paula moreno
Jueves, 15 de julio 2021, 16:55
El barrio de Ruzafa es conocido por su gran y original variedad gastronómica. Entre sus estrechas y coloridas calles es posible encontrar cocina española, italiana, americana, mexicana e incluso turca. Muchos turistas empiezan su día desayunando o haciendo brunch en el vecindario para después adentrarse en el casco histórico de la ciudad.
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La primera parada es el Bluebell Coffee Roasters, una cafetería fundada por Yolanda Valero en 2014. Desde la discreta puerta del local ya se huele su producto principal: el café, elaborado con receta propia. Tras fijarse en las tendencias de Estados Unidos y el norte de Europa, las importó. «En Valencia siempre ha habido poca cultura del café, pero cada vez hay más», explica. El resultado fue que, durante un tiempo, tenía más clientes extranjeros que nacionales, pues sabía cómo hacer el café de la manera en la que solían tomarlo. «Me han dicho que esto parece la ONU, que se oyen todos los idiomas», bromea.
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Este local se ha convertido en una meca para los amantes del café en Valencia gracias a la organización de cursos y catas de café. Aparte de esta bebida, también elaboran artesanalmente y con producto fresco del mercado toda la comida que ofrecen, como su tiramisú de frutos rojos, sus gofres salados o su tostada de aguacate y huevo pochado. «La comida ha de estar a la altura del café», argumenta.
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Este último plato es de los más demandados desde que abrió el Bluebell, y es lo único que no ha cambiado de la carta con el paso de los años. Además, hacen a mano bebidas como kombucha o zumo. Todos estos platos y bebidas se pueden degustar en la terraza interior que tiene el Bluebell, un oasis de tranquilidad en medio del bullicio y frenesí de Ruzafa.
Acercándose más al mercado, el visitante podrá encontrar una terraza con toldos negros y un letrero con espejos que reza el nombre del local: «Amor Amargo». Esta bodega del 1915 fue reconvertida en un restaurante a inicios de 2020 por varios socios, entre ellos Luna Arguijo, la gerente del negocio.
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El interior de 'Amor Amargo' ha mantenido la decoración de la bodega, pero ha incorporado una cocina abierta, y la mezcla entre tradición y modernidad también se ve en los platos que ofrecen. «En Valencia se cocina muy bien de toda la vida, si no le das algo más al cliente no vas a destacar», explica. Por ejemplo, en vez de sazonar con sal, lo hacen con sojas fermentadas o setas, lo que da un sabor especial a sus recetas. Algunos de sus platos más demandados son el figatell y el torrezno, el cual cuecen, planchean y fríen para asegurarse de que la grasa, el magro y la corteza de la carne estén cocinados a su punto. «En verano, lo hemos intentado quitar de la carta y los clientes casi me cortan la mano», afirma, riéndose.
Los entrantes suelen ser de pescado, como tellinas y clóchinas, pues «es imposible prescindir de los elementos marinos aquí». Los platos principales están más enfocados a la carne, como el lomo alto macerado. En cuanto a sus vinos, sirven exclusivamente vinos españoles, con un énfasis en los vinos valencianos.
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Cerca de este local, pero alejándose de la gastronomía valenciana, se encuentra La Finestra. Abierto en 2013 por Mirco Miceli, este restaurante italiano ha llamado la atención de muchos por un hecho: el comensal no elige lo que come. Mientras que sí que se pueden especificar alergias y preferencias, es el cocinero el que establece qué receta se hará con los ingredientes disponibles. Esto les ha permitido bajar los precios y ofrecer platos hechos con producto fresco de temporada, el cual compran en el cercano Mercado de Ruzafa. Por otra parte, la harina y mozzarella que utilizan es italiana.
Elaboran mayormente pequeñas pizzas, para que el cliente pueda degustar varias, lo que les ha permitido adaptarse a la cultura del tapeo en España. Todos estos factores han hecho que la mayoría de sus clientes sean grupos de amigos que salen por Ruzafa en busca de algo diferente. «Queremos ofrecer el espíritu de una taberna, donde sentarse con amigos y hablar», explica. Es este ambiente de relajación y esta variedad gastronómica la que los comensales buscan cuando se adentran entre las calles de un barrio dinámico y en constante evolución como es Ruzafa.
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