JORGE CASALS
Viernes, 7 de diciembre 2018, 00:31
Anoche dieron comienzo con un toro embolado las fiestas de Santa Lucía en Olocau del Rey, un pequeñísimo municipio situado al noroeste de Castellón, en la comarca montañosa de Els Ports, a más de mil metros de altitud. No son las fechas más idóneas para los festejos taurinos, pero nada puede con la afición tan auténtica que tienen los casi 120 vecinos que allí viven, ni tan siquiera el frío que asoma por estas fechas en esta localidad limítrofe con Aragón es capaz de amainar sus deseos por disfrutar de la bravura de los toros y vacas por sus encantadoras calles. No hay nada como abrigarse bien y correr delante de los animales para entrar en calor, pero si eso no fuese suficiente, la organización se encarga de hacerlo repartiendo a todos los asistentes una bebida idónea para ello: el calmante, que no es otra cosa que el tradicional 'cremaet' o carajillo, tan típico de la provincia de Castellón.
Publicidad
Las Fiestas de Santa Lucía están organizadas por una comisión compuesta por los jóvenes solteros de Olocau, una tradición que se sigue respetando intocable a pesar del tiempo. Cuando los chicos cumplen 14 años entran a formar parte de la misma y la abandonan en el momento en que contraen matrimonio. El cabeza visible de esa comisión, con voz de mando, es el mayoral, que es quien ha cumplido ya la mayoría de edad. «Es un honor poder ejercer este cargo. Entré a los 14 años en la comisión y me ha llegado la hora», asegura Héctor Grau Membrado, el mayoral de este año y que preside una comisión formada por diez miembros, todos solteros, cuyas edades comprenden desde los 19 hasta los 29 años con una excepción, uno que a sus 51 tacos sigue sin encontrar su media naranja ni otra afición que no sean los fetejos taurinos. «Aporta su experiencia y eso nos ayuda mucho a los jóvenes», asegura Héctor.
Hoy viernes se dará suelta al primero de los dos corros de vacas programados para las fiestas. Será a las 15:30, «porque enseguida anochece y hay que aprovechar las horas de sol. Además, para este fin de semana la previsión es que hará buen tiempo, el mejor de los últimos años, así que no pasaremos tanto frío como otras veces», matiza Héctor, consciente de que este puente vacacional y el buen tiempo pueden atraer a más público. «Recomiendo que vengan no solo a ver las vacas, también a disfrutar del turismo de esta zona, hay mucho que ver y el entorno es maravilloso».
La ganadería de Hnos Barberán, de Zorita será la encargada de correr sus vacas el viernes. Esta divisa regresa a Olocau tras algunos años de ausencia, a pesar de que era una de las habituales en este pueblo por su proximidad geográfica y también por vínculos familiares. A continuación se dará suelta a un toro cerril marcado con el hierro de Hermanos Coloma pero adquirido en la finca 'La Massà', situada en la localidad de Ares del Maestre y propiedad de Sergio Centelles Badal, toro que será embolado por la noche por la cuadrilla de Morella.
Una de las particularidades de ver vacas en Olocau es su coqueto recinto, pero de deliciosa belleza, con sus casas de piedra y su aroma medieval. Tal es su reducido tamaño, que no existen corrales y las vacas salen directamente del camión del ganadero. Algo singular. El recinto se amplía con el toro cerril y se abren dos calles más para beneficio del animal y los rodadores.
Publicidad
El sábado, el turno es para la ganadería de Hnos. Colomer, de Calanda (Teruel), otra divisa que pasta muy cerca de la localidad. Y después habrá una prueba de un toro cerril, marcado con el hierro portugués de Lopes da Costa y adquirido en la finca de Adell Piquer, de Castellote. Y como curiosidad, la comisión se encargará de la merienda para todos los asistentes al festejo taurino, lo que una vez más demuestra la generosidad de este municipio. El ágape consiste en un bollo con sardina y vino, muy típico de la zona y calórico, con el fin de sobrellevar el frío de la tarde cuando ya el sol esconde su cara.
Los vecinos de Olocau del Rey no olvidan las fiestas de Santa Lucía del año 2015, cuando se sintieron avasallados, atacados y humillados por un grupo de activistas antitaurinos que se encadenaron al pilón consiguiendo el fin que buscaban: no embolar el toro, suspender los festejos taurinos y ser noticia en los medios de comunicación. «Ese día no pudimos embolar los toros, pero lo hicimos el lunes. No recuerdo haber visto tanta gente en Olocau como aquel día. Todo el mundo se solidarizó con nosotros y los aficionados nos demostraron su apoyo. Vinieron desde todos los puntos de la Comunidad Valenciana, porque además, aquel lunes era puente y eso ayudó», recuerda Héctor. La concentración fue promovida por la Plataforma Movimiento 15F, surgida aquel año con motivo de la histórica manifestación celebrada en Castellón.
Publicidad
El Ayuntamiento tomó cartas en el asunto y denunció a los 35 activistas, a los que, finalmente, la Subdelegación del Gobierno de Castellón impuso a cada uno de ellos una multa de 6.000 euros. Una acción que supuso todo un ejemplo para el resto de España. Desde entonces, Olocau del Rey es conocida por muchos aficionados. Ahora, disfrutan ya de sus fiestas taurinas de Santa Lucía, pero sin olvidar aquel terrible incidente que hizo temblar la tranquilidad que siempre se ha respirado en este pequeño y bonito pueblo del interior castellonense.
Suscríbete a Las Provincias al mejor precio: 3 meses por 1€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.