta, con botijos de pequeño formato. LP

Ahora tienen mucha ilusión y, por eso, han cargado los estantes con mucha artesanía valenciana. «Incluso me he animado a hacer unos botijos de escuraeta muy pequeños, unos de cuatro centímetros y otros de sólo dos», añade Silvia.

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Eso sí, aprovechan la ocasión para hacer oír su voz: «Antes el mercado de la escuraeta se consideraba como tradicional, desde hace unos años en la ordenanza de venta no sedentaria no existe. No estamos en el censo de mercados, como el de Reyes y el Cabanyal y es lo que queremos. Ahora para todo dependemos de la concejalía de Dominio Público, cuando tenemos más de 800 años de antigüedad y contamos con el reconocimiento del Ministerio de Cultura».

De bebederos de perros, hasta giratortillas

En un recorrido por la plaza de la Reina, los dependientes están deseosos de recibir al público. En el puesto de Vicent y Amparo, de Valenceramics, de Benimaclet, también han traído mucho material «y para todos los gustos. Tenemos muchas piezas de platos y vasos de miniatura, muñecos pequeños, botijos, muchas huchas, cazuelas de barro y también tenemos bebederos para perros y mascotas, porque hay que adaptarse a las necesidades del mercado y buscar clientela».

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También traen a esta cita piezas del Belén «porque la gente empieza ya a buscar las figuras, como el Jesusito, para preparar la decoración de las próximas Navidades».

Explican que la tradición la empezó el bisabuelo, «mi padre hizo un receso, porque se dedicó al trabajo de albañil, y nosotros lo hemos recuperado».

Paqui Bermejo, con cerámica de Manises; parada de Miguel Martí y también de Raúl Climent. LP

En la parada de Miguel Martí, detalla que son la tercera generación. «Las campanas, los botijos y las piezas de miniatura es lo que más gusta a los clientes».

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Muy cerca, Raúl Climent, de Alaquàs, indica que también es tercera generación de vendedores. «Las tías de mi madre ya atendían en la escuraeta, Genoveva y Vicenta, siguió mi madre y ahora yo. Traigo la parte más clásica de escuraeta, miniaturas, vasos y la parte que más gusta a los turistas, como tazas con el nombre de Valencia porque hay que adaptarse también al turismo».

Ultimando la parada, con miles de piezas de cerámica pintada, Juan José Fernández, recuerda que todavía tiene un recibo de «mi bisabuela de 1923, cuando venía ella, vamos del año del centenario de la Coronación. Y mi abuela nació, además ese mismo año». Detalla que lo que más piden son los silbatos de pajaritos y las campanas y muchos útiles de cocina.

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Parada de Valenceramics; el vendedor Juan José Fernández, y la madre de un escolán, Paz Moll. LP

Paqui Bermejo, por ejemplo, combina una parte de la parada con cazuelas de barro y otra más moderna con cerámica de Manises pintada de forma más moderna, «tenemos hasta giratortillas de cerámica. Empezaron mis bisabuelos y nosotros llevamos ya unos sesenta años».

Entre los clientes que este sábado ya se han acercado para ver qué se oferta este año estaban las hermanas Tere y Ana de La Vall d'Uixó. «Somos fans de la escuraeta. Algunos años cogemos botijos, los silbatos de pájaros... Lo importante es apoyar esta tradición y que las nuevas generaciones la conozcan, en lugar de estar tanto rato con los móviles».

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Manuel Aucejo, vecino del Cabanyal, ha acudido con su mujer y dos nietos a dar una vuelta y, de paso, «los nietos me han pedido el pájaro de cerámica que es un silbato y lógicamente les he comprado uno a cada uno».

También estaba pensando qué pieza elegir Paz Moll, que cabe destacar que es la madre de uno de los niños que forma parte de la Escolanía de la Virgen. «Cuando era pequeña mis abuelos, en Vall de Laguar, ya me traían todos los años una campana de cerámica con la parte superior de madera roja. Hoy he venido y le estaba explicando a la mamá de otro componente de la Escolanía, que son de Honduras, la tradición de los pájaros de silbato».

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Otra valenciana, Mónica Peris, ha aprovechado la ocasión para pasear a su madre, de 96 años, por las paradas. «Mi madre ya venía de joven y se ha emocionado mucho al volver».

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