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Voluntarios ayudan a limpiar el exterior del Bar Granda, en Alfafar. LP
PEQUEÑOS RELATOS SOLIDARIOS

Un bar de Torrevieja cede sus electrodomésticos a otro de Alfafar afectado por la DANA

El Bar Granada retomará su actividad gracias a la ayuda desinteresada de Cafetería Daniela, que no quiso aceptar ni tan siquiera el pago de la gasolina

Miércoles, 13 de noviembre 2024, 20:04

No solo el pueblo debe salvar al pueblo, pero cuantísima épica hay en las historias de solidaridad a las que estamos asistiendo estos días, después de que una DANA asolara Valencia. Aquí viene una, pequeñita, a la par que inmensa. En este relato aparecen ... diferentes nombres, que se conectan mediante una cadena de favores, empezando por el de Basile Marcean. Propietario de un bar en Torrevieja, Cafetería Daniela, si bien antes tuvo otros negocios, como una tienda de electrodomésticos, que ha facilitado la buena equipación de su actual establecimiento. El caso es que se disponía a renovar parte del mobiliario, poniendo a la venta una buena parte, pero el mayor desastre natural de la historia de la Comunitat le hizo replanteárselo. Y en ese momento, alguien le habló de que Laura Primo, propietaria del Bar Granada, en Alfafar, lo había perdido todo en su negocio.

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«Las cosas que tenía eran buenas. Freidoras, cortador de fiambre, plancha… Lo que hace falta para montar una cafetería. Iba a venderlo, pero habiendo tanta gente necesitada, ¿cómo no regalarlo? Así que estuve preguntando y, muy rápido, alguien consiguió el teléfono de una chica. Se echó a llorar al teléfono nada más llamar», cuenta Basile. El enlace se produjo a través de Alicia, del CdT de Torrevieja, y Toño, del CdT de Valencia. Ella le dice a él que Basile quiere donar, Toño lo transmite a través de un grupo de voluntarios, y en menos de dos horas, se gesta la magia. «La novia de mi hijo nos avisó de que alguien quería regalar electrodomésticos, por si nos interesaba. Dijimos que por supuesto. A los 15 minutos, me llamó Basile, y al día siguiente, ya estaba aquí», empieza el relato de Laura, la última voz protagonista.

Su marido y ella regentan, desde hace 28 años, el bar heredado de sus suegros. Aunque Laura era maestra, cambió de oficio para apoyarle. «Hemos criado a mis hijos aquí, hemos luchado mucho por este negocio. Es el esfuerzo de años. Lo reformamos en el 2016, y había quedado muy bonito. Pero con la DANA, ahora es un desastre», lamenta. El agua se coló a una altura de metro y medio, estropeando todos los electrodomésticos y dejando al establecimiento sin luz. «Recuerdo que esa noche estaba en el hospital, porque mi marido está enfermo, e intenté programar la alarma a distancia. El servicio técnico me dijo que no se podía, que se escuchaban como olas. Me pareció una locura, hasta que mi hijo se acercó al día siguiente, y entonces se encontró la escena», rememora. Estamos ante la fuente de ingresos de toda la familia, y de otros diez trabajadores, con familias a su cargo.

Así que Basile y Laura se encuentran, cruzan sus caminos. Al día siguiente, el hostelero llega a Alfafar, dispuesto a descargar la furgoneta. «No pude ni dormir. Empecé a recoger cosas y salí muy temprano. Me acordé de que la última palabra de la chica había sido que no tenía tostador. Así que me fui a la cafetería y hasta le quité el tostador a mi mujer, me he comprado otro», cuenta, sin conferir importancia al inmenso gesto de generosidad. «Me lo trajo todo personalmente, en un solo día, y eso que las carreteras estaban fatal. Fue una inyección brutal de entusiasmo, después de un momento donde solo sentíamos tristeza, no teníamos fuerza. Nos regaló freidoras, un cortador de fiambre, hervidor de arroz, taburetes, vitrinas, una tostadora… Algunas freidoras ya te digo yo que valdrán más de 1.000 euros. Y por mucho que insistimos, no nos dejó que le pagásemos nada. Ni siquiera la gasolina», narra.

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«Me querían pagar algo, y les dije que no. Es algo que he hecho por mí, porque lo tenía que hacer, y eso me alegra mucho. Pienso que es un gesto normal, que debería hacer todo el mundo. ¿Para qué quiero recibir cuando puedo dar a otra persona que lo está necesitando más? Por mucho que yo me haya manchado de barro las botas, ellos tienen manchado de barro el corazón, y eso costará mucho más de limpiar», siente Basile, recordando el grito de alegría de Laura cuando vio una simple cafetera eléctrica. «Nos han ayudado tanto… Basile, y muchos voluntarios. Es que he tenido a gente de Suecia y Finlandia limpiando en mi bar. Así que ahora, ¿cómo no vamos a devolverlo? Estamos deseando abrir el bar para dar de comer a nuestros vecinos, que al menos tengan comida caliente. Y precisamente por los electrodomésticos, podrá ser más pronto todavía. Nos gustaría estar funcionando en diciembre», zanja Laura.

Es mentira que Laura no le diera nada a Basile: consiguió que le aceptara un décimo de la Lotería de Navidad. «Creo que esa va a ser mi suerte», bromea él. «Ojalá, y se le devuelva algo de lo que nos dio», responde ella. Así termina esta historia que, como dijimos, es de corta extensión, pero con un largo recorrido emocional.

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Un consejo: dejarse ayudar

Antonio Llorens, compañero de LAS PROVINCIAS, sirvió de enlace con Antonio Nuñez, técnico de Turismo, que ahora coordina a los voluntarios del CdT de Valencia. Todos, en sintonía con la ONG de alimentos World Central Kitchen . Hablamos con él a las 18 horas de un martes, cuando ha terminado de dirigir la preparación de 8.000 bocadillos: de fiambre, hamburguesa, carrillera o longaniza. «La historia de Basile y de Laura es una de las muchas bonitas que hemos vivido estos días. Escuchar los audios de ambos es maravilloso, te pone los pelos de punta», cuenta. Le conmueve que gente como Laura no solo piense en salir adelante, sino en ayudar a que otros afectados lo hagan. Por ello, fue él quien le recomendó, como a otros negocios en situaciones parecidas, apostar por el crowdfunding en redes sociales y pedir donaciones del Banco de Alimentos hasta que vayan llegando las ayudas: así no tienen que arrancar con sus propios ahorros. «Es un consejo que le daría a todos, que se dejen ayudar. Porque esto no es una cosa puntual y listo, sino una red de solidaridad que nos envuelve a todos», concluye.

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