Noventa años de línea aérea Madrid-Valencia

Hay viento favorable de cola, fuerte viento que empuja al trimotor tan suave y rápidamente que convierte la travesía en algo indefinible a fuerza de magno». Así fue, con esas palabras describió LAS PROVINCIAS el primer vuelo de la línea regular Madrid-Valencia, que tuvo lugar el 1 de septiembre de 1934. El aeródromo de Manises funcionaba desde el año anterior, pero hasta ese momento aterrizaban y despegaban aviones privados, generalmente de paso. Sin embargo, en el complicado otoño de 1934, el de la revolución de Asturias, comenzó a operar una línea aérea de carácter regular. De eso hace ahora 90 años; y Manises, desde entonces, no ha dejado de crecer. Fue un día de enorme importancia para la historia de la aviación en la ciudad; porque un servicio regular de pasajeros implicaba la acumulación de una serie de prestaciones, medidas de seguridad y atenciones técnicas, aduaneras y de comodidad que convertían un simple aeródromo en lo que Valencia perseguía, que era un aeropuerto reconocido.

«El trimotor metálico Ford LAPE, con motores Wright de 300 HP., matrícula EC-RRA», era una máquina voladora espléndida, rápida y eficaz, que se caracterizaba por estar fabricado con recubrimiento de chapa ondulada ligera. De aquí que en el argot aeronáutico se le llamara «Tin goose», la Oca de hojalata. Construido por la misma Ford que fabricaba los populares automóviles, aquel trimotor gozaba de prestigio internacional, sobre todo para usos militares. Y la nueva empresa LAPE, Líneas Aéreas Postales Españolas, había adquirido un ejemplar para su naciente flota.

El avión destinado a inaugurar la línea Madrid-Valencia despegó de Barajas a las cuatro de la tarde y aterrizó en Manises a las cinco y veinte, entre vivas y aplausos, después de un trayecto apacible con viento favorable. La banda municipal de Manises puso sin esfuerzo un aire de fiesta, al que se sumó el ayuntamiento de la localidad, las autoridades valencianas y los socios del activo Aero Club valenciano. Entre todos dieron al avión una gran bienvenida.

LAPE, la empresa de mayoría estatal creada en 1932 por la República, estableció un servicio de cuatro vuelos semanales de ida y vuelta para enlazar Valencia con la capital. A bordo del moderno aparato, el primer día, viajaron once pasajeros y tres tripulantes. El piloto al que se le encomendó este primer vuelo fue Fernando Rein Loring, «célebre por su hazaña en el raid España-Filipinas»; Pascual Yagüe fue el mecánico de vuelo y «el radiotelegrafista señor Hernández» completó la tripulación.

Los viajeros de este primer viaje aéreo estaban encabezados por el subsecretario de la presidencia del Consejo de Ministros, Luis Buxareu Ibáñez, junto con el director general de Comercio, señor Iborra. También viajaron los diputados a Cortes valencianos Martínez Sala, Ignacio Villalonga, Pascual Leone y García Guijarro. Por parte de LAPE vino a Valencia el consejero Enrique Abellán, junto varios altos cargos de Aeronáutica, experimentación militar de Aviación, directivos de la línea aérea y el periodista Ángel Ezcurra, corresponsal en Valencia del diario ABC.

La presencia de los señores Buxareu e Iborra en el vuelo indica el decisivo impulso del valenciano Ricardo Samper en la promoción aérea de Valencia. La elección de Manises como aeródromo, su rápida adaptación y su inauguración, en marzo de 1933, se produjo estando Samper en el gobierno republicano, como ministro de Trabajo. En diciembre, el que fuera alcalde de Valencia pasó a ser ministro de Industria y Comercio; y entre abril y octubre de 1934 fue presidente del Gobierno. En todos estos cargos, Iborra y Buxareu ocuparon puestos destacados como hombres de confianza política de Samper.

En ese sentido, cabe recordar que, durante su actividad pública, Samper fue el primer político valenciano en usar el avión para venir a su ciudad; en 1933, en un vuelo especial, trajo a la ciudad de Valencia a un grupo de periodistas madrileños como viaje de promoción comercial y turístico. Todos fueron obsequiados en el Club Náutico portuario del paseo de Caro.

Las autoridades locales, en ese día del vuelo inaugural, se desvivieron por atender a los viajeros. Nada más llegar se les ofreció un lunch en lo que LAS PROVINCIAS llamó «el refugio del aeropuerto», la primera y modesta terminal valenciana. El alcalde de Valencia y el de Manises dieron la bienvenida a los llegados en un vuelo que se iba a repetir. José Pascual del Pobil, el primer gerente en Valencia de LAPE, estuvo atento a la hora de obsequiar a todos en nombre de la compañía.

A las seis de la tarde, y después de la foto de grupo que el periódico publicó en su portada, todo el grupo se trasladó a Valencia. Los consejeros de LAPE «acudieron a visitar las oficinas de su entidad, que se están montando en la calle de la Paz, frente a Autolocomoción Casanova». Es decir, en la esquina con Poeta Querol, donde en su día estuvieron las oficinas de Iberia. Vendría después una cena ofrecida por las autoridades valencianas en honor de los directivos de la compañía aérea estatal. Los salones del Aero Club valenciano brillaron como pocas veces con la promesa de una actividad creciente en apenas unos años.