La imagen de la Virgen de los Desamparados durante el traslado a la Catedral.

El responsable de que la Mare de Déu luciese como nunca el Centenario de la Coronación

Francico Bonillo ha sido el encargado de restaurar las andas de plata en un trabajo sufragado por la Corte de Honor

Sara B.

Lunes, 5 de junio 2023, 01:17

Una estampa que no se veía desde hace 80 años. El pasado 12 de mayo decenas de personas esperaban a las puertas de la Basílica un momento que ya ha pasado a la historia.A las ocho en punto de la tarde, ni un minuto más ni un minuto menos, las puertas de bronce de la Basílica se abrían y la imagen de la Virgen de los Desamparados, portada a hombros, acaparaba la mirada de todos aquellos valencianos que acudieron a acompañar a la Patrona.

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Esa imagen hizo aflorar los sentimientos y emociones de los asistentes que repetían una y otra vez lo mucho que brillaba la Mare de Déu. Lo que la mayoría desconoce es quién es el responsable de que ese día la Mareta luciese como nunca.

Esta historia empieza cuando, un martes cualquiera, sonó el teléfono en la empresa familiar Francisco Bonillo e Hijos. Ha sido el mismo Francisco Bonillo, junto a su hermana Julia y todo su equipo, los encargados de restaurar en esta ocasión las andas de plata en un trabajo sufragado por la Corte de Honor.

Fue el mismo Jose Luis Albiach, presidente de los seguidores de la Virgen de los Desamparados, quien se puso en contacto con la empresa para comunicarles que con motivo del Centenario de la Coronación este año querían restaurar las andas para que todo saliese perfecto.

Proceso de restauración LP

A principios de septiembre de 2022 el anda de la Virgen era trasladada al local de la empresa situada en el número 6 de la calle Reus, en Valencia. Una vez en sus instalaciones Francisco comenzó a desmontar el anda. «El anda iba toda claveteada y con tornillo, entonces había que quitarle todo lo metálico para que se quedase una estructura de madera», explica.

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Una vez desmontada comienza el proceso de decapado en el que se le quitan todas las lacas viejas y todas las suciedades que lleva el metal y se empieza a pulir. «Luego se le da un baño de plata y una vez está plateada se le da una segunda capa para protegerla de la oxidación», indica el experto.

Una vez lacada se empieza el proceso de montaje. «Se empieza otra vez a clavarla y a ponerlo todo en su sitio. Con los candelabros igual, se les quita la instalación eléctrica, se pasan los cables y los portalámparas nuevos y se pone todo otra vez para que funcione», afirma el restaurador.

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Fueron tres meses de intenso trabajo en el que todo el equipo se desvivió para que todo saliese perfecto. En enero de 2023 las andas ya estaban listas para que se pudiesen hacer todas las pruebas pertinentes.

Aún así, los días previos a que se celebrase el traslado de la imagen de la Virgen los nervios eran latentes entre José Luis, los seguidores y Francisco. Sobre todo en este último. «Era una gran responsabilidad. La imagen de la Virgen portada a hombros no se veía desde 1944 ni tampoco había salido el anda, sólo cuando se restauró hace 16 años salió un momento a la plaza, pero sin ese ajetreo y ese movimiento, y lo que temíamos era que los anclajes no fueran lo suficientemente fuertes», explica Francisco. Así como la virgen peregrina lleva unas guías de acero, la original no.

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Una vez la imagen de la Virgen llegó a la Catedral Francisco respiró tranquilo, más orgulloso que nunca de su labor. «Lo más gratificante ha sido ver la imagen ahí arriba y todo el mundo admirándola, la verdad que las andas han brillado y han resaltado lo más importante, que era la Mare de Déu», afirma.

Esta semana ha acudido a revisarla para confirmar que las andas no habían sufrido ningún daño. «Después del trajeteo cabía la posibilidad de que se hubiese soltado algo y también hemos revisado todo el tema de limpieza por la silicona y las flores que pusieron los floristas», explica Paco.

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Francisco respiró tranquilo cuando vio que todo había terminado bien. Miró al cielo, entre todos los pétalos de rosa que todavía flotaban en el aire, y le dijo a su padre, fundador de la empresa que habían conseguido que la Mareta luciera más que nunca en su día más importante en un siglo.

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