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JOSÉ IGNACIO GALCERÁ
Viernes, 4 de octubre 2019, 01:15
valencia. Dentro de la extensa programación de la XVII Semana Taurina de Llíria, este año parte de la atención se la llevará la Peña El Quiebro, que celebra su vigésimo aniversario. En el momento de su aparición, la localidad solamente contaba con la existencia de la Peña Taurina y la Peña Miura, además de La Tenalla, que por aquellos tiempos no pasaba por su mejor momento. Su nacimiento surgió en unos años clave en el que el municipio llevaba dos temporadas sin celebrar toros debido a las trabas que surgieron desde la administración, que por entonces argumentaba el peligro que suponía hacer toros en la calle.
En esas circunstancias, la decisión de hacer festejos populares en una plaza portátil durante dos años fue la mejor solución para convencer a los gobernantes y controlar los impedimentos que ponían sobre la mesa como una mera excusa para celebrar toros. Con el cambio en el equipo de gobierno y la exigencia de las peñas existentes, los toros volvieron a las calles de Llíria como toda la vida se había hecho.
En esos tiempos fue clave la figura de Mari Carmen García, presidenta de El Quiebro quien con su empeño echó para adelante una peña que ahora conmemora dos décadas de vida. «Nadie se atrevía a dar el paso, pero a mí se me cruzaron los cables y comencé con esta aventura. Primero lo eché para adelante y luego busqué a personas que me acompañaran. Recuerdo que ofrecimos hacer toros en una plaza portátil para que no se perdiera la tradición. Así empezamos», recuerda.
Además de impulsar el regreso de los toros a Llíria, los miembros de El Quiebro pueden presumir con orgullo de ser los primeros que contaron con una mujer como presidenta, abriendo un camino que en la actualidad siguen la Peña Estafeta y la Peña VAC, que está integrada al cien por cien por chicas. «Nadie se imaginaba hace veinte años que iba a aparecer una mujer en las reuniones que presidiera una peña y que tratara de convencer a la administración de volver a hacer toros. Me escuché muchas cosas al principio, pero me he acabado ganando el respeto durante estos años de todas las peñas, tanto de las que ya estaban como de las nuevas», confiesa. En el caso de Mari Carmen García, cuyo caso sirvió de ejemplo e inspiración, se da la circunstancia de que nunca ha dejado de presidir la peña. «He estado desde el primer día hasta hoy».
Actualmente, El Quiebro está conformado por una cuarentena de personas, cifras lejos de las diez o doce que comenzaron. Los inicios nunca son fáciles. «Era complicado confiar en una mujer. Primero fui buscando amigos de mis hermanos y por ahí empecé, un amigo me acompañó en todo, luego se fueron sumando más...», explica antes de confesar por qué se aventuró a crear una peña taurina. «La afición al toro está muy arraigada en mi familia. Yo provengo de Ciudad Real, donde mi abuelo trabajaba como monosabio y mozo de varas en su plaza de toros. Un hermano de mi abuelo tenía vacas bravas, allá por los años treinta. Trabajaron además en la ganadería de los Ayala, afincada en aquella zona. Siempre me he movido en este mundo y he tenido relación con él». Sus abuelos llegaron a Llíria en 1967 y tuvieron la oportunidad de conocer y de vivir otro tipo de tauromaquia como es el bou al carrer. La afición familiar se fue heredando de generación en generación. «Mi madre es componente de la peña, es la más veterana con 68 años», apunta orgullosa.
Para este vigésimo aniversario, la Peña El Quiebro ha hecho un esfuerzo adquiriendo un total de cuatro toros, que serán exhibidos el próximo 12 de octubre a partir de las 17:30 horas. Los astados pertenecen a las ganaderías de Albarreal, San Isidro y dos de José Luis Pereda. «Estamos muy contentos, falta que salga todo redondo. Los carteles se cierran con la intención de que sea un bonito espectáculo pero aquí nunca se sabe».
A lo largo de estos veinte años, muchos han sido los toros destacados patrocinados por la entidad. «Solo ha habido dos toros de mal recuerdo, luego, claro, ha habido toros muy buenos y otros aceptables». De entre los de más grato recuerdo está «uno de Manuel Villau que fue impresionante, otro de Julio Filoso, sensacional también, que fue el primer toro cerril que hicimos, en el año 2001, otro de Lora Sangrán, uno de La Gloria..., esperemos que alguno de los cuatro de este año se puedan sumar a esta lista».
El balance en todo este tiempo, expone Mari Carmen García, «no puede ser más satisfactorio. Por la Peña El Quiebro han pasado muchas personas y todas, en su medida, han colaborado para que ahora podamos celebrar este vigésimo aniversario. Después de tantos años, seguimos con las mismas ganas e ilusión de seguir aportando nuestro granito de arena a la Semana Taurina de Llíria», concluye.
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