Urgente La Lotería Nacional del sábado deja el primer premio en un popular municipio valenciano y otras cinco localidades
Elvira y Salvador, en la barra de Los Chicos; detrás de ellos, el curioso mural.

El bar de almuerzos de Valencia decorado con una curiosa obra de arte

La fama de 'Los Chicos' llega a otros rincones de la ciudad y alcanza a una clientela adicta a su rica oferta y a un valor intangible: su condición de icono ciudadano

El Descubridor

Jueves, 9 de enero 2025

Al final de la avenida dedicada al doctor Peset Alexandre, a la altura de la plaza de Don Bosco y la rotonda donde se ubica ... el peculiar Cudol (pero esa es otra historia), Valencia dispone de uno de tantos templos consagrados al noble arte del almuerzo. Se llama Los Chicos y su fama no sólo se comparte entre el vecindario del popular barrio donde radica, sino que llega a otros rincones de la ciudad y alcanza a una clientela adicta a su rica oferta y a un valor intangible: su condición de icono ciudadano. Un bar de toda la vida, uno de esos locales que dan vida a su entorno. Son templos, en efecto, pero templos civiles: en su caso, además, protagonista de un doble descubrimiento. Uno, asociado a su faceta hostelera; el segundo, porque además esconde una historia singular, vinculada a la curiosa obra de arte que decora uno de sus muros y recorre su sabrosa barra.

Publicidad

Introducción, nudo y desenlace de este descubrimiento. Introducción: el bar se funda el 4 de junio de 1955, con Florencio y Elvira (abuelos de la actual generación que defiende Los Chicos) al frente. Y se llama Los Chicos porque en esta aventura les acompañan... los chicos: sus tres hijos, Luis, Florencio y Alberto. Hoy defienden el local Elvira y Salvador, hijos de Luis, el mayor de aquellos tres chicos.

Nudo. El bar está a punto de cumplir 70 años sin renunciar a su etiqueta de «bar de barrio, de los de antaño», como explican Elvira y Salvador. Un negocio que anota «pocos cambios en la forma de hacer las cosas», esto es: respeto reverencial por la cocina de siempre (casera y tradicional: blanco y negro con habas, sangre con cebolla, ensaladilla rusa, calamarcitos «y un cremaet de escándalo»), lo cual incluye por supuesto en su carta unas cuantas propuestas de arroces.

Desenlace... momentáneo. Los Chicos goza de una estupenda salud y sigue adelante adosado a una historia muy particular: su característico mural, una obra de cierto valor por el prestigio de su autor, el reconocido diseñador Ramiro De La Torre. Un cliente que una mañana, alrededor de los primeros años 60, tomó un poco de escayola fresca «y a mano alzada, con un mango de pincel y gran destreza», dejó para la posteridad esta criatura, según el relato que su padre hizo a Elvira y Salvador. «Nos decía que a Ramiro no le costó más de una hora», recuerdan.

Publicidad

¿Temática? Un homenaje a los deportes olímpicos de invierno, vaya usted a saber la razón que inspiró a De la Torre su obra, que desde entonces llama la atención de quienes visitan su bar porque, aunque con algún achaque y algo de cirugía estética, resiste estupendamente bien el paso del tiempo. «Cuando los Juegos de Barcelona 92, muchos personas pensaban que el mural era por este motivo, pero en realidad es treinta años anterior», señalan los responsables de Los Chicos, razonablemente orgullos de este sello diferencial...

... como están orgullosos de su propia trayectoria. Llevan al frente del bar ya cuarenta años y presumen aún de lozanía, igual que se reconocen satisfechos de ese vínculo sentimental tan férreo que han forjado con su barrio «y de la grandísima evolución que ha tenido». El barrio y su bar.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete a Las Provincias al mejor precio: 3 meses por 1€

Publicidad