El bar de Xàtiva con más de veinte bocadillos distintos

Todo comensal que se aprecie de serlo entiende que si a un establecimiento acude tanta gente es porque se come bien. En este caso no es porque sea barato. Lo deja claro su gerente, Juan Perucho, «lo de precios populares se ha acabado», recordando la repercusión de la inflación en los establecimientos de restauración.

Eso sí, el que come uno de sus almuerzos puede trabajar y aguantar perfectamente hasta la cena sin peligro de desmayo. Sin olvidar otro de sus atractivos: que no hay lugar para la rutina. Cualquier cliente diario puede almorzar un bocadillo distinto cada día. Las propuestas son muchas y para todos los gustos y opciones culinarias, incluida la vegana.

Así, en su carta virtual, lo de la física ya pasó a otra época principalmente después de la pandemia, se pueden encontrar más de una veintena de bocadillos. Solo diez de ellos son de tortilla: de patatas, patatas y cebolla, cebolla, berenjena, espinacas, espinacas y ajos tiernos, espinacas y atún, espárragos, alcachofas y habas. Muchos de esos ingredientes, si bien es cierto, dependen del producto de temporada.

Los productos de la huerta valenciana y de la comarca, productos de proximidad, son fundamentales en la cocina de Casa Juan. Su gerente explica que sus principales proveedores son los hortelanos.

Para los que apuesten por un almuerzo más contundente y con más proteína e hidratos también tiene una gran variedad: el de sepia, calamares a la romana o el que más triunfa, el de chipirones, si la opción es el pescado. Si se apuesta por la carne, ahí las combinaciones son también muchas comenzando por el bocadillo de la casa a base de lomo, queso, huevo frito, bacon y tomate. Pero también están los otros típicos como el chivito; la brascada de ternera, el de sobrasada o el de pollo.

El almuerzo se compone del bocadillo, más cerveza de barril, cacaos, olivas y variantes de encurtidos, además del café, que según los clientes es muy bueno. De hecho, los mañaneros que no pueden esperar al almuerzo desde las 7.30 horas de la mañana se paran a tomar en Casa Juan su primer café. El precio del esmorzaret oscila entre los 6,50 y los 8,50 euros.

Para los que este almuerzo puede ser mucho para después continuar trabajando, también se ofrecen las típicas tostadas con aceite, aceite y tomate, mantequilla... también al gusto del cliente.

A partir de las 13.30 horas, las comidas desplazan a los almuerzos. Al mediodía también se puede disfrutar, por unos euros más, de un menú (primero, segundo, postre y café) también de platos muchos de ellos caseros, también los postres.

Casa Juan lleva casi una década abierto al público. Juan Perucho se quedó con el establecimiento en un momento en que no tenía trabajo y aprovechando su experiencia profesional en el sector. Él es natural de Rotglà i Coberà, a escasos kilómetros de Xàtiva, y decidió probar suerte.

«La verdad es que la acogida ha sido muy buena y no solo tenemos de clientes a trabajadores, también vienen del núcleo urbano de Xàtiva y de otros pueblos vecinos que vienen a realizar compras o al hospital», explica, por lo que la clientela nunca falta. De hecho, es conveniente reservar.