Ostrarium celebra su décimo aniversario

En Valencia Andrés Soler es una suerte de «el Señor de las Ostras»; sí, los valencianos siempre pudieron comer ostras, incluso hubo y hay grandes aficionados a ellas, pero lo que es divulgarla, hacer cultura de la ostra por estos andurriales, nadie como Andrés. Su proceder intuyo que siempre fue pasional, para todas las cosas de la vida, y así dejó de darle vueltas al alambre de los morriones de Champaña (trabajaba para Moët Chandon) y se enamoró de un bivalvo tan peculiar como es la ostra, le encantan los retos. Su buen amigo y socio, Alberto España, le ha acompañado en el camino y tras una flamante apertura de Ostrarium en Valencia capital, y visto con el tiempo que no era el lugar, se trasladaron al nuevo concepto (que luego se demostró como exitoso) de la galería gastronómica Els Magazinos, en Denia. Allí la obra cuajó, y los adeptos ostrícolas han acabado por convertirlo en un santuario gastronómico. Ir a visitar Ostrarium y que te atienda Andrés o cualquiera de los que conforman su selecto equipo hostelero les aseguro que es una experiencia por la que hay que pasar.

Sí, celebró su décimo aniversario el pasado fin de semana, y a su manera, como cantaba Franky ojos azules. Acudieron a la cita el presidente de la Federación del Moluscos del Delta del Ebro, Gerardo Bonet, gran iniciador de Andrés en el negocio, el biólogo Manuel Marhuenda, Nina Ortuño (la Dama del Caviar) y un buen número de amigos que le han acompañado en esta década. Hubo cava de Requena y vino alicantino, ostras españolas del Delta del Ebro, pero también francesas e irlandesas, caviar, salazones alicantinos y un buen número de preparaciones marineras y especialidades propias de Ostrarium. La afición por el bel canto de Andrés acompañó toda la jornada de la mano de sendos soprano y tenor. A su estilo, sí, y como bien dice Andrés: «Abre, come, bebe y ama la ostra…, y siempre recuerda que hay que morderla para comerla, jamás tragarla entera».