![Maratón musical valenciano de la mano de Iturbi](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2025/02/09/maraton-kskH-U230803247920DTF-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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Ahora hace 75 años, en el invierno de 1950, la Orquesta de Valencia, de la mano de José Iturbi, estaba desplegando un verdadero maratón musical por Gran Bretaña y Francia. Fue la primera salida internacional de una formación sinfónica, nacida en 1943, que hasta entonces, en medio de las penurias de la posguerra, apenas se había movido de su sede local. Al ser nombrado director de la orquesta de la ciudad donde nació, el pianista José Iturbi, famoso mundialmente por sus películas en Estados Unidos, hizo primero una exitosa gira nacional, en el otoño de 1949, y meses después cruzó la frontera al frente de 96 músicos valencianos.
Gabardinas veteranas y sombreros de fieltro, bufandas, guantes, boinas… Las fotos que el Palau de la Música conserva del viaje de aquellos hombres y mujeres hablan, a través del atuendo, de una vida austera y de la dureza de un invierno de posguerra. Pero las crónicas periodísticas añaden algo más: porque aquel fue un viaje histórico, complicado y nada cómodo, en el que el maestro Iturbi proporcionó a los músicos valencianos 24 conciertos -13 en Gran Bretaña y 11 en Francia- en un mes, desde el 26 de febrero al 24 de marzo de 1950.
En su libro sobre la historia de nuestra orquesta, Vicente Galbis López no eludió el principal problema de la gira musical: el régimen de Franco estaba diplomáticamente aislado y no se aceptaba el viaje, con tono oficial, de una orquesta perteneciente a un ayuntamiento. Así las cosas, Iturbi y el Ayuntamiento, que perseguían con la gira ganar nombre para la ciudad, ganar experiencia para los músicos y ganar algún dinero para la entidad, lo que hicieron es alterar el nombre de la formación musical -oficialmente llamada entonces Orquesta Municipal de Valencia-y presentarla como 'Valencia Orchestra' en inglés y 'Grand Orchestre de Valencia' en francés. Casi como una orquesta privada…
La idea de la gira procede, sin duda, del maestro Iturbi, enemigo natural de que los músicos -y desde luego, él mismo y su carrera- se quedara estancados entre los ensayos del palacio de la Exposición y las anodinas actuaciones semanales en el Principal. Había que moverse, generar recursos, grabar discos también; e ideó unos conciertos en los que él figuraría a la vez como director y solista. Para explotar, sin duda, en beneficio general y en beneficio propio, su fama, bien ganada en las películas que había protagonizado en Hollywood hasta el año anterior.
Expuesto su propósito, Iturbi tuvo la suerte de encontrar en la concejalía a un joven y dinámico periodista: Adolfo Cámara Ávila. Nacido en Ayora, vinculado a los diarios del Movimiento, Jornada y Levante, Cámara era también concejal de Ferias y Fiestas. Y, con licencia del alcalde José Manglano Selva, se enroló en la aventura del viaje, con Fernando Gimeno como secretario técnico y jefe de maniobras… sin saber ninguno de los dos una sola palabra de inglés.
Se pidió un complicado y elaborado pasaporte colectivo para 96 personas y se dispuso de tres autobuses. Con ellos fue posible un tour agotador en el que, en ocasiones, los músicos tuvieron que hacer, en una misma jornada, ensayo, desplazamiento y actuación. Basta ver que la gira empezó el 28 de enero en Eastbourne y llevó a la orquesta a celebrar conciertos diarios en Londres, Manchester, Newcastle, Edimburgo, Dundee, Glasgow, Bolton, Liverpool, Bristol, Leicester y Sheffield con un solo descanso, el 7 de febrero. Del 10 al 13 de febrero, la Orquesta grabó tres discos en los estudios 'La Voz de su Amo' para la marca RCA. Y tras actuar en el Covent Garden y el Royal Albert Hall, siguieron hacia Francia, donde además de dos días a doble función en París, trabajaron, improvisando sobre la marcha en ocasiones, en Niza, Lyon, Montpellier, Toulon, Marsella, Toulouse y Pau.
Cuando regresaron a Valencia, tres músicos contaron al crítico Federico Soro, de Jornada, algunas penalidades del viaje:
El ritmo invariable de la gira ha sido ese: ensayo, concierto y viaje. Algunas veces, por no llegar al comedor a la hora, nos quedamos sin cenar. Y el sueño, en grandes cantidades, nos impedía el menor comentario…
Adolfo Cámara, que resumió la gira en varias crónicas que publicó en 'Jornada', reconoció el ritmo inhumano del programa. «Los músicos, en más de un caso, tuvieron que cambiarse de ropa en el mismo escenario, al no tener tiempo material de acercarse al hotel», escribió. En los detalles de sus crónicas se dejan ver, también, dos planos de confort y vida: la Orquesta llegó a Londres y se hospedó en el Hotel Royal mientras Iturbi se alojó en el lujoso Hyde Park donde dio enseguida una rueda de prensa, bien atendida por los medios porque él era todavía el simpático protagonista de 'Levando anclas' para millones de ingleses.
Según observa Galbis en su documentado libro, no todo fueron facilidades en Francia y Gran Bretaña. El origen español de la turné tuvo su influencia y alguna crónica de prensa habló de «propaganda del régimen». En algún auditorio tuvieron a la puerta piquetes de protesta contra un «concierto oficial y fascista». Y para eliminar trabas, fue preciso granjearse la amistad del sindicalismo musical británico entregando a su organización la recaudación entera del 10 de febrero en el Albert Hall.
La gripe y la televisión
Los conciertos, por lo general, se componían de una primera parte en la que Iturbi actuaba como solista, con la orquesta acompañándole, y una segunda integrada por piezas del repertorio español (Falla, Albeniz, etc) y valenciano, singularmente Palau, Rodrigo y López-Chavarri. La crítica, en términos generales, alabó a la Orquesta, su ductilidad y su genuina impronta española, así el meritorio trabajo del pianista Iturbi.
La dureza del calendario y la crudeza del invierno europeo se aliaron, según parece. El día 7 de febrero, que aparece en blanco en la programación, fue de descanso porque Iturbi cayó repentinamente enfermo de gripe. En Leicester, el día 8, dirigió con 40 grados de fiebre según la crónica de Adolfo Cámara, que no escondió penalidades y habló de la visible congestión del pianista y director. En Bristol, la dirección de medio concierto corrió a cargo del primer violín, el excelente Pascual Camps, que también enfermó y dejó la expedición a mitad del recorrido para regresar febril a Valencia.
Complicaciones de salud, de falta de traductores y de escasez de divisas, adobaron este esforzado viaje musical. De las crónicas de prensa se deduce, con todo, que nuestros músicos vieron por primera vez la incipiente televisión británica, conocieron la niebla y el sigiloso carácter de los londinenses, y quedaron seducidos por un tipo de restaurante donde el cliente avanzaba con su bandeja y los cubiertos, y se iba sirviendo lo que le venía en gana.
Para muchos, quizá para la mayoría de los músicos, aquella fue la primera salida internacional. Después, ya no se produjo otra hasta el año 1996.
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David S. Olabarri y Lidia Carvajal
Iker Elduayen y Amaia Oficialdegui
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