Catas, cenas y fiestas para celebrar la fiesta de la gastronomía en Valencia

Durante estas semanas, no hemos dado para eventos. Los del programa oficial y los del circuito oficioso. Quien se pregunte el porqué, solo debe seguir el halo de luz morado. La gala The World's 50 Best Restaurants (Los 50 mejores restaurantes del mundo) se celebra este martes por la noche, por primera vez en la historia, en la ciudad de Valencia. Que ya seamos unos expertos en las grandes citas gastronómicas -que si Michelin, que si Repsol-, no implica que no sintamos nervios en el estómago al entrar en el auditorio. Porque se despliega la alfombra y desfilan las celebridades del sector, que esta vez son de talla mundial. Y porque además -sobre todo por esto- la cita genera riqueza en el tejido local.

Digamos que Valencia, ahora mismo, hoy más que nunca, tiene todos los focos. Desde luego, en lo que al sector gastronómico se refiere, es el epicentro mundial. Y lo lleva siendo desde hace unos días, porque todos los saraos son aquí; cenas, comidas y jaranas varias. Cocineros, sumilleres o restauradores chocan codos con periodistas, 'influencers' y demás agentes, venidos de los confines, para elevar el murmullo de nuestras calles. Y mientras conocen nuestras costumbres, nos dejan parte de las suyas, haciendo que nos abramos al mundo en direcciones insospechadas. No solo nos referimos al programa oficial, gestado por la organización británica, en connivencia con Visit Valencia; qué va.

A la rueda de prensa de bienvenida y las charlas gastronómicas #50BestTalks, que están sucediendo desde el lunes en la Marina de Valencia, se suman los encuentros de los chefs en el palacio de la Exposición y las citas educacionales en La Petxina. La velada principal, que es la de este martes, incluye ceremonia, ponencia del número uno y fiesta en Umbracle. Si bien el mismo lunes ya hubo quien empezó a acelerar los motores, tal vez en la Chefs Feast de San Pellegrino en el Club Alatí, o en la exclusiva Villa Mare de Gin Mare en la Patacona. Las dos firmas, patrocinadoras del evento, atrajeron público internacional, nacional y local para disfrutar de la coctelería de Paradiso y Locale, y la gastronomía de Fierro y Atomix.

Paralelamente, el mismo lunes sucedía una cata de gran nivel. Paz Levinson, al frente de Argentina Reloaded, traía la gira que une los vinos más innovadores de Argentina con los consumidores de todo el mundo. El restaurante Doña Petrona acogió la degustación para profesionales, con más de 40 etiquetas del país americano. Pero Levinson también tuvo presencia durante el almuerzo que Carito Lourenço y Germán Carrizo ofrecieron en Fierro, a seis manos con el chef internacional Mauro Colagreco. Este miércoles, hará lo propio con Agustín Balbi, procedente de Ando (Hong Kong), que cocina en La Perfumería.

La cena de Mauro se incluía, por cierto, dentro de las 50 Best Signature Sessions. Una serie de comidas y cenas a cuatro manos repartidas por distintos restaurantes de la ciudad, para unir los recetarios de chefs locales e internacionales. En concreto, Bernd Knöller, de Riff, junto Heinz Reitbauer y su esposa Birgit, de Steirereck (Viena); Janaina y Jefferson Rueda, del restaurante carioca A Casa do Porco, junto a Vicky Sevilla, en Arrels; o Alain Ducasse y Jean-Philippe Blondet, del hotel londinense Dorchester, nada menos que en La Salita, de Begoña Rodrigo. Las Signature Sessions se cerrarán con la cena del miércoles, que hermanará al italiano Riccardo Camanini y el valenciano Ricard Camarena.

En este agitado programa en torno a la ceremonia, Begoña Rodrigo ha sido anfitriona por partida doble. El domingo, la chef inauguró el programa oficial celebrando la Welcome Dinner con otras dos grandes figuras internacionales: Elena Reygadas -Mejor Chef Mujer Mujer del Año- y Pía Salazar. Y de lo primero sucedido, a lo último acontecido, que fue la noche gastronómica firmada por Conhostur, en l'Albufera. Porque también tocaba hacer valer lo nuestro, estuvo dedicada a la obra de Blasco Ibáñez, incluyó teatralización frente a la barraca, paseo en barca por el lago y la puesta de sol al son de la 'muixeranga'… Lo dicho, han sido días para abrirnos al mundo, pero también para que el mundo se abra a lo nuestro.

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