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Cuando llega el mes de marzo es casi imposible resistirse al fragor y los aromas que emanan de las churrerías que emergen por todos los ... rincones de la ciudad tentando nuestra voluntad. Si uno ostenta algún tipo de restricción o intolerancia alimentaria o simplemente se está cuidando, pasar por delante de estos puestos y no picar se convierte en tarea hercúlea. Por ello, y con el fin de apoyar los hábitos de los lectores interesados, me pongo en contacto con Patricia Restrepo, fundadora y directora del Instituto Macrobiótico de España, para que me guíe en el sendero del buñuelo saludable, si es que existe.
Patricia inicia la entrevista declarando su amor por las Fallas, unas fiestas que para ella tienen un origen maravilloso y espiritual que reside en la idea de quemar todo lo que no servía del año anterior. «Lo que pasa es que han derivado en lo rápido, en lo químico, creo que las fallas deberían haber continuado haciéndose en madera. A nivel social son un momento de salir, de relacionarse, de quitar la tensión que nos ha podido generar el invierno. Sin ser valenciana escucho la mascletà y me emociono, los castillos me parecen bellísimos», explica.
Pero, ¿qué hay de los buñuelos y el chocolate? Le interrogo centrada ya en materia. Para Patricia, tanto el chocolate como los buñuelos forman parte de una cultura valenciana que hay que honrar, pero cree que deberíamos ser fieles a la tradición y prepararlos como se hacían originalmente. «Hace no tanto, unos 30 años, se hacían muchas recetas con calabaza como el arnadí, la crema de calabaza o el arrope, las personas estábamos más conectadas a lo que pasaba en la naturaleza por lo tanto, como en esta época del año había muchas calabazas, los buñuelos se hacían con ellas como algo festivo», afirma.
El chocolate, una importación de América, también se tomaba para acompañar las celebraciones y, en combinación con el buñuelo, era la forma más equilibrada de tomar esos dos alimentos juntos. Pero ahora, tal y como apunta la experta en Macrobiótica, la mayoría de buñuelos de calabaza se hacen con harina, fermento químico y azúcar, quedando la proporción de calabaza como algo testimonial. «Podemos encontrar algunos sitios donde todavía se toman los buñuelos de calabaza, pequeños puestos de asociaciones de mujeres o vecinas que los hacen como toda la vida. Conozco un puesto ubicado en una perpendicular a la Plaza de la Virgen en el que los elaboran solo de calabazas y algunos los rellenan de higo».
¿Dónde comer buñuelos de calabaza? Churros numerosos sin gluten, en calle Jesús, 41; Buñuelos Bolea, en la calle Enric Navarro, 19; y Buñuelos Bienve. (frente a Heladeria Glasol, en Antiguo Reino, 22 con Pintor Salvador Abril Y dónde tomar chocolates veganos: Café Madrigal (Calle Puerto Rico, 41) y Chocolates Valor (Plaza de la Reina, 20)
Quien busca estas opciones consideradas más saludables no siempre es para cuidar la línea pues, tal y como explica Patricia, cada vez hay más problemas en el aparato digestivo, más alergias y más personas conscientes del daño que ciertos alimentos desconectados del origen provocan en su organismo. «La cocina tradicional es muy sabia, los fritos son festivos, el acto de freír es festivo y da energía. El problema es cuando uno come lo frito todos los días.
La cocina tradicional valenciana es muy rica en su origen por la proximidad de la huerta y por la proximidad del mar, es una mezcla única mediterránea y tiene una conexión directa con lo que da la tierra», relata y señala que hace tiempo que ha detectado una vuelta a la tradición y al origen, sobre todo entre gente muy joven que buscan la raíz, el centro y el equilibrio, algo que se consigue cambiando el estilo de vida. «Hemos ignorado que los seres humanos mantenemos la salud de acuerdo a lo que comemos y al estilo de vida. El desarrollo no se puede detener, pero esto combinado con una vuelta a la alimentación de antes, al ejercicio y a la naturaleza nos ayuda a mantener el equilibrio».
Para aquellos que se animen a cocinarlos en casa, Patricia ofrece una deliciosa receta muy sencilla de preparar. «El buñuelo que vamos a hacer lleva harina, pero harina de calidad, no una mezcla de preparados de harina de calabaza. Son muchos más sabrosos y más agradables y obviamente sientan mejor porque se fríen en aceite de buena calidad y no reutilizado».
Receta de buñuelos de calabaza veganos sin gluten. Ingredientes: 250 gramos de calabaza, 160 gramos de harina de arroz, una cucharita de bicarbonato de sodio, 30 ml de melaza de arroz, una pizca de sal, ralladura de naranja. Elaboración: asar la calabaza sin las pepitas. Triturar la calabaza. Añadir la ralladura de naranja. Incorporar la harina de arroz y el bicarbonato. Agregar 3 cucharadas de melaza de arroz. Amasar y dejar reposar 30 minutos. Calentar generoso aceite. Dejar caer con la mano porciones de masa en el aceite caliente y freír. Paralelamente hervir la melaza con un poco de agua hasta conseguir el punto del caramelo. Rebozar los buñuelos en la melaza.
Receta de chocolate vegano. Ingredientes para cuatro personas. 1/2 litro de bebida de avena. 4 cucharadas Cacao ecológico preferiblemente de comercio justo. Melaza de arroz al gusto. 1 cucharada de kuzu. 1 astilla de Canela. Disolver el cacao en la bebida de avena, agregar la melaza al gusto y fusionarlo con la canela durante 10 minutos, disolver una cucharada de Kuzu en agua fría y añadir al chocolate el kuzu removiendo constantemente evitando grumos.
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