Arroz con pulpo, ajos tiernos y tomate seco preparado en Bona Platja. Tino Calvo

Los 60 años de paellas y arroces a orillas del mar de un restaurante de Dénia

El trato amable de las cuatro generaciones de la familia Barber, el cariño al cocinar, el pescado de la lonja y una cuidada materia prima son la clave del éxito de Bona Platja

R. González

Dénia

Viernes, 7 de junio 2024, 12:07

El restaurante Bona Platja se ha convertido en parte de la historia gastronómica de la ciudad de Dénia. Situado en la carretera de Les Marines, lleva ya 60 años sirviendo paellas y arroces en plena playa, a orillas del mar. La familia Barber se ... ha encargado en todo este tiempo de que sus clientes se sientan como en casa y, sobre todo, que disfruten degustando sus platos.

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En mayo de 1964, Jean Pierre Barber y Maruja Mata y otro matrimonio, formado por Juan Fluxà y Pepita Bolufer, cogieron las riendas del establecimiento construido por la familia Ramis un par de años antes. Estaba situado en el kilómetro 3 de Les Marines, justo donde terminaba la carretera y el autobús daba la vuelta, y allí emprendieron su aventura hostelera.

En los primeros años de andadura, preparaban paellas y ensaladas, «que es lo que se hacía en aquella época», y se servía mucha sangría, recuerda Eric Barber, el hijo de Jean Pierre y Maruja. La clientela que tenían era «los típicos turistas que venían para un mes y que, tras cambiar su moneda a pesetas, se sentían como millonarios y se gastaban el dinero», rememora sentado a la mesa, a pocos metros del azul Mediterráneo. «En mi vida he visto vender tanta sangría y cerveza», comenta mientras esboza una sonrisa.

Eric Barber y su hija Verónica brindan por los 60 años del Bona Platja. Tino Calvo

Maruja era una gran cocinera y Jean Pierre salía en barca a pescar. En los años 70, los propietarios adquirieron la parcela contigua y se amplió el negocio. Más adelante compraron otro restaurante y cada familia se hizo cargo de uno para poder dejárselo después a sus descendientes.

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Los Barber tenían dos hijos, Eric y Michel, que siguieron los pasos de sus progenitores y entraron a trabajar en el Bona Platja. El primero de ellos lo hizo a los 14 años, después de que su padre descubriera que se saltaba clases en el instituto. «Me dio una libreta y un boli y me puse a trabajar». Pronto descubrió que le gustaba y a los 20 prácticamente llevaba el restaurante. Su mujer, Isabel, ha estado con él en la hostelería desde que se casaron. Ambos tuvieron dos hijos, Verónica y Eric, que han seguido los pasos de sus padres.

La cocina del restaurante con varias paellas individuales en marcha, una ración de sardinas y el joven Eric con una ensalada con palomitas dulces. Tino Calvo

Los arroces y los pescados seguían siendo el plato fuerte y lo mismo ocurre hoy en día, cuando la tercera generación ha tomado el relevo, con Verónica Barber llevando las riendas. Y no queda ahí la saga. La hija de esta última sigue los mismos pasos, de momento. Yaninna, que esta semana estrena los 17 años, es la cuarta generación de la familia y ya trabaja en Bona Platja.

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El trato amable de las cuatro generaciones de la familia Barber, el cariño al cocinar, el pescado de la lonja y una cuidada materia prima son la clave del éxito. Así al menos lo creen Verónica y su padre. Según explican, el mimo con el que preparan los caldos y los arroces les confieren ese gran sabor que recuerda a los que preparan la gente del mar en sus barcas cuando están faenando.

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Los platos van evolucionando, pero siguen manteniendo esa potencia que ha hecho que los clientes repitan y, gracias al trato de cercanía, se hayan convertido casi en parte de la familia. «Tenemos muchos arroces y casi se puede decir que los preparamos al gusto del cliente», aseguran. Además, este restaurante ofrece la posibilidad de prepararlos, al igual que las paellas, para una persona, en lugar de para dos como mínimo, como ocurre en otros establecimientos.

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Entre las opciones con mejor acogida entre la clientela están el arroz de pulpo con ajos tiernos y tomate seco y el de boquerones y espinacas. Lo mismo sucede con el arroz rojo con carabineros o el de bogavante. En su menú tampoco faltan el arroz a banda, el del senyoret, el negro, las paellas de carne y verdura, la de marisco o la mixta, sin olvidar la fideuà tradicional o la negra.

Dos generaciones de Eric Barber, Verónica junto a una foto del restaurante en sus inicios, y los preparativos de la cocina. Tino Calvo

De la mano de la nueva gerente se han introducido cambios. Otra variedad de arroz se ha incorporado a la carta, la del sushi. La cocina oriental, con sus pokes, tatakis, sashimis y niguiris, conviven con los platos tradicionales. Además, se ha renovado la decoración, ofreciendo un ambiente más acogedor. Y no faltan propuestas como cócteles, zona chill out y conciertos en directo durante el verano. Todo ello a la espera de que la cuarta generación acabe tomando las riendas del Bona Platja.

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