¿Cuánto estamos dispuestos a pagar por una comida? ¿Cuánto vale que cinco de los cocineros más prestigiosos del mundo se tropiecen entre sí en una cocinita improvisada para preparar un menú especial sólo para dos personas? Impagable, diría algún foodie, y así se ... bautizó. Robert de Niro se prestó al envite de Madrid Fusión y la suite real del Hotel Mandarin Oriental Ritz de Madrid se convirtió en un restaurante sólo para dos, con más cocineros que comensales. Junto a Joan Roca, Martín Berasategui, Carlos Tejedor, mano derecha de José Andrés que al final no pudo acudir, y Mauro Colagreco, Quique Dacosta jugaba en casa; él gestiona los restaurantes que integran la oferta gastronómica del lujoso hotel, reinaugurado hace escasamente un año. Y él aportó una parte del Mediterráneo que saboreó De Niro y su mujer.
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Quique Dacosta explicaba a Las Provincias que tenían dos motivos para elegir los platos. «Uno, en base al producto, dependiendo del territorio de cada uno de los cocineros que participamos en esta comida tan especial. En nuestro caso apostamos por la gamba roja de Dénia y los salazones, que formaban parte de los aperitivos, como el jamón o el queso». Ya ha dado la vuelta al mundo la imagen de Robert de Niro cortando jamón.
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De lo que no hay foto es de De Niro comiéndose una gamba, que Dacosta dice que estaban espectaculares, y que «en secreto» le confesó que había sido lo que más le había gustado. «El tío preguntándome cómo se chupa la cabeza de una gamba; lo ha disfrutado como un enano», decía Dacosta en Esquire.
«También mostró mucho interés por la ventresca de atún en nuestro túnel de sal y la rodaja de tomate seco», platos que tienen que ver con el producto, pero también con esa cocina tan característica del cocinero triestrellado.
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Su segundo plato fue un clásico de Dacosta, el arroz ceniza con trufa negra de Morella, donde se mezcla el territorio, el arroz con denominación de origen de la Albufera y un producto de interior como la trufa, con la creatividad del cocinero. «Como anécdota, mientras nuestro jefe de creatividad, Juanfra Valiente, rallaba la trufa sobre el arroz, le pedí a De Niro que pidiera parar cuando estuviera a su gusto, y Juanfra casi se ralla el dedo».
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Los cocineros allí presentes pudieron apreciar al De Niro «disfrutón y también curioso», que quería saber de dónde procedía cada producto, cómo se había cocinado y cuáles eran las características de cada uno. «No hacía más que pedir pan», que le sirvió para mojar la salsa verde de la merluza que le había preparado Martín Berasategui, y no se quiso perder cómo se elaboraba el pil pil de las cocochas.
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«Tiene un saque espectacular», contó Dacosta en Esquire, ya que disfrutó cada uno de los diez platos y cuatro entrantes que le sirvieron, mientras mojaba pan. «Y eso que a primera hora se había comido unos huevos Benedictine para desayunar». Por la noche, después del menú impagable, bajó a cenar al Deesa, el restaurante de Dacosta en el Ritz que acaba de recibir una estrella Michelin en su primer año de apertura.
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