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Si alimenta más la comida que la lectura, eso no hay modo de saberlo. Diríamos una cosa frente a la torrija de Arzábal, y otra ... entre los párrafos de DeVigan. Tampoco es que haya que elegir -cucharilla por aquí, Cortázar por allá-. Los amantes de los placeres mundanos aprecian por igual el aroma de las páginas que la caligrafía de la receta. Y así es como el Día del Libro, que en realidad es el día del amor, se devora entre rosas y vinos. Todo va de lo mismo: de hacer la vida un poquito más ligera, y a la vez, un poquito más intensa, porque ningún integrante de la siguiente lista se conformaría con lo uno sin lo otro.
A continuación, hablamos con buenos lectores de Valencia -porque cuando uno es lector, lo es ante todo lo demás-. Acaso también escritores, libreros, periodistas o gastrónomos; pero esos apelativos ya vienen después. Hay riquezas que están dispuestos a compartir, como algunos títulos relacionados con el ámbito de la gastronomía, ya sea tema central o transversal. Tanto vale un recetario que un relato con evocadoras magdalenas de por medio. Lo fundamental es que todos estos libros alimentan por dentro, y eso nos vendrá bien el próximo domingo, cuando habrá tiempo para ferias, digestiones y siestas.
Aquí la minuta para elaborar el menú definitivo de cualquier estantería sibarita.
'Biografía del hambre', de Amélie Nothomb (2004)
El primer tomo corresponde a la Jefa de Cultura de LAS PROVINCIAS, Carmen Velasco, quien enuncia unas palabras de la obra. »Adorar el alcohol no me impedía venerar el agua. El agua iba dirigida a una sed distinta a la del alcohol: mientras este último apelaba a mi necesidad de ardor, de guerra, de baile, de sensaciones fuertes, el agua, en cambio, le murmuraba alocadas promesas al desierto ancestral contenido en mi garganta». Queda clara la voluntad de Nothomb: «No prescindir de nada, porque el apetito no es excluyente, sino que depende de la situación». Explica Velasco que este libro «va de devorar los días, de comerse las palabras, de digerir los malos momentos, de sentir voracidad por la cultura... Comer, alimentarse y beber son verbos indisociables de vivir, de estar viviendo, de estar vivas. Más apología sana del disfrute y menos placeres culpables».
'La hermandad de la uva', de John Fante (1977)
«No es un libro de cocina, pero está trufado de la mejor gastronomía italiana». Al habla, Andrea Moliner, escritora, crítica literaria y colaboradora de Cartelera Turia: «Recuerdo especialmente las berenjenas rellenas de ricotta que preparara la madre del protagonista. Podía percibir el sabor del queso en mi paladar». Así sucede en infinidad de obras, que nos hacen venerar la gastronomía, porque si bien no constituye el eje de la trama, siempre ayuda a contextualizar y a dotar de realismo. «En este caso, Fante quería retratar las costumbres de la comunidad italoamericana, de la que bebió mucho por sus propios orígenes», añade, y qué mejor aroma que el proveniente del plato de la madre.
'La Cantina de Medianoche', de Yaro Abe (2019)
Los amantes de la novela gráfica encuentran refugio en Bartleby, librería del barrio de Ruzafa con una gran selección, de la que se responsabiliza David Brieva. A nadie extraña su recomendación: un manga gastronómico de varios volúmenes, editado por Astiberri y adaptado como serie en Netflix. «Las historias de 'Midnight Diner: Tokyo Stories' enarbolan el valor social y el impacto emocional de la cocina a través de las vidas de los personajes», explica. El espacio es el protagonista: una cantina que abre a partir de la medianoche, cuyo propietario prepara los platos al gusto del comensal. «Pero por este escenario desfilan maravillosos personajes, compartiendo historias personales y reacciones ante cuestiones vitales, como el amor, la pérdida o la esperanza. Siempre vinculándolas a los platos que degustan», nos resume. Y una vez más, comer siempre es más que comer.
'No todo el mundo', de Marta Jiménez Serrano (2023)
«La gente normal se alimenta de comida. Yo, también. Pero todos necesitamos historias que nos nutran el alma, y ahí entra esta obra», expone Álex Serrano, periodista de esta casa y escritor por fiereza. Apela a una colección de relatos sobre el amor, donde la comida también está muy presente. «Sobre todo en ese magistral 'Filmín', donde una señora mayor recibe en casa a su familia y hace una revelación en torno a una paella. Le cuesta, porque en la mesa demasiadas veces pasan desapercibidas algunas cuestiones, sobre todo si es una mujer quien tiene que ponerlas sobre el mantel», detalla. También en otros relatos, como 'Qué bien que existe Leonor' o 'Un novio que tuve', las relaciones se tejen en torno a platos y copas, «que es donde, en realidad, mejor se imbrican», considera.
'Esmorzars valencians', de Vicent Marco (2022)
Cabe suponer que si Kike Parra y Bárbara Blasco han invitado a escribir a media ciudad, pueden hacer lo propio con la lectura. Los fundadores de la escuela Selecta Escritura, de nuevo en el barrio de Ruzafa, son amantes de la buena mesa y no se resisten al coqueteo costumbrista. De ahí, su devoción por el esmorzaret. «Vicent Marco ha conseguido que tenga su libro siempre a la vista, muy a mano», admite Kike, que se alegra el día con abrirlo, porque le dan ganas de comer. «O de salir a uno de los bares de los que habla. Incluso de pensar, pues hoy preparo este bocata en casa», reconoce. Se trata de una guía lúdica con lugares recomendables para apurar el bocadillo, e incluye textos de gente cercana a Marco, devota del esmorzar cotidiano «Muy recomendable, sobre todo si queremos disfrutar de la comida y la vida, en el sentido más sencillo de la expresión», afirma.
'Les Dîners de Gala' y 'Les Vins de Gala', de Salvador Dalí (2016)
Al preguntarle a Sara Folgado por qué Raro era tan raro, la jefa de sala del restaurante nos remitió a estas dos obras editadas por Taschen, que recogen buena parte del delirio de Dalí en torno a su musa, Gala. «Imaginación y excentricismo en cada página», asegura Folgado, quien quedó imputada tras la lectura: «De hecho, las imágenes que acompañan a los textos nos inspiraron para los murales de Raro». El primer volumen recoge los menús que servía la pareja artística durante sus famosas cenas, tan extravagantes como ellos, presentando ingredientes y recetas muy poco convencionales. «En el segundo, se recoge su peculiar manera de comprender y percibir los vinos, clasificándolos de una forma muy personal», explica, y cita textualmente: «Un verdadero entendido no bebe vino, saborea sus secretos«.
'Una escritora en la cocina', de Laurie Colwin (1988)
«De noche, algunos cuentan ovejas y otros leen novelas de misterio. Yo me tumbo en la cama y me pongo a pensar en comida». Me permito una recomendación en primera persona. Para ser sincera, el primer motivo por el que arranqué esta obra del estante de Bangarang, mi librería de cabecera -todo el mundo tiene una, aunque no lo sepa-, fue el prólogo de Milena Busquets. Luego avisté el capítulo 'Aleta de ternera rellena. Una mala idea', y se obró la compra. Publicado en 1988, estamos fundamentalmente ante un libro de anécdotas, a medio camino entre las memorias y el recetario. Sin embargo, ofrece consejos atemporales para problemas universales, que van desde cocinar para invitados tiquismiquis a sacarle partido a una berenjena. Literatura sin alardes, lo nunca visto.
'Delicioso', de Mónica Sánchez y Robert Dunn (2022)
El nombre de Fiona Songel siempre seguirá casado, en esta endogámica ciudad, a la librería La Primera, ahora dirigida por Olga Abad. Songel se ha convertido en editora, lo que supone que lee todavía más libros. Su recomendación para el listado es una historiografía, no muy extensa, que retrata la evolución de la humanidad a través de los sabores. «Nos informa sobre lo que se fue descubriendo en cada época. Tiene toda una parte dedicada al queso, que siempre es algo positivo. Y pasa desde el origen de la cerveza a la venta de especias, con un tono muy ameno y nada académico», justifica su respuesta.
'El arte del café', de Sébastien Racineux (2022)
Es probable que The Espanista tenga la librería gastronómica más amplia de la ciudad, pero lo mejor de este singular espacio es que los tomos se pueden maridar con los productos gourmet, a cuenta de un catálogo donde prima la diversidad y la calidad. Puestos a elegir placeres mundanos, el propietario de este universo, que es el hedonista Daniel Martínez, se queda con el café. «A solas o en compañía, tomar un café representa tantas cosas… Una pausa en una día estresante, la excusa para ver a esa vieja amiga o una sobremesa que se alarga y alarga», evoca. A continuación, recomienda una obra con todo lo que hay que saber para disfrutar del café en la vida moderna: formas de preparación, sugerencias para comprarlo bien, consejos para degustar y otros datos interesantes sobre su cultivo y tueste.
'El mar, el mar', de Iris Murdoch (1978)
Vamos con quien escribe, pero también devora. Lidia Caro, autora de dos obras ('Los años que no', 'Hijas de algo'), con otra hija más en camino, opta por una novela poco actual, «porque el pensamiento de Murdoch no tiene fecha». Además, Lumen la reeditó el verano pasado. «Estamos ante una extensísima obra sobre la vida, las bajezas y los subidones de la autora. Repleta de verdades (absolutas)», introduce Caro, y a continuación recupera un pasaje: «Esta mañana, a las once, me comí tres naranjas. Hay que comer las naranjas a solas y como un festín cuando uno tiene hambre. (…). Por cierto, no tomo alimentos sólidos para desayunar, aunque respeto a quienes lo hacen (…). El café y el té chino son intolerables a la hora del desayuno (…), pero admito que esto es cuestión de gusto personal. En cambio, otros de mis puntos de vista gastronómicos están más cerca de ser verdades absolutas».
'Cocina Recreación', Fernando Huidobro (2019)
Una obra acerca de lo que engloba el mundo de la cocina, ya se relate desde la anécdota personal, o desde las citas de escritores, periodistas, cocineros y filósofos. En palabras de Jesús Amposta, sumiller del restaurante Yarza, «nos sumerge de lleno en la realidad gastronómica de este país y en todos los aspectos que concierne». Banalidades que no lo son tanto, desde la disposición del comensal al sentarse en la mesa, pasando por las modas culinarias, el papel del cocinero-empresario o los blogs gastronómicos. «Como empleado del gremio, y más concretamente como camarero, destacaría el apartado que dedica a la sala», subraya, y entonces cita a Huidobro: «Mi opinión es que falta fuelle, rebelión y empuje para renacer y adaptarse (…) Un puñado de excelentes profesionales puestos al día y con las pilas puestas, los mejores, están abanderando la ascensión tras la caída».
«Paella Lovers. Las mejores recetas», de David Montero
Escribir implica leer. Iris Montoya no solo es una responsable de prensa muy Brava, sino que acaba de publicar su segundo poemario: Sintáctica. Y si bien le gustan los platos picantes, esta vez se decanta por una obra en torno al arroz. «Antes del libro fue probar la receta. Mi historia con Ricepaella empezó en 2017, un año antes del nacimiento de esta enciclopedia llamada 'Paella Lovers'. Una mañana de octubre, David Montero -su autor-, nos cocinó una deliciosa fideuà de agua de coco y bacalao. Desde entonces, trato de hacer la mejor versión de sus recetas, porque imitarlas sería imposible», relata. Se trata de un libro sin ningún prejuicio en torno a la paella, «que incluso los más puristas podrían recomendar». Creatividad y tradición viajan por mercados y productos de todo el mundo. Tanto es así, que ella tiene un nuevo reto: «¿Mi próxima meta? Su arroz de sopa wonton».
'Confesiones de un chef', de Anthony Bourdain
Una foto de la estantería doméstica de Vicent Agudo basta para hacerse una idea de su devoción por los fogones. «Almaceno muchos libros de recetas y si tuviera que decantarme por uno, en estos momentos, sería el que ha editado Montagud sobre Luis Lera», arranca nuestro compañero, que vive entre Historias con Delantal. Consciente de que se acaba de desviar, regresa al camino con una recomendación esencial. Clásico entre los clásicos, al menos entre quienes alguna vez soñaron con ser cocineros. La obra confesional de Anthony Bourdain habla, sin tapujos, del sexo, la droga y todo lo que sucede en la trastienda de las cocinas. «Es un relato realmente adictivo, donde muestra su particular y cruda visión del sector, con un humor negro que se puede cortar a cuchillo», advierte.
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