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Paula Bonet: «La comida es un arte profundo y placentero»

foodiematón ·

La polifacética artista se somete a nuestro cuestionario gastronómico y desvela un secreto: «En México me comía los chapulines a puñados»

belén hernández

Jueves, 16 de diciembre 2021

Paula Bonet, artista polifacética, es una reconocida fan de la gastronomía. Reciente premio Valencianos del siglo XXI, que concede LAS PROVINCIAS, aquí confiesa alguna debilidad cuando se sienta a la mesa.

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- Sus ilustraciones se pueden encontrar en restaurantes como Gastromantic, en Valencia. ¿Cuál fue ... su motivación para participar en el proyecto? 

- Hace doce años, cuando hice el mural que ahora aparece fragmentado en Gastrobar, el proyecto del restaurante no existía. La pieza forma parte de una intervención del festival Russafart. Viví muchos años en Ruzafa pero tenía mi taller en el Carmen, con lo que, al no poder abrir las puertas del estudio durante el desarrollo del festival, pensé que pintando un mural en un local del barrio, podía formar parte de él de manera natural.

 - ¿Considera la comida como un arte? 

- Sí. Por supuesto. Uno de los más profundos y placenteros.

 - ¿En algún momento un plato o un sabor le ha inspirado o podría inspirar alguna de sus obras? 

- Para el trabajo de mi última novela y de mi última exposición de pintura me inspiré en la forma, la textura y el sabor de la anguila.

- ¿Cuál es su relación sentimental con la cocina? 

- Me lleva directamente a los días más felices de mi infancia, a los ratos largos que pasaba con mi abuela materna mientras ella hacía cocas, monas, llonguets, rollitos de anís. Cocino muy poco, habitualmente lo hago cuando estoy ya en el límite, cuando necesito desaparecer y sé que he de cuidarme. Cuando era joven lo hacía si me enfadaba, para relajarme, mis compañeras del piso de estudiantes de Blasco Ibáñez no salían nunca perjudicadas si estaba enojada.

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 - ¿Qué alimento no puede faltar en su mesa? 

- Adoro las anchoas, nunca faltan en mi nevera.

 - ¿Qué sabor diría que tiene su vida actualmente?

- Dulce, con el punto de acidez justa.

- ¿Qué comida le recuerda a tu infancia? 

- Las migas, la paella valenciana, los panquemaos...

- ¿Dulce, picante o salado?

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- Salado-picante-dulce, en ese orden.

- ¿Con qué comida celebra cuando termina una de sus ilustraciones? 

- Cuando acabo de escribir me sirvo una buena copa de vino tinto. Cuando se trata de una pintura es muy probable que no consiga ingerir nada. Si hablamos de ilustraciones, puede servir casi cualquier cosa (arroz al horno, comida japonesa, una pizza diavola). Ilustrar es lo que hago con mayor facilidad, lo que menos me agota.

 - Si fuera una comida, ¿cuál sería?

- ¿Una granada?

- ¿Cuál es el sabor del amor, el de la pasión, el del odio y el del desamor?

- Ni idea. Hay veces en el que unas fresas con nata me parecen el amor y otras en las que me llevan al odio. Unas ostras chilenas pueden ser sinónimo de pasión en algunas situaciones y de desamor en otras. En un restaurante chino pegado a mi taller de pintura cocinan un pollo picante rebozado que habitualmente lo contiene todo: amor, pasión, odio y desamor. Hay, en otro restaurante cercano, un snack de remolacha, anguila y caviar que siempre me lleva al amor. Y unas gambas rojas de Denia en un restaurante del centro de Valencia que se suman al sentimiento que me genera la anguila con remolacha.

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 - ¿Qué comida no soporta? 

- Durante un tiempo, los canelones, pero hace años que los disfruto. No hay nada que no soporte. En México me comía los chapulines a puñados. Adoro comer.

 - ¿Cuál es su condimento favorito? 

- El romero.

- ¿Qué comida lee consuela en tus horas bajas? 

- El pollo al ast. Me lleva a mi infancia, a las noches frías en que mi padre salía a comprarlo y volvía perfumando la casa. Nos juntábamos los tres alrededor de la mesa del comedor -un comedor de aquellos de los años ochenta que parecían una exposición y casi nunca se usaban- y a mí me sentaban presidiéndola. Me sentía muy importante y querida, recuerdo no querer que la cena se acabara. También me llevan a otro lugar importante, al Taller 99 de Santiago de Chile y a la grabadora y pintora Roser Bru, a ella también le encantaba el pollo al ast, y cuando llegaba los martes y venía al taller, pedíamos su plato favorito y lo compartíamos seguido de innumerables dulces.

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- ¿Qué nota se pone como cocinera? 

- Un cuatro, siendo muy generosa.

- ¿Y como comensal? 

- Como comensal me pongo un diez. Suele gustarme todo, y al mismo tiempo soy muy exigente.

- ¿Prefiere el desayuno, la comida o la cena?

- Habitualmente prefiero los desayunos y las cenas. Los desayunos forman parte de ese ritual íntimo en el que ordeno el día y mis ideas, pueden alargarse horas, tanto si estoy en casa como si no. Las cenas las disfruto siempre, sobre todo si las comparto con mis personas queridas y hay un buen vino tinto en la mesa.

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