La pereza inversora en digitalización

Cuando el mundo depende cada día más de internet, llama mucho la atención la extendida pereza en inversiones digitales que hay en las instituciones. Casi todo el mundo tiene teléfonos inteligentes y ordenadores potentes, pero tanto la empresa privada como la pública no promueven inversiones suficientes para que abunden los bancos de datos antiguos, digitalizados y puestos a disposición del público. Solo AEMET, en los últimos años está haciendo estudios de largo horizonte, que en algunos años trabajan ya sobre plazos de 150 años. Con todo, los bancos de datos con que trabaja más frecuentemente tienen el umbral en 1981 o, en todo caso, en 1950. Y es que la consulta, por los investigadores o por los curiosos, se sigue haciendo manualmente mientras el público ignora asuntos elementales como, por ejemplo, que esta región sufre lluvias torrenciales desde siempre y riadas catastróficas con una gran frecuencia. En materia de meteorología es muy escasa la información abierta al público sobre inundaciones o grandes temporales disponible en internet. Tampoco hay información histórica digitalizada en la Confederación Hidrográfica, mientras las colecciones de los periódicos, en España, detienen su digitalización tras la guerra civil o, lo que es más grave, se configuran como privadas y de pago. De ese modo, para estudiar los numerosos episodios meteorológicos valencianos, que son prácticamente anuales, hay que recurrir a consultas directas en papel tanto da que hablemos de periódicos como del Servicio Meteorológico oficial.

Una de las razones por las que las inundaciones del otoño de 2024 han espantado de modo especial, y quizá han tomado por sorpresa a muchos, es por la ignorancia general de la frecuencia con que los ríos y barrancos protagonistas suelen desbordarse. Tan lejos como en el año 2000, el barranco el Poyo causó inundaciones de las que no hay datos fácilmente disponibles ni en los ayuntamientos ni en la Confederación Hidrográfica del Júcar. Y los periódicos deben consultarse hoja por hoja.