Crema de calabaza y zanahoria, para rebañar el plato en la comida o cena

La cuchara siempre es sinónimo de disfrutar. Una comida o una cena es distinta si se puede rebañar el plato cucharada a cucharada. Y, para ello, las cremas de verduras caseras son un excelente aliado, ya que son sencillas de cocinar, aportan un buen número de nutrientes que nos mantienen en la buena línea de la alimentación y, además, están para chuparse los dedos. Ejemplo de todo ello es la crema de calabaza y zanahoria que propone la chef, estilista culinaria y escritora Bárbara Amorós. Una receta sana y equilibrada, impulsada por Clínicas Biomédicas Ascires.

Esta crema de calabaza y zanahoria necesita para cuatro personas una calabaza tipo cacahuete, zanahorias, nabo Daikon –aunque se podría sustituir por un nabo normal–, jengibre, cúrcuma, aceite oliva virgen extra, caldo vegetal –que se puede cambiar por agua–, y sal, además de ingredientes para su presentación a modo de 'topping' como, por ejemplo, bayas de Goji, queso feta tomillo o nueces pecán.

Es una crema perfecta para despedir el invierno y prepararnos para la primavera gracias a la calabaza y zanahoria ricas en betacarotenos, cuyas propiedades ayudan a preparar la piel para el bronceado, retrasan el envejecimiento y mejoran la elasticidad de la piel. Por su parte, el nabo blanco es depurativo y antiséptico.

Además, ayuda al sistema inmunitario por la presencia del tomillo y de las bayas de goji, fruto de la cocina tradicional asiática y una fuente de vitamina C extraordinaria. El punto proteico lo obtenemos del queso feta, que es rico en vitaminas, minerales y abundante en probióticos, lo que nos ayuda a mejorar la flora y, por lo tanto, a mejorar el sistema inmune.

Clínicas Biomédicas Ascires propone en esta ocasión una crema de calabaza y zanahoria que es perfecta para mantener al día nuestro sistema inmunitario. De hecho, la calabaza aporta un refuerzo natural a nuestras defensas y es un potente antioxidante gracias a su combinación de minerales y vitaminas. Además, cuida el sistema cardiovascular, ayudando a combatir la hipertensión arterial y a mantener un nivel adecuado de colesterol. Y, por si fuera poco, es buena para el aparato digestivo –está indicada para combatir la gastritis, la úlcera gastroduodenal o el estreñimiento–, la salud ocular –ayuda a prevenir cataratas, fotofobia o ceguera nocturna–, y los riñones.

La zanahoria contiene una cantidad notable de vitamina A, que contribuye al mantenimiento de la visión, la piel y las mucosas en condiciones normales, además de otras vitaminas como la C y la B6 y minerales como hierro, yodo y potasio. También es rico en vitamina C el nabo, que es una gran fuente de fibra, ácido fólico, calcio y provitamina A, por lo que es ideal para el buen funcionamiento general del organismo y para frenar el envejecimiento.

El jengibre aporta a la receta propiedades inmunitarias, ya que ayuda a combatir gérmenes y varias enfermedades, además de ser un potente antiinflamatorio. Característica, esta última, que comparte con la cúrcuma, que se ha usado tradicionalmente para el tratamiento de inflamaciones, enfermedades de la piel, dolencias digestivas o problemas hepáticos leves.

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