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Abrieron en plenas Fallas, como quien se tira en paracaídas por primera vez un día de fuerte viento, pero tienen tanta experiencia volando por los ... aires que el sábado 15 de marzo, el día que al centro de Valencia las costuras se le reventaban de gente, podía uno comer unas bravas de manual, una ensaladilla rusa canónica o unas croquetas de jamón con sabor a jamón apoyado en una de las barras de Barecito, el local que el Grupo Gastroadictos -sí, los de Mistela, Cremaet, Cassalla y la Sastrería- acaba de abrir en una de las esquinas de la plaza del Ayuntamiento.
No es, por su ubicación, una plaza fácil de torear. En un lugar que rebosa turistas y viandantes a cualquier hora del día, la hostelería está copada de franquicias de comida rápida -veánse los 'burgerkings', 'fiveguys', 'tacobells' o 'popeyes'- que viven de una rápida rotación de clientes entrando y saliendo a todas horas, que luchan además por la visibilidad que aporta un gran letrero en un lugar millones de veces fotografiado. El reto no era sencillo -lo contaba uno de los socios, Rafa Recuenco, precisamente el director de Expansión- porque el objetivo es, siempre bajo la filosofía de 'dar de comer como antes', hacerlo en la plaza del Ayuntamiento a buen precio y sin que la calidad se vea mermada. Y ahí nace Barecito.
Abrieron hace una semana en el local ubicado en el bajo del Hotel Melia Plaza, el mismo que durante varios meses ocupó el pop-up del Riff, el restaurante que Bernd Knöller trasladó de forma efímera por reforma. Aunque no es un espacio demasiado grande, se beneficia de la gran cristalera donde ver y ser visto, con una terraza a la calle Cotanda y con visibles cambios en su interior, con varias barras con taburetes setenteros para comer cómodo pero a la vez que haya esa rotación deseada.
De hecho, el director de Expansión explicaba a LAS PROVINCIAS que es un modelo de bar completamente distinto a los que habían abierto estos años, sin almuerzos, pero con la cocina abierta durante todo el día para que, por qué no, los turistas puedan comerse unas bravas a las once de la mañana. En la carta, algunos clásicos del grupo, como las bravas o la ensaladilla rusa, aunque en este caso se sirve de una forma muy original, sobre una corteza. También hay albóndigas, aunque versionadas con salsa española, y aparecen nuevos platos, como los callos, las gambas a la gabardina, los champiñones con salsa mery, el carpaccio de gamba roja o unos macarrones a la boloñesa con rabo de toro.
Recuenco tiene claro que este Barecito no será el único que vea la luz en 2025. «El modelo, si todo va bien, se va a replicar», asegura uno de los socios de un grupo que, con más de trescientos empleados, pretende ir sumando aperturas hasta llegar a los 400 antes de acabar el año.
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