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Jorge Casals
Viernes, 12 de abril 2024, 01:07
La temporada taurina de bous al carrer en la Comunitat ha dado su pistoletazo de salida. Con la Pascua y la festividad de Sant Vicent ... Ferrer se inicia la primera bocanada de toros del año, el primer gran puerto de este curso taurino que ya ha echado a andar con una preocupación generalizada: la escasez de toros en las ganaderías y su alto coste. Las peñas y comisiones más madrugadoras han tenido que rascarse el bolsillo. Los efectos de la pandemia siguen notándose, ahora con el viento de cara cuando hasta entonces había sido al revés. La paralización de los festejos taurinos durante la maldita era del Covid provocó un excedente en el campo del que se han beneficiado estos últimos años los festejos populares. Muchos toros, con trapío la mayoría, y a precios más que asequibles. Ahora toca apretarse los machos y sufrir la otra cara de la moneda: menos toros, escasa presencia y a precios desorbitados. Y es que los ganaderos (los grandes supervivientes de la pandemia) se vieron obligados a sacrificar muchas vacas aquel fatídico 2020, madres que nunca dieron a luz esa camada de becerros que, cuatro años después (2024), se hubiesen lidiado como toros. Una generación perdida. Aseguran que el año que viene será peor.
Las fiestas de gran poder adquisitivo como las patronales de Sant Vicent, en La Vall d´Uixó, apenas lo han notado. Mañana se espera un cartel de categoría con toros de La Quinta, El Pilar y Victoriano del Río, hierros cotizados y de impecable presentación con un caché muy superior. Quienes más han sufrido el encarecimiento de los toros han sido las localidades más pequeñas como puede ser el caso de Xilxes, que ha disminuido considerablemente el número y trapío de los toros durante esta semana; o las recién finalizadas fiestas de La Llosa, donde se han llegado a pagar más de siete mil euros por un toro de una divisa muy demandada como es Partido de Resina, un valor nada acorde con su presentación. La Peña Taurina de este municipio castellonense fue otra de las afectadas, viéndose obligada a ajustar su presupuesto y sustituir uno de los dos toros que habitualmente adquiere, por una tarde de novillos de Germán Vidal, festejos mucho más económico que un toro cerril. Una fórmula que va a ser muy habitual esta temporada, así que, a río revuelto, ganancia para los ganaderos autóctonos, que falta les hace.
«Los precios han subido alrededor de un 30% aunque el beneficio que obtenemos los ganaderos sigue siendo el mismo», admite Sergio Centelles, ganadero de bravo dedicado exclusivamente al bou al carrer. De su explotación de Catí salen cada año a los pueblos más de cien toros, un negocio que cada día cuesta más de mantener: «Los costes de producción han aumentado por el encarecimiento de los piensos sobre todo. Eso, junto a la ley de la oferta y la demanda, han disparado los precios».
El precio medio de un toro para las calles rondaba los 4.000 euros de media, ahora resulta complicado encontrar algo por debajo de los 6.000. Mientras que los toros de mayor trapío, válidos para una plaza de primera categoría y que tanto escasean, oscilan entre los 10 y 15 mil euros, cifra esta última que se ha pagado por un toro de Adolfo Martín que saldrá en mayo en Almassora. Y no será el más caro del año. Atentos.
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