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Altramuces o tramussos en vernácula valenciana. LP
Tramussos, el superalimento de la terreta
Guía almuerzos

Tramussos, el superalimento de la terreta

Chema Ferrer

Valencia

Domingo, 3 de marzo 2024, 21:07

No soy amigo de adjetivar a algún producto como superalimento, todos tienen sus características positivas, piensen si no en la simpleza del agua y lo necesaria que es para la vida, el alimento por antonomasia. Pero a lo que vamos, algo pasa con los tradicionales tramussos a la hora del almuerzo, el aperitivo o la picaeta. Parece que su consumo decrece y no porque no existan todavía productores que los ofrezcan, sino porque o bien el hostelero lo ha eliminado de su propuesta de gasto iniciador del almuerzo o directamente el buen esmorzador lo viene marginando.

El altramuz es una leguminosa, igual que garbanzos, lentejas, habichuelas o guisantes. El consumo de altramuces ha acompañado a todas las civilizaciones del Mediterráneo y en especial en la península Ibérica. El altramuz es la semilla de una planta llamada Lupinus albus. Es una semilla redondeada y chafada de color entre blanco y amarillento y tiene un sabor amargo cuando se recolecta por lo que ha de ponerse en agua, dulce o salada, para que desaparezca y trueque en más edulcorado.

Planta del altramuz LP

El alto valor nutritivo del altramuz

Las principales regiones de cultivo del altramuz blanco en España son Andalucía, Valencia, Castilla y Extremadura. En todos esos lugares adquirió variopintos nombres, como chocho, lupino, haba de lobo, alberjón o titón. Sin embargo, la producción de altramuz en España se ha reducido en las últimas décadas, y eso aún sabiendo que posee gran cantidad de proteínas y otros compuestos beneficiosos para la alimentación humana y de la ganadería.

Los nutricionistas andan poniendo en valor a los altramuces, y más aún si cabe ahora que el veganismo capta adeptos por doquier. Los altramuces son muy ricos en proteína y fibra, dos nutrientes indispensables para nuestra salud. Aporta pocas calorías y muchos nutrientes, regulando la tensión sanguínea, la presencia de grasas en sangre, cuida de la microbiota intestinal y evita los problemas diabéticos. Más claro, agua, hay que acompañar los almuerzos de tramussos, y más aún si cabe ahora que se han transformado en festines opíparos que acaban por quitarle a uno las ganas de comer a mediodía y casi hasta de cenar. Que vuelvan.

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