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José Ignacio Galcerá
Viernes, 16 de agosto 2024, 00:37
La incorporación de la mujer al bou al carrer es una realidad desde hace años. Se trata de una tendencia creciente que va con los ... tiempos. A nadie extraña ya ver rostros femeninos participando activamente de la fiesta y siendo protagonistas. Si antes fueron Paula López y Andrea Suárez quienes abrieron camino en el arte de quebrar toros o Andrea Bosch y Nerea Miralles en la siempre arriesgada suerte de embolar, sin olvidar las muchas peñas y asociaciones formadas íntegramente por chicas que organizan festejos en toda la Comunidad Valenciana, ahora ha sido Laura Parejo la que ha dado un paso más al convertirse en la primera mujer en anunciarse como ganadera y concursar en el certamen de les Penyes en Festes de La Vall d'Uixó celebrado recientemente.
«Sinceramente, no le doy demasiada importancia a este hecho. Me lo tomo con naturalidad, la ganadería es mi vida, me he criado entre vacas y toros, es mi trabajo, mi cometido, y para mí es normal dirigir una ganadería», señala la protagonista.
No solo ha sido una pionera en La Vall d'Uixó, también lo ha sido en la Comunidad Valenciana y de otros rincones de España, donde muchas ganaderías de bravo se anuncian con el nombre de una mujer aunque las riendas las siga llevando un hombre. «Yo estoy al pie del cañón. Me encargo de conducir el camión, de hacer la tría de los animales para los festejos, de darles de comer, de toda la burocracia que conlleva una explotación como esta», apunta.
Hace dos temporadas Laura, que contaba 31 años, recogió el testigo de la ganadería que su padre Miguel formó a principios de los años ochenta fruto de la gran afición que siempre vivió en su familia. Las reses de Parejo pastan en el término castellonense de Cabanes, en el interior de esta provincia con fama en la ganadería de bravo y un elenco de divisas a su alrededor que engrandecieron la leyenda de los aficionados al ganado de corro.
«Me está ayudando mucho en esta transición. Su experiencia tiene un valor incalculable para seguir tomando las decisiones correctas. Tiene 66 años y cuarenta los ha pasado como ganadero y eso no tiene precio», dice admirada de su progenitor.
Laura Parejo se presentó en La Vall d'Uixó el pasado 7 de agosto con un corro de vacas predominantemente joven que augura un futuro brillante a una de las ganaderías más importantes de las últimas décadas. Gaditana, Zaragozana y Nerviosa marcaron un nivel altísimo hasta alcanzar 136,5 puntos que llevaron a la ganadería hasta el segundo puesto del certamen, solo por detrás de Fernando Machancoses.
«Es una sensación de orgullo y felicidad, la puntuación final son números y aunque a una le gusta siempre estar lo más arriba, me quedo con el conjunto del buen trabajo en equipo que hicimos. Tengo la suerte de tener un grupo de personas detrás que me ayudan mucho», destaca.
Las alegrías no quedaron ahí puesto que el toro que presentaron en La Vall, Valenciano de nombre, acabaría alzándose como el mejor del concurso después de una actuación muy completa en la que trabajó los obstáculos como el banco, que saltó con enorme facilidad, y la pirámide. «Es todavía novillo pero viene de un buen toro y una buena vaca que nos gustan mucho. Lo probamos antes en plazas pequeñas con buenos resultados y teníamos confianza en que pudiera funcionar igual de bien en La Vall. Es un toro de mucho nervio, aunque le hace falta trabajar un poco más», afirma.
Las leyendas lo son por algo y a todas les llega su momento, aunque siempre queda un último baile. Eso es lo que pasó con Rondallera, la extraordinaria vaca de la ganadería de Parejo que se despidió en La Vall d'Uixó entre la emoción desbordada de los propios ganaderos y aficionados.
Ganadora del premio a la mejor vaca de les Penyes en Festes en 2015 y 2016, participó fuera de concurso en lo que fue un reconocimiento del mundo del bou al carrer a una vaca mítica.
«El año pasado se decidió que se jubilara en Cabanes, pero al conocerse la noticia nos pidieron en algunos pueblos verla por última vez, así que la sacamos cinco minutos en Oropesa y Jérica. Cuando este año me anunciaron en La Vall, sucedió lo mismo, nos pidieron que la lleváramos para un último homenaje», recuerda.
Si en Cabanes fue su padre Miguel el encargado de cerrarla, hace unos días hizo lo propio Laura entre lágrimas. «No pude contener la emoción, fue un momento muy especial porque ha sido fundamental para los éxitos que hemos tenido en la última década», reconoce.
Rondallera, marcada con el número 99, es hija de la vaca Rondeña, que tantas alegrías le dio al ganadero, y del toro Islero, y ha dejado una descendencia notable en la casa. «En el campo la tenemos apartada y muy bien cuidada. Trato de soltarla siempre que puedo y dejarla en libertad, a su aire; cada día a la misma hora le pongo el pienso. No quiero pensar el día que pase lo que tiene que pasar… ahora le toca descansar que se lo ha ganado».
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