Llega el albariño valenciano de la mano de Hispano+Suizas

Gran parte de los albariños gallegos son exportados a los Estados Unidos, de ahí que viticultores franceses y neozelandeses viendo el éxito y una oportunidad comercial, ya iniciaran el camino de la viticultura de esta variedad, en los últimos años incluso los propios californianos. El éxito y aceptación de los vinos de esta variedad es indudable, así, las Bodegas Hispano+Suizas tomaron también tempranamente la decisión de trabajar esta uva en tierras valencianas. Partían de una experiencia de éxito anterior, la viticultura de la pinot noir y la elaboración de vinos y cavas de calidad a partir de sus mostos con sus referencias Bassus y Tantum Ergo respectivamente. Desde sus comienzos, la bodega ha plantado distintas variedades para ir viendo su evolución y aclimatación a los suelos, humedad, latitud y temperaturas de Requena. Tras diversas vinificaciones y ensamblajes, Rafa Navarro responsable de las viñas y Pablo Ossorio en la parte enológica, han ido descartando algunas y tomando decisiones con otras. Fruto de esta dedicación, la pasada semana se presentó ante la prensa especializada y en el Hotel Las Arenas de Valencia la primera añada del albariño valenciano. Se llama Finca Casa Julia y está amparado por la DOP Valencia.

Primer albariño mediterráneo

Desde la bodega afirman que el cambio climático juega a favor de los viñedos de Requena y, muy en concreto, con las posibilidades de este albariño mediterráneo. Pablo Ossorio, buen conocedor del albariño por su experiencia en el sector en Galicia, explicó cómo se ha adaptado al terruño de Hispano+Suizas de una forma tan peculiar: “Se ha obtenido un albariño de corte diferenciado y con personalidad propia. Es un blanco moderno, aromático, fresco, complejo y longevo gracias a su fermentación en barrica y crianza en depósitos esféricos de cemento. Es una vieja intuición que compartíamos Rafa Navarro y yo, que el albariño podía hacer grandes vinos en Valencia, por eso hoy estamos tan contentos de presentaros Finca Casa Julia, porque el esfuerzo ha merecido la pena”.

La realidad es que de un noroeste español, de clima húmedo y con el Atlántico a las puertas, se pasa a un albariño de altura, cultivado a unos 750 metros de altitud en la meseta de Requena y con la influencia del Mediterráneo a poco más de 50 kilómetros en línea recta. Otra parte a tener en cuenta es la reciente decisión de la DOP Valencia de permitir el albariño en su línea de apostar por vinos de calidad y de futuro, vía aprovechada y estrenada por Hispano+Suizas en la búsqueda de un vino blanco moderno. El cambio climático está llevando a las variedades autóctonas a elevar su Ph, que con la falta de ácido málico dejan a los vinos sin frescura. El albariño entra bien en este juego en el clima de Requena, que combinado con un cultivo adaptado al suelo calizo arcilloso de la zona y una producción baja, se convierte en un aliado prodigioso. Según señala Pablo Ossorio, el mercado demanda blancos aromáticos de calidad, donde la frescura y la acidez se conjuguen bien para dar singularidad y longevidad a unos vinos complejos y de largo recorrido en botella pudiendo convertirse en un vino blanco de guarda. En el Finca Casa Julia 2020, blanco joven fermentado en barricas de 400 litros nuevas de roble y mantenido con sus propias lías en depósitos esféricos de cemento, vamos a encontrar amplio espectro de aromas, frutalidad y frescura a raudales, además de una acidez excelentemente compensada, con cuerpo y larga vida gracias a la integración de la madera y la crianza en sus lías.