Borrar

¿Penélope o Calipso?

JUAN MARTÍNEZ OTERO ·

PROFESOR DE LA UV

Lunes, 1 de febrero 2021, 01:06

Penélope me encanta. Llevamos casados treinta años y tenemos un hijo genial, Telémaco. En los mejores recuerdos de mi vida siempre aparece ella, con su eterna sonrisa. Igual que yo, Penélope va a acusando el paso de los años, aunque me sigue resultando atractiva. O eso imagino, ya que llevo más de quince años sin verla, que son los que ha durado la maldita guerra de Troya y mi viaje de vuelta a Ítaca, que está siendo una Odisea. Por cierto, no sé si me he presentado. Me llamo Ulises. Igual habéis oído hablar de mí.

Mis dudas han surgido cuando, en el camino de vuelta, he conocido a Calipso. Calipso es otro rollo. Como es una diosa, realmente no tiene edad, pero aparenta 26 ó 27. Y además no envejece nunca. Cabello rubio, ojos verdes, talle generoso y piernas interminables. Simpática, inteligente, traviesa. Os cuento todo esto porque Calipso me ha insistido en que renuncie a mi viaje, a mi familia y a mi pasado, y me quede en su isla disfrutando con ella de días apacibles y noches de pasión. Además, por lo visto, mientras esté aquí yo tampoco envejeceré. Su propuesta es casi irresistible...»

Igual que Ulises, nosotros afrontamos a diario una disyuntiva similar. Penélope es nuestro marido con alopecia y nuestra mujer con tripilla. Penélope es nuestro trabajo, que, por mucho que nos guste, siempre tiene facetas aburridas. Penélope son las juntas de vecinos, los deberes de los niños y madrugar los lunes. Penélope nos gusta, por supuesto... pero no nos fascina. Exige esfuerzo, fidelidad y compromiso. Y luego está Calipso: amor sin espinas, promesas de placer infinito sin responsabilidad. Calipso es el porno de Internet y los vídeos de youtube. Calipso es enviar whatsapps en lugar de atender las chapas de tu suegro. Calipso es ligar en Tinder, curiosear en Instagram. Con Calipso no hay pasado ni problemas. Y además siempre está ahí, disponible, esperando a un solo clic para satisfacer todos nuestros deseos.

Ulises prefirió volver a casa. Arrostrar los peligros de un incierto viaje para envejecer junto a Penélope. Ver crecer a su hijo y labrar sus campos con esfuerzo y sudor. Ulises prefirió su propia biografía, alegrías y penas, a una vida con Calipso: placentera pero intercambiable, sin esfuerzo pero sin proyectos; sin heridas pero sin memoria. Ulises eligió los michelines, las arrugas y las canas, porque eran los suyos y de su mujer, a quien tanto amaba.

Nosotros también debemos elegir. Cada día. Penélope o Calipso. Nuestra propia e imperfecta biografía -y la de aquellos a quienes queremos- o las distracciones deslumbrantes e infinitas que nos ofrece Internet.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lasprovincias ¿Penélope o Calipso?