Esto va de cuidar

Quien os escribe aprendió hace ya muchos otoños que, si amas, debes cuidar. También a servidor le han enseñado los muchos inviernos ya vividos, que debió hacer caso a ese aprendizaje y que no lo hizo. Hoy os invito a que no cometáis mi error. Hablo profesionalmente, claro, aunque siempre me ha costado separar lo profesional de lo personal. No me ha ido mal, palabra. También os debo reconocer que muchas semanas abuso de la confianza de este periódico y de mis ángeles de la guarda, Jesús Trelis y Jorge Alacid, que me permiten que mezcle lo que querían de mí, escribir sobre la sala y el servicio, con la vida misma. Eso hago. La vida es una gran sala, de verdad.

No hay más, el querer y el cuidar están unidos, aunque las distancias, los egos, las circunstancias, los momentos, las personas o simplemente la vida, pongan puentes rotos en el camino de esta unión, su camino siempre debe estar unido. Querer y cuidar a la vez seguro que nos hace la vida más fácil, y el trabajo, también. Llega la ansiada temporada y parece que el letargo del invierno ha pasado más rápido de lo habitual. Literalmente ya sabemos que es imposible, el tiempo y las horas siempre duran lo mismo, el resto son sensaciones. Aquí es donde os quiero compartir creo que, de nuevo, mi reflexión personal en la que tenemos que olvidarnos de la temporada baja, no existe. Pensemos en grande, contratamos por temporadas a personal que debemos formar, liquidar vacaciones y a la larga, perder. Invirtamos en talento y nos irá mejor, pensadlo. Perdonad, que me desvío. Esto va de cuidar, pero globalmente. Ahora no hablo de clientes ni de colaboradores, hablo de actitudes. Hablo de cambiar. Hablo de intentar mejorar nuestro entorno laboral. Hablo de bienestar laboral. Hablo de clientes felices. Hablo de fidelización, de armonía. Hablo de futuro. Y de presente.

Realmente debemos cuestionarnos si cuidamos a nuestros colaboradores y a nuestros clientes. Debemos cuestionarnos si el modelo de atención en nuestros establecimientos es el mejor o solo el que funciona. Debemos medir los ratios de fidelización, eso de cuántos vuelven. Debemos tatuarnos aquello de que el servicio termina cuando el cliente vuelve a entrar por la puerta. Debemos hacer los deberes antes de entrar en el colegio de la locura de verano. Debemos cuidar, debemos cuidarnos.

Y sigo con el cuidar. Y sigo cuestionándome si realmente cuando hablamos de conciliación lo decimos en serio. Debemos plantearnos qué hacemos por mejorar las condiciones de nuestros equipos. Debemos ser curiosos y buscar formulas para cuidar más y mejor a quienes nos dan su esfuerzo. Y me disculpo por que hablo de debemos aplicando el deber como opción cuando lo que debemos es cambiar la actitud. Nuestra actitud es la que nos hará ser más justos y cuidar mejor. Repito cuidar desde el querer. Querer desde el cuidar. Fácil, de verdad.

Cuidaos y reflexionad.

PD: La foto del cuidado son las manos de mi madre, quien me cuidó y me cuida, a quien poco cuidé. Pensad en ello, cambiar siempre es positivo.